No, Dallas no tiene un problema de dependencia (ni de mala suerte)

Luka se luce en cada partido, pero los resultados no acompañan

Estamos, probablemente, ante la temporada de la consagración de Luka Doncic. Wonderboy se encuentra en un momento de dulce desde la temporada pasada, es ya una superestrella de pleno derecho y lo demuestra cada noche. Nadie en la liga, tan joven, ha sido capaz de firmar los números que el esloveno está firmando. Y nadie en la liga se atreve a negar que, a este nivel, es capaz de marcar una época a nivel individual, a la altura de los mejores, de los más grandes.

Sin embargo, a nivel colectivo todavía se encuentra muy lejos. Los de Carlise no han empezado bien la temporada; a día de hoy, se encuentran novenos en la Conferencia Oeste, fuera de la zona de Playoffs y con más derrotas cosechadas (10) que victorias (8) y en una situación que, si equipos como los Spurs o los Grizzlies siguen dando guerra, puede traer muchos disgustos a final de temporada.

Estos Dallas Mavericks siguen acusando la medianía del proyecto como principal escollo a la hora de destaparse definitivamente como contendiente en el Oeste, pero más allá de resultados (seguramente acaben jugando, como mínimo, el Play-In en su conferencia), la lectura que deja esto preocupa mucho más. En el corto y en el largo plazo. Puede que nos estemos olvidando de que el proyecto deportivo es casi o más importante que las exhibiciones de Luka, aunque estas se estén convirtiendo en homilía casi diaria.

A Doncic le falta un Porzingis

Ni rastro del mejor Porzingis. Fuente: Daily Knicks

Todos nos llevábamos las manos a la cabeza cuando pensábamos en el potencial ofensivo que Luka Doncic y Kristaps Porzngis podían tener cuando se anunció a finales de la 17-18 que el letón sería el elegido para acompañarle, por lo menos, en sus primeros años de carrera, pero ya son dos temporadas y todavía no hemos visto ningún destello de ser el escudero que necesita. Lesiones a parte, el que fuera jugador del Cajasol no es capaz de volver a conectar con su mejor versión, algo que resiente todo el esquema ofensivo de Carlise.

No es tanto un problema de números -20,4 puntos y 9,5 rebotes el año pasado y 19,7 puntos y 8,3 rebotes en los siete partidos que ha disputado este- como lo es de regularidad; igual que es capaz de firmar una noche galáctica de tiro, es capaz de hacer un 1/8 al día siguiente. Queda muy poco rastro, por ejemplo, de aquel manejo de balón que lo hacía un jugador absolutamente diferencial con sus 2,21 de estatura, de esa capacidad de encontrar al hombre libre desde el poste alto, o como venimos comentando, también de su eficiencia en el triple. Si bien en defensa no desentona demasiado, a pesar de que también se encuentra lejos de su mejor nivel, en ataque las sensaciones son bastante evidentes; encara mucho menos, está mucho peor posicionado y busca con mucha menos frecuencia situaciones de poste bajo, prácticamente indefendibles en su etapa en NY. Porzingis es un jugador completamente diferente al que era en la Gran Manzana, y por tanto, completamente diferente al que Cuban firmó.

Puede que las expectativas fueran muy altas para un jugador que salía de ser operado del ligamento cruzado y llegaba tras casi un año y medio apartado de las pistas, pero los Mavs no pueden permitirse mucho más tiempo sin un KP más regular. Sobre todo, desde el triple. Es vital para el sistema que Porzingis pueda ser una amenaza real desde el perímetro, y le de la vuelta al 29,5% de acierto que mantiene. Teniendo en cuenta que su estado físico aún no es el óptimo, y que por tanto tampoco se le puede pedir que asuma riesgos en el bote, sí que se le debe pedir más eficiencia mientras recupera la forma para asumir el paso adelante que se le presupone.

Secundarios de lujo, ninguno es suficiente

Probablemente, la plantilla de los Mavericks sea una de las más ricas de la liga en cuanto a secundarios se refiere. Dorian Finnie-Smith, Maxi Kleber, Jalen Brunson y James Johnson lideran una larga lista de jugadores capaces de, con un rol específico, rendir a un muy alto nivel en una franquicia seria, algo que franquicias como Philadelphia el año pasado o Denver este año no pueden decir. Sin embargo, cuesta pensar en que alguno de estos jugadores pueda ofrecer mucho más de lo que ofrecen, y dar un paso adelante.

Sobre todo, dos nombres en concreto; Josh Richardson y Tim Hardaway Jr. Si alguien tiene que ejercer el papel de tercero de a bordo, tiene que ser uno de estos dos, THJ en ataque y Richardson en defensa, porque son los dos más capacitados para ello.

A propósito del primero, es el que lo tiene más fácil de los dos para hacer su trabajo, y aunque es verdad que su importancia crece de manera exponencial, tampoco está dando el «do» de pecho (coronavirus a parte). En defensa, en teoría, es ese jugador que debe ser capaz de acompañar a Luka en el perímetro, atacar líneas de pase y mantenerse activo para que el esloveno pueda castigar después en transición, pero también le está costando encontrarse con su yo de Miami, o de los primeros meses en Philadelphia. Su volumen de tiros, además, es demasiado alto (6,3) para el acierto que puede ofrecer. Por ahora, ni la una ni la otra; 32% de acierto desde el perímetro (career low, a pesar de no haber sido un tirador demasiado fiable en sus primeros años de carrera) y 3,8 faltas por partido para un jugador que, en general, suele cometer pocos errores.

Tim Hardaway Jr, por otra parte, el mismo problema que su compañero Porzingis: la regularidad. Sólo ha sido capaz de superar los 20 puntos en una de las nueve derrotas del equipo, mientras que en las victorias, supera esa cota tres veces. En el lanzamiento, más de lo mismo; es capaz de tener una noche de 8/13, que encadenar en los últimos cinco partidos un 8/29. Su rendimiento está siendo bueno, pero Dallas necesita un poquito más. Y él puede darlo.

De pesca por Cleveland

¿Y quién puede encajar en Dallas? A bote pronto, se nos vienen dos nombres a la cabeza, los dos pertenecientes a una franquicia que está buscando activamente moverse en el mercado; Kevin Love y Andre Drummond. A Kevin Love ya se le ha relacionado con anterioridad con los Mavericks, mientras que los rumores de Andre Drummond son más recientes, tras la llegada de Jarrett Allen a Ohio. La cuestión es que cualquiera de los dos haría un buen fit con Porzingis, que es la historia de todo esto. El del pívot sería el de catalizador interior que liberara a KP de esa carga interior que nunca le ha hecho sentir demasiado cómodo, mientras que Love sería otra ala abierta más para Luka Doncic, además de que desestresaría mucho al letón también por su capacidad reboteadora. En las dos fórmulas, Porzingis ejecutaría el papel de intimidador en defensa.

Kevin Love como desatascador ofensivo en Dallas. Fuente: King James Gospel

Otro de los jugadores más interesantes que hay ahora mismo en el mercado es Jamal Crawford, y en Dallas tampoco iría mal. Un anotador puro exterior para acompañar al backcourt para descargar de balón a Doncic (al más puro estilo LeBron James) que pudiera sacar el pecho en situaciones comprometidas en ataque y servir como complemento y sustento de puntos en aquellas noches en las que KP o THJ vayan más cortos de acierto. El único riesgo de esta operación sería Sean Marks y los Nets, con lo que el factor tiempo pasa a ser clave.

Hace falta talento bruto y un ancla defensiva exterior. Ahora mismo hay pocas en el mercado, las opciones más interesantes son Andre Roberson, con mucha incertidumbre acerca de su estado físico (en condiciones normales debería haber firmado con algún equipo), y CJ Miles, al que también se echa en falta en la liga. Thabo Sefolosha es otra opción, pero todo indica a que su tiempo en la NBA ya ha llegado a su fin.


No, Dallas no tiene un problema de dependencia. Dallas lo que tiene es un problema de confección de plantilla, al menos si el objetivo es asaltar el Oeste. Luka (todavía) no está del todo bien rodeado, y se está viendo en este inicio de temporada.

No es demasiado tarde aún para empezar a hacer cambios, pero el tiempo ya empieza a correr a la contra en el condado de Texas. Quizás la solución requiera algo de movimiento.