Las decisiones más difíciles de Boston

Ainge tendrá que ver si apuesta a la continuidad o al desarrollo

Fuente: Wikipedia (CC)
Fuente: Wikipedia (CC)

Los Boston Celtics están atravesando su mejor año desde el desmembramiento del big three, allá por el año 2013. Se puede hablar de una reconstrucción modélica, en la que el conjunto de Massachusetts solo necesitó un par de años para volver a ser competitivo y codearse con «la élite» de su conferencia. Pero este verano puede ser el más complicado en mucho tiempo para el General Manager del “gatillo fácil”, con un equipo plagado de expirings, rondas de draft con fecha de caducidad y un plantel joven con contratos a largo plazo e incertidumbre de evolución o capacidad competitiva.

Se podría decir que los orgullosos verdes se encuentran ante la encrucijada, y que varias de las decisiones que se tomen este verano, pueden llevar a potenciar a un equipo ya de por sí competitivo, a pelear por el anillo o por lo contrario, derrumbar lo que se construyó, apostando a cuestiones que no están para nada claras y que pueden ser de alto riesgo, haciendo tambalear lo que parece ser la progresión natural hacia la creme dela creme de la liga.

Pongamos en claro la situación que afrontaran Stevens y Ainge una vez terminada la temporada 2015-16: el plantel vigente hasta el momento solo tiene garantizados los contratos de Isaiah Thomas, Avery Bradley, Jae Crowder, Marcus Smart y Kelly Olynyk de los habituales en la rotación utilizada por el entrenador. Jared Sullinger, Tyler Zeller y Evan Turner son agentes libres, sumados a los contratos revocables de Amir Johnson y Jonas Jerebko. Si sacamos de la ecuación a Jordan Mickey, Terry Rozier, R.J Hunter y James Young que no tienen minutos, estamos ante la posibilidad de que el plantel se desarme casi por completo mas allá de que piezas fundamentales seguirían en un sistema tan coral como el de estos Celtics, el riesgo es muy grande.

La importancia de los jugadores que terminan su vínculo no son nimiedades y aquí lo delicado de la situación: Jared Sullinger es el mejor reboteador del equipo, con 8.8 por juego y titular desde hace 3 años. Más allá de sus problemas de peso y la alerta de su espalda, es un jugador que tiene su importancia dentro de la estructura montada por Stevens.

Si no se decide continuar ligado con el ex Ohio State, la falta de rebote en un equipo que le cuesta horrores conseguirlos será un tema delicado de afrontar, ya que no hay muchos agentes libres en el mercado que suplan esta característica y que a su vez aporten en el aro contrario como hace Sully.

Más importante aún en la mecánica estructural del coach es Evan Turner quien, junto con Thomas, son los que más peso específico tienen en ataque y los encargados de crear juego y abrir camino a sus compañeros. “The President” se convirtió en el soldado más fiel a Stevens, se podría decir que es su Sargento dentro del campo y aquel que mejor interpreta el estilo de lectura y ejecución. El nivel de influencia de Turner es invaluable, teniendo en cuenta que asume las responsabilidades en ataque de la segunda unidad, alimenta a sus compañeros, hace mover el circuito ofensivo y aporta su granito de arena en defensa (por lejos su mejor año en este apartado).

El problema al momento de analizar su situación contractual, es que puede estar tapando la progresión de Marcus Smart como playmaker, ya que el ex Sixers necesita del balón para hacer su juego, y sabemos que off ball, no produce ni por asomo lo que hace con el útil en sus manos debido a su carencia de tiro exterior. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿Marcus Smart está capacitado para comandar la segunda unidad, hacer partícipe a sus compañeros del circuito ofensivo y tomar las responsabilidades que asume generalmente Turner? Una pregunta muy difícil de contestar, de momento en que siempre Turner fue el que llevó el peso específico, la decisión de renovarle o no, puede implicar el golpe más duro al engranaje de juego de la maquinaria verde, es la decisión más complicada que tiene Ainge este verano y que más impacto puede llegar a tener en el futuro competitivo del equipo.

Tyler Zeller es el único pívot natural del roster bostoniano, ha sido más que una buena sorpresa para todos, aportando siempre su granito de arena en los dos costados de la cancha, y ha dejado claro que es un muy buen back up para un center titular.

Su renovación está supeditada al nivel de negociación de Ainge y a las pretensiones del ex North Carolina, que ya rechazó una oferta de extensión a mitad de año para poder salir a la agencia libre. La pérdida del siete pies, puede no ser un tema menor, teniendo en cuenta su versatilidad, algo que a Stevens le parece fundamental al momento de buscar un jugador.

Ya de por sí es preocupante el tema de los contratos que se terminan este año, el draft trae consigo 8 elecciones para los de Massachusetts las cuales por el momento son: (4, 18, 23, 31, 35, 47, 52, 58). Ainge durante los últimos años fue cambiando activos por rondas que se fueron acumulando y que deben efectivizarse en su mayoría este año. El inconveniente radica en que ya el plantel tiene 3 contratos rookies y dos jugadores de segundo año, lo que le imposibilita hacer efectiva todas las que posee para el próximo si no quiere volver a pulular por el fondo del Este.

Todo el mundo sabe que los Celtics tienen muchas elecciones y que no las pueden usufructuar, por lo que las posibilidades de negociación se acortan a: traspasar algunas por rondas futuras (cambiar dos de este, por una del año que viene), ir hacia adelante (ofreciendo mucho más de lo común) o draftear jugadores que estén en el extranjero y dejarlos formarse en sus ligas originarias, también se podría ir hacia atrás para tomar algún jugador que interese más que lo disponible, y por último, la posibilidad más deseada (y la única en la que los verdes tuviesen «la sartén por el mango» y la menos probable), tener mucha suerte en la lotería (generalmente la suerte irlandesa hace lo suyo) y utilizar ese pick de Nets para traer un jugador ya formado y que de el salto esperado para volverse contender. Para ello se necesitaría de la elección uno o la dos, algo muy poco probable.

Ninguna, salvo la posibilidad de obtener un sorteo favorable es una buena noticia para los Boston Celtics. El general manager, al acumular tantas rondas, simplemente limitó su poder de maniobra ante competidores que saben que pueden pedirle más a él que a otros. El momento de la verdad es este verano, con una agencia libre en la que todos disponen de dinero (por el aumento del contrato televisivo) y con pocos jugadores que posibiliten dar el salto deseado (muchas cañas en el río y pocos peces gordos) la coyuntura no ha ayudado a Ainge, que tendrá que valerse de toda su astucia, tener suerte y tomar las decisiones correctas. No es una tarea fácil y tendrá que estar mas fino que nunca, para sacar la mejor partida de todo lo que se tiene.