Movistar Estudiantes, problemas internos

La rotación interior no funciona

 

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Cuando llegado el verano Movistar Estudiantes depositó su confianza en Willy Villar, muchos -casi todos- fueron los aficionados del conjunto del Ramiro que celebraron la operación, el mal hallado Eduardo Pascual dejaba hueco en la dirección deportiva a uno de los pesos pesados en nuestro país en este apartado, la oscuridad en los fichajes en la que se había movido Estudiantes dejaba paso a la luz del descubridor de Antetokoumpo. Parecía un acierto.

Transcurría el verano y el aficionado de Movistar Estudiantes vio como Fran Guerra, producto de la cantera, hacía las maletas para buscar mejores vivencias en Ourense, donde está destacando como uno de los mejores pivots en LEB Oro; llegaron los fichajes de Goran Suton, Sitapha Savané y Alí Traoré, el francés llegaba con la misión de ser el hombre de referencia en la zona, un jugador contrastado, con experiencia en Euroliga, nadie dudaba del acierto que suponía la incoporación del jugador de origen africano. A última hora, y con la misión de echar un cable en pretemporada, llegó Dylan Page, que terminó haciéndose un hueco a base de triples; y con la temporada empezada Victor Arteaga, descartado en Murcia, y al que Estudiantes ha dado una oportunidad y con el que completa el juego interior y la plantilla.

Por lo tanto, Movistar Estudiantes afronta a día de hoy la temporada con el siguiente juego interior:

  • Ala-pivot : Goran Suton y Dylan Page.
  • Pivot : Ali Traoré, Sitapaha Savané y Victor Arteaga.

EL «CUATRO», UN PROBLEMA CAPITAL.

 

Durante las última temporadas la posición de ala-pivot en Movistar Estudiantes fue un coto privado para Nacho Martín, el barcelonés se convirtió en una de las figuras del conjunto colegial, aportando puntos y más puntos por dentro y por fuera, hasta convertirse en unas de las figuras del equipo. Un jugador identificado con el club y al que la afición le guarda mucho cariño.

La salida de Nacho Martín resultó extraña, el presidente de Movistar Estudiantes llegó incluso a prácticamente anunciar su renovación, pero Nacho acabó en Andorra y los colegiales pateando el mercado. En su lugar y en el de Juancho terminaron llegando Goran Suton y Dylan Page. Pues eso.

GORAN SUTON. El croata llegó a Estudiantes después de dos años a las órdenes de Maldonado, un buen jugador, capaz de rebotear, anotar y consistente en defensa, o eso esperaban en Madrid. Lo cierto es que Suton ha bajado notablemente sus números con respecto a los de los últimos años, llegando a desesperar a la afición estudiantil.

Sus 9 puntos -con un gran 57% en tiros de dos-, 5.6 rebotes y 8.8 de valoración, se han visto reducidos a 5.5 puntos -con un flojo 43% en tiros de dos-, 4.6rebotes y 5.3 de valoración. Unos números muy pobres para el que partía como cuatro titular del equipo.

DYLAN PAGE. Un jugador que estaba casi retirado, que llegó a Movistar Estudiantes para ayudar en pretemporada, que gracias única y exclusivamente a sus triples se hizo con un hueco en la rotación, y que ocupa la única plaza de extracomunitario gastada por el conjunto ramireño.

A sus 34 años, y con la temporada en velocidad de crucero, Dylan Page se está pasando más tiempo en la enfermería que en el cancha -no jugará en Manresa por lumbalgia- , y no mete un triple ni en una piscina, prueba de ello es su errático 34% de acierto, con una racha de 6/26 en los últimos cinco encuentros que ha disputado. Y se le fichó como un tirador, insisto.

Dos jugadores con un perfil físico parecido, que sufren con cuatros móviles -prueba de ello fueron los 30 puntos de Nachbar en la primera jornada; o los 18 de Randolph; o los 16 de Jeff Brooks-, que no sacan ventaja en el poste, y que no están disfrutando de acierto desde el perímetro -29/90, o lo que es lo mismo, 32.2% de acierto-.

NI PUNTOS NI REBOTES EN LA PINTURA.

Si en la posición de ala-pivot Movistar Estudiantes está teniendo problemas, el «cinco» no iba a ser menos. Una plantilla que cuenta con la veteranía de Sitapaha Savané y la calidad de Ali Traoré, además de Victor Arteaga para sumar minutos de intensidad, no deberían ser los principales causantes de que el Estu sea el peor equipo en rebotes de la competición, con 30.7 por partido.

ALI TRAORÉ. El de Costa de Marfil llegó a Madrid para ser el líder de la zona colegial, curtido en mil batallas y con experiencia al más alto nivel, tanto con su selección nacional como a nivel de clubes. El mejor aliado para Edwin Jackson, a sus 31 años, Traoré tiene -o se supone que tiene- baloncesto en sus manos.

Llegó a Estudiantes procedente del Limoges, con quienes promedió 9.7 puntos y 4.6 rebotes para 11.2 de valoración en el campeonato doméstico. Unos números que distan una barbaridad de los 5.8 puntos, 3 rebotes y 4.5 de valoración que está firmando en este arranque liguero. Un Ali Traoré que no ha conseguido hacer olvidar a Diamon Simpson, que sin ser un jugador que marcaba la diferencia, sí se dejaba la piel en cada acción, algo que la afición estudiantil le reclama al pivot francés.

El Confidencial

SITAPHA SAVANÉ. Poco más se le puede pedir al senegalés, que, al contrario que Traore, sí se deja el alma cada minuto que está en cancha. Un jugador que aporta eficacia, y que está mejorando sus prestaciones con respecto a años pasados, ocultando los 38 años que carga sobre sus espaldas, y dejando en evidencia la parsimonia de su compañero en la zona. Taph está promediando 4.7 puntos, 3.4 rebotes y 7.2 de valoración en 18 minutos por partido.

VICTOR ARTEAGA. Un fichaje que sorprendió a propios y a extreños. El canterano madridista llegó a Estudiantes después de ser cortado en Murcia. Prácticamente inédito hasta la jornada 12, ha sido de lo mejor del equipo en los dos únicos partidos que ha tenido minutos, firmando 11 puntos, 5 rebotes y 13 de valoración en 17 minutos frente a Baskonia; y 16 puntos, 2 rebotes y 18 de valoración en 16 minutos frente a Unicaja. Dando un puñetazo sobre la mesa ante un Salva Maldonado que premió sus buenas actuaciones con 3 minutos en Manresa, ver para creer.

Lo cierto es que queda mucha Liga Endesa por delante, pero las buenas sensaciones que llegó a tener Estudiantes después de vencer al Joventut se han diluido. El equipo marcha decimocuarto, encadena tres derrotas consecutivas -una de ellas ante el colista-, tiene un agujero en la pintura y no parece tener solución si no se buscan cambios.

El equipo necesita un cuatro, de los modernos, que tire de tres y tenga físico para chocarse, que pueda correr, un cuatro de esos que tienen todos los equipos de la Liga Endesa, y ¿por qué no? un pivot que aporte algo más que intensidad, algo como puntos y rebotes, y si encima defiende, te cagas mucho mejor.