Construir los nuevos Lakers desde la defensa

deben funcionar paso a paso

Brandon Ingram Rookies
Brandon Ingram puede ser un gran defensor de garantías en el futuro. Mcdazkov (cc)

Luke Walton ha aterrizado en Los Ángeles tras una exitosa campaña como ayudante -y durante muchos partidos entrenador principal- en los Golden State Warriors, que el año pasado batieron el récord de victorias de la historia de la NBA. Un equipo, el de la bahía de San Francisco, aplaudido por su juego ofensivo y por su facilidad para anotar puntos. Casi 115 por partido. Más que nadie durante la última temporada regular. Pero el nuevo técnico angelino se ha esforzado en sus primeras semanas en pedir que no se comparen ambos equipos. Así que hablemos de los Lakers.

Es de sobra conocido que vienen de firmar su peor temporada con esas 17 victorias grabadas a fuego, pero detrás se esconden dos estadísticas que para mí no son menos importantes. A saber: nadie anotó menos puntos que ellos por partido y solo Sacramento, Philadelphia y Phoenix permitieron más a sus rivales. Dicho de otra forma, fueron el peor ataque y una de las peores defensas de la liga. Esto obliga a Walton y su equipo de ayudantes a tomar una primera decisión. ¿Diseñar un equipo que ataque el aro rival o uno que proteja la canasta propia? ¿Jugar a meter más de 110 puntos por partido o a no recibir más de 95? A priori, ambas fórmulas pueden ser válidas porque garantizan un alto porcentaje de triunfos y no deberían ser excluyentes. Pero una franquicia en el estado actual de los Lakers debe ir paso a paso. Andar antes que correr. Primero apuntalar una faceta del juego y luego mejorar la otra. Y parece que Walton tiene claro que hay que comenzar por la defensa para que acabe fluyendo el ataque.

De hecho, los dos primeros entrenamientos de pretemporada en Santa Bárbara los dedicó a trabajar casi en exclusiva los conceptos defensivos. En palabras del entrenador, es ahí donde pueden hacer mayores progresos como equipo y a la larga les permitirá correr y disfrutar en ataque. Salvando todas las distancias, es la filosofía que trajo Pablo Laso al Real Madrid y que tan excelentes resultados ha dado a los blancos.

Es de sobra conocido, sin embargo, que la defensa no suele ser el aspecto del juego preferido por los jugadores. Salvo excepciones, las estrellas de este deporte lo son por su capacidad ofensiva. Los niños quieren imitar al que anota 40 puntos, no al que más baja el culo para evitar que se los metan. Pero cuando esos niños crecen y se convierten en profesionales, tarde o temprano comprenden que no queda más remedio que sacrificarse atrás para lucir delante. Y que para eso hace falta que los cinco jugadores que comparten parqué se muevan como un solo hombre. Cualquier disonancia arruina la mejor sinfonía. En ese sentido, parece que Walton ha conseguido una primera victoria. Inculcar a sus jugadores la importancia de esforzarse en defensa. Lo demuestran las declaraciones de muchos de ellos. Los más veteranos como Huertas son los primeros que están dando ejemplo (“he trabajado este verano para mejorar en el lado defensivo de la cancha”), pero también algunos de los jóvenes están convencidos. Durante el reciente Media Day, Jordan Clarkson aseguraba que “lo primero es defender. El año pasado estuvimos horribles. Di asco en defensa. Este verano he trabajado en ello y quiero demostrar mi mejoría”.

También Ivica Zubac, llamado a ser un cerrojo con sus tapones, explicaba que “lo que más tengo que aportar es la defensa. No importa lo que haga en ataque” Y el de Mostar apuntaba al que quiere que sea su referente en este aspecto: Timofey Mozgov. En el espejo del ruso también quiere mirarse Larry Nance Jr. “Quiero ser un gran jugador defensivo y Mozgov puede ayudarme”, decía en la puesta de largo de la temporada. El propio Walton ha alabado el trabajo defensivo de Brandon Ingram en los primeros entrenamientos, y es de sobra conocido que Calderón, Randle, Black e incluso Deng pueden aportar en esa faceta.

Si, como comentaba en el anterior artículo, Walton está más preocupado por mejorar el juego del equipo que del número de victorias a final de año, el rendimiento defensivo puede ser un buen indicador. En este sentido, me congratula leer a Mitch Kupchak decir que quiere un equipo “divertido de ver, que se diviertan jugando y que a medida de la temporada avanza mejoren. Lo de ganar o perder partidos, no se puede escoger una cifra. El año pasado fueron 17 victorias, tiene que ser más que eso, pero no dos o tres partidos más” Para avanzar en ese camino, Walton ha dejado escrito en la pizarra del vestuario los cuatro elementos que la plantilla debe cuidar a diario para construir la identidad de este equipo: “Compete, mindfulness, compassion, joy. The new beginning”. Yo añadiría un quinto: ‘Defense’.