El discurso de Allen Iverson en su ingreso al Hall Of Fame

con uno de los mejores discursos de la historia

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Allen Iverson, con un discurso memorable en su ingreso en el Salón de la Fama. Kevin Burkett (CC)

Hace tan solo unas horas, Allen Iverson se convirtió en miembro oficial del salón de la fama junto a Shaquille O’Neal y Yao Ming, y lo hizo mediante un discurso que se recordará durante mucho, mucho tiempo, con ese desenfado tan característico del jugador. Iverson tuvo tiempo para hablar sobre todo aquello que consideró lo más importante durante su carrera, desde las personas que le apoyaron, hasta las que le criticaron, todo ello pasando por un seguido de anécdotas personales que no tienen pérdida alguna.

Larry Brown, un verdadero mentor

El discurso de Allen Iverson no pudo empezar de otra forma que hablando sobre uno de los hombres que mayor influencia tuvo en él a nivel deportivo: Larry Brown. Iverson siempre tuvo talento para el baloncesto y destacó con creces desde el principio, pero, tal y como afirmó, «cuando comencé a escucharle (Larry Brown), y a seguir sus consejos, fue entonces cuando me volví un MVP, cuando me volví un All-Star».

Iverson se mostró tremendamente agradecido por todas las críticas constructivas de Larry Brown, que le llevaron a convertirse en la leyenda que todo el mundo recordará.

Ocupar el vacío de «Dr. J»

«Tío, Dr. J, unas viejas zapatillas, grandes zapatillas, literalmente (risas). Pero llegué a Philadelphia, y tío… esas eran una grandes zapatillas que rellenar, con una talla 10. Y él siempre me mostró su apoyo durante toda mi carrera. Siempre me dio sabios consejos, es un gran, gran hombre… y también un tipo de la vieja escuela».

Estas fueron las palabras de Allen Iverson para Julius Erving, presente en el escenario mientras AI recitaba su discurso. Un discurso repleto de emoción y con un público tremendamente receptivo.

¿Baloncesto? ¡Soy un jugador de fútbol!

Tras agradecer a Larry Brown y Julius Erving, posiblemente las dos personalidades que más influyeron en su carrera como deportista, fue el turno de su madre, quien le abrió las puertas al mundo del baloncesto. Y es que cuando Allen Iverson era un crío, no quería jugar al baloncesto, sino a fútbol (americano). De sus propias palabras: «¿Baloncesto? El baloncesto es blando, yo soy un jugador de fútbol». Pero cuando finalmente (tras una enorme pataleta) acudió a un entrenamiento de baloncesto, fue amor a primera vista.

Sus hijos, el gran apoyo durante su carrera

Allen Iverson no tuvo un carrera nada fácil, a pesar de sus grandes éxitos. Criticado por muchos, y en especial los medios de comunicación, algo sobre lo que hace una clara mención, siempre tuvo algo sobre lo que apoyarse, algo que le permitía olvidarse de todos los problemas, pasara lo que pasara: sus hijos. Uno a uno, les dedicó unas pequeñas palabras, siempre dejando claro lo mucho que les quería y lo orgulloso que estaba de ellos. Y finalizó con un «gracias por ser mi muleta, os quiero mucho a todos».

La ciudad de Philadelphia

Un simple «los aficionados de Philadelphia» bastó para que el edificio se viniera abajo, y comenzaran a sonar cánticos de «MVP» desde todas y cada una de las esquinas. Destacó sobre ellos todo el apoyo que le mostraron, durante los buenos y los malos momentos, siempre estuvieron ahí para él «como se supone que los verdaderos aficionados deben hacer».

Shaq, Kobe y Lue

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Durante su discurso, también habló de tres jugadores que, de una forma u otra, marcaron su carrera. Comenzó con Shaq, diciendo lo mucho que le quería, y reconociendo que es «el hombre alto más dominante que jamás se haya visto». Kobe Bryant, «un verdadero competidor», un hombre al que respeta profundamente y al que agradeció que sacara de él todo el baloncesto que llevaba dentro. Tras el reconocimiento a las dos leyendas, comentó una graciosa anécdota con Tyronn Lue, en la que el jugador por aquel entonces de Los Angeles Lakers, durante un partido, le hacía faltas constantemente. Iverson le increpó que si para lo único que estaba en pista era para seguirle allá a donde fuera, a lo que Lue le contestó con un «Gracias».

Fin del discurso

Para finalizar el discurso, Iverson agradeció a todo el mundo que le había apoyado durante toda su carrera, todos aquellos que le habían aconsejado en algún momento de su vida. Y también tuvo especial agradecimiento «para aquellos que ya no son mis amigos». Allen Iverson no se olvidó de aquellas personas que le traicionaron en algún punto de su vida, y es que de todo en esta vida se puede sacar algo positivo.