ANÁLISIS | Kemba Waker, el Caballero Oscuro de Charlotte

Se enfrenta a la decisión más difícil de su carrera

«Si consigues ser algo más que un hombre, si te entregas a un ideal, si nadie puede detenerte… Te conviertes en algo muy diferente: en una leyenda». Casi todos nos emocionamos cuando Ra’s Al Ghul pronunciaba estas palabras a un Bruce Wayne que todavía no se había convertido en Batman durante la primera entrega de la maravillosa trilogía de Christopher Nolan. Y la frase, lejos de ser sólo un adorno baladí, tiene su parte de razón.

Kemba Walker afronta este como el verano más importante de su trayectoria deportiva hasta el momento. Debe decidir entre continuar en la franquicia que le drafteó, le convirtió en estrella y a la que él mismo se ha entregado en cuerpo y alma, o aceptar una de las ofertas que tendrá con menos ceros de manera directa en la nómina pero mayor mercado, mayor repercusión y promesas de empezar a colocar anillos en sus manos.

Gotham City

Tras ser elegido en el ya lejano draft del 2011, Charlotte se convirtió en su propia Gotham, una ciudad totalmente invadida por la miseria (deportiva). En su primer año con los, por entonces, Bobcats sólo consiguieron 7 victorias. Eso sí, fue año de lockout y hubo menos partidos, pero es claro que la franquicia estaba desesperada buscando su héroe en rondas de draft.

Así pues, tampoco Kemba Walker fue un salvador desde el primer día. Al igual que el hombre murciélago, el base tuvo que pasar muchos años preparándose para poder ser lo que hoy es.

Uno de los rasgos definitorios de Batman es precisamente haber hecho que su mayor miedo fuera compartido por sus rivales. Algo parecido a lo que sucede con Kemba, que llegó a la liga como un base eléctrico y mal tirador, sin pasar de 1,5 triples por partido en sus cuatro primeras temporadas y sin alcanzar el 34% en ninguna de ellas… y ahora mismo es el jugador que más triples ha anotado en la historia de Charlotte Hornets y este año ha sido el quinto jugador que más triples ha metido en toda la NBA.

A destacar especialmente el tiro tras bote, la modalidad más difícil en la que empezó siendo excesivamente ineficiente para transformarse en élite de la liga en este aspecto. De tener una debilidad a causar puro temor a los rivales con ella.

El paso a héroe

Fue tras un séptimo partido cuando todo se desbocó. El rival, Miami Heat, ajustició con severidad el proyecto Hornet y, aunque todavía no lo sabíamos, hirió de muerte un proyecto que nunca llegó a revivir. Así, con el dolor todavía reciente Al Jefferson, el último ídolo del pueblo, emprendió la marcha después de un año en que su nivel nos dijo que sus mejores tiempos eran pasado. Y Kemba, que ya era líder, se convirtió también en héroe.

En la Gotham original, la propia policía o ayuntamiento, instituciones corruptas en su mayoría, son las primeras en poner obstáculos al orden. En Charlotte fue la propia gerencia, en el verano que floreció la «fiebre del oro», la que hizo imposible el camino hacia el éxito. Primero, sobrepagando a jugadores que acaban contrato con el fin de tratar de mantener vivo un proyecto cuyo techo, se ha visto, era demasiado limitado. Y, segundo, con una inmovilidad exasperante esperando que las cosas se resuelvan solas cuando todo sale mal.

Así, el base natural del Bronx tuvo que empezar a luchar contra todo y contra todos. Y lo hizo. En las tres temporadas que deparan aquellos tiempos de la actualidad, Kemba ha sido las tres veces All Star y ha mejorado sus estadísticas en todos los apartados pese a disponer de un peor equipo. Por el camino, decenas de exhibiciones, jugadas, momentos mágicos y una afición entregada. Pero ni siquiera por esas ha logrado vencer su guerra y llevar a su equipo a las eliminatorias por el título. Una guerra, que más que contra sus rivales ha tenido lugar frente a Charlotte y la cantidad de zancadillas propias de las que ha sido víctima.

Su ciudad, su equipo

Y volvemos a la actualidad, al verano 2019 que puede marcar su carrera. Como decíamos se encuentra ante la decisión de renovar o marchar. Irse como héroe o continuar como leyenda. Y, por ahora, ha sido claro: quiere quedarse.

«Charlotte es, definitivamente, mi prioridad». Kemba Walker al medio The Athletic

En una entrevista a The Athletic, Walker expresaba que su primera opción en esta agencia libre es continuar con el logo de Hornets cosido al pecho. Al igual que el millonario Bruce Wayne, podría abandonar, elegir cualquier otro destino y ser feliz allí. Pero el amor que sienten por la ciudad y la responsabilidad de salvarla hacen que siempre vuelva una noche más. Batman no sería Batman sin Gotham ni sin su ideal de dar la vida por ella.

Caballero oscuro o caballero blanco

Pero, ¿quieren los ciudadanos un héroe así? El debate sobre si es bueno tener un caballero oscuro protegiendo la ciudad siempre ha estado abierto en Gotham. Batman no sigue las leyes, actúa por su propia cuenta y se caracteriza por infundir temor, algo de lo que los propios ciudadanos no escapan y que consideran que la ciudad merece un «caballero blanco» que rinda cuentas y actúe según los cánones aceptados. No consideran que Batman deba escapar impune y no están dispuestos a pagar ese precio. Así, tras ser elegido en los mejores quintetos de la temporada, los Hornets tienen la posibilidad de ofrecer un contrato súper máximo a su estrella. En total serían 221 millones por 5 años, 80 más de lo que cualquier otro equipo podría ofrecer… Y para muchos una hipoteca que haría a la franquicia cometer errores pasados.

Vayamos por partes. En el caso de que Hornets extienda esta oferta a su base, el año que viene le pagarían más de 38 millones que irían ampliándose hasta acabar cobrando más de 50 millones la temporada 2023-2024, cuando Kemba tenga 35 años y, previsiblemente, su nivel no sea el mismo. El espejo de otros bases con contratos altísimos alcanzando la treintena como Wall (lesión) o Paul (bajada de nivel) aumenta más aún las dudas acerca de si es buena idea. Además, entre la propia afición Hornet existe cierta psicosis a sobrepagar a jugadores. Teniendo en cuenta el poco atractivo que supone la franquicia para los agentes libres, durante años se ha tratado de hacer lo posible por retener a los jugadores que ya estaban en plantilla, y para ello se ha recurrido a ofrecer contratos (mucho) más altos de lo que deberían ser. Eso ha lastrado en la historia reciente cualquier intentona de reforzarse. Y, con el verano del próximo año primero, y el también el de dentro de dos marcados a fuego como el fin de la travesía del desierto salarial, muchos temen volver a caer en esos errores antes incluso de haber salido de ellos.

Sin ir más lejos, su renovación supondría, ya este año, no poder hacer frente a la de Lamb, que buscaría destino sin que la franquicia recibiera nada a cambio y después de haber mostrado, por fin, el gran jugador que lleva dentro. Apostar por él y que cuando está listo lo disfruten otros no es algo gustoso para nadie. Además, si en plena plenitud Kemba no ha logrado los Playoffs con jugadores como el propio Lamb o Marvin Williams y Batum en mejores momentos, ¿cómo lo va a conseguir ahora?

Aunque a muchos sorprenda, cada vez se oyen más voces que reniegan de su justiciero en Charlotte.

El legado

La vida solitaria de Bruce Wayne, más allá de Alfred, ha mostrado siempre una cara B en su interés por transmitir su legado a nuevas generaciones y formar a jóvenes. Durante los cómics llega a tener varios Robin como compañeros, alguno de ellos con finales trágicos o, incluso, revelándose contra el propio Batman. Situación similar a la vivida en Hornets, donde Kemba Walker ve futuro en el núcleo joven del proyecto (Bridges, Bacon, Graham, Monk…) y se muestra deseoso de guiarlos a cotas más altas. Tras su único momento de dudas en cuanto a seguir en Carolina del Norte, la irrupción de estos jóvenes en términos de minutos e importancia dio la vuelta a la situación, permitió seguir en la lucha por Playoffs y disipó las tentaciones del base de marchar. Él mismo ha declarado en alguna ocasión lo mucho que confía en estos chicos y su interés por liderarles.

Bajo su protección, se espera que alguno de ellos se convierta, por fin, en el segunda espada que la franquicia tanto anhela (más aún si se consuma la salida de Lamb). O, al menos, el encaje de esta nueva generación les haga un equipo más completo y sin esas lagunas tan importantes que ha sufrido Hornets estos años. Bridges, Bacon o Monk pueden conseguir que el sistema deje de ser deficitario en la ocupación de esquinas, la versatilidad y la defensa del triple.

Rodearse de estrellas, otra posibilidad

Sin embargo, cuando parecía que todos los caminos llevaban a su renovación, con Kemba declarando que hasta aceptaría renovar por menos del súper máximo y con Kupchak, por su parte, indicando que harán todo lo posible por retenerlo, las situación ha podido sufrir modificaciones. Por un lado, desde la franquicia han oído las voces discordantes con su continuidad y está por ver qué tipo de contrato ofrecen a su héroe.

Y, por el otro, la unión de estrellas en el cielo de Los Ángeles puede hacer tentar al base. En los Lakers, el mayor equivalente a Superman que han visto los últimos años de la NBA ha atraído a Anthony Davis para formar una pareja letal y que busca un nuevo director de orquesta. Allí Kemba encajaría como un guante, con LeBron atrayendo y dándole la posibilidad de tirar más liberado y, a la vez, pudiendo ejecutar un pick&roll absolutamente destructor con Davis. Unirse a ellos y crear una nueva Liga de la Justicia siempre es tentador. Y, por si eso no fuera suficiente también existe la posibilidad de juntarse con unicornios y el Wonder Boy en un proyecto en el que la palabra ilusionante se quedaría corta. Por el camino, Pacers o Knicks han perdido fuerza pero tampoco conviene descartarlos de la puja antes de hora.

Mientras llega el momento, a Kemba le toca decidir. Dejar su «Gotham» en manos de las nuevas generaciones a la espera de que alguien ocupe el puesto de caballero blanco y quedar en la historia como héroe o, por el contrario, continuar con su ideal y defender la ciudad cada noche. Dejar de ser justiciero y convertirse en leyenda.