ANÁLISIS | Movistar Estudiantes, orgulloso, ante el peor exámen de todos

El conjunto colegial se encuentra en una situación crítica

Sin tapujos y sin historias; el riesgo del descenso a LEB es real para Estudiantes. Es muy real. Es tan real como que Betis y Bilbao tienen dinero de sobra para subir a Liga Endesa, y Estudiantes motivos suficientes (quizás más que suficientes, aunque no está todo dicho) para acabar la temporada entre los dos últimos clasificados. El riesgo es tan real que hasta Pinone y Azofra están reconsiderando el regresar de su retiro, y el propio delfín Ramiro está entrenando tiros libres en el Magariños con Víctor Arteaga. El riesgo de descenso es tan real que asusta.

Quién lo diría en Febrero, eh. Con las victorias contra Real Madrid, Tenerife y Andorra, y lo bien que se jugaba. Quién lo diría. Bien es cierto que las lesiones no han acompañado en este tramo final de temporada, pero las sensaciones, sensaciones de plantilla desalentada por luchar, tampoco han relucido. Y es por eso que los viejos fantasmas, fantasmas que todos creíamos haber disipado las últimas temporadas, vuelven a estar más presentes que nunca. Más que nunca, porque nunca habían estado tan cerca.

Pero el que se crea que está todo dicho, y ya dejando de mostrar como si nada importara de qué pie cojeo (que hay que preservar una cierta sensación de imparcialidad, aunque sea poquita), es un iluso. La situación en Movistar Estudiantes es la más complicada de toda su historia, pero aún tienen tiempo de sobra para evitar el mal más mayor de todos. Pues si la dicha es buena, el objetivo es posible y el compromiso es del 100%, aún no se ha dicho la última palabra.

La salvación pasa, eso sí, por una serie de apuntes que deben estar desde ya en la pizarra colegial de cara a los cuatro encuentros que son de vida o muerte. Los apuntes para el peor exámen posible. El exámen del descenso. Un exámen que parecía haberse quedado en la historia de Estudiantes y al que volverán a presentarse estos próximos cuatro partidos.

La defensa. La maldita defensa

La dichosa defensa. La defensa que tanto tiempo lleva en el punto de mira. O que, mejor dicho, lleva tanto tiempo sin aparecer. Esa defensa que está poniendo contra las cuerdas al 7º mejor ataque de la liga. Esa defensa que es de necesidad pulir en detalles muy puntuales que cuestan partidos.

Desgranando el sistema, nos damos cuenta que el problema va más allá que la actitud, aunque es otra de las cosas que está fallando. Pero por mucha actitud que se imparta, si no hay método, el fracaso se contará sólo. Los errores clave son, sobre todo, los que tienen que ver con el spacing de tiro rival. Es decir, cuando el rival se abre. Si el rival se abre, lo más normal suele ser que la defensa esté perdida, sobre todo a la hora de salir a puntear tiros exteriores, sobre todo en las esquinas. Nik Caner-Medley sufre muchísimo a la hora de puntear tiros en las esquinas, Edgar Vicedo no goza de los minutos que harían que la defensa balanceara mucho mejor, y Gian Clavell sufre mucho en los desajustes, a pesar de ser un grandísimo defensor en el uno contra uno. Los aleros o los cuatros con tiro exterior acaban siempre encontrando buenas posiciones de tiro, en muchas ocasiones ante tan sólo la respuesta de Shayne Whittington, que es el único jugador que no debería puntear tiros fuera de la pintura.

Los momentos de desconexión también son otro aspecto a mejorar. Sobre todo, en la defensa del pick&roll, que es clave en Europa. Suele ir por momentos. A veces funciona gracias al «flash» de Whittington, al no ser Omar Cook un defensor de élite en estas situaciones, o porque Whittington llega bien posicionado al pívot en el roll. Pero hay muchas veces que el pick&roll está muy bien hecho, que puede pasar también, en las que Nik Caner-Medley no es capaz de llegar a la ayuda.

El ejemplo lo tenemos en el último partido, ante Unicaja. El equipo defiende bien en la primera parte, con buenas ayudas de Caner-Medley y un Arteaga gigante en la pintura. Pero llega el tercer cuarto, Unicaja mejora a través de un pívot más móvil como es Mathias Lessort y todo el sistema se viene abajo. Aunque bueno, es otra de las penalizaciones de jugar con dos pívots que defienden dentro, que se hace más difícil llegar a las esquinas sin tener un alero físico que pueda apoyar ahí.

Por eso, la entrada de Etou o Vicedo en momentos en los que el rival esté haciendo mucho daño con el movimiento de balón podría ser la clave de esta mejora defensiva. Sobre todo, si algo ha demostrado el bueno de Etou cada vez que ha jugado, es compromiso en las tareas físicas y de rebote.

Este es otro de los problemas del equipo; el rebote defensivo. Y es muy engañoso que Nik Caner-Medley sea el máximo reboteador de la Liga Endesa. El nivel reboteador suele comenzar bien en el primer cuarto, con el americano cerca siempre de los 5-6 rebotes en este periodo. Sin embargo, el rival va progresivamente encontrándose más a gusto en la pintura, ya que la intensidad de Nik suele bajar y Shayne Whittington no es un excelente reboteador cuando la pugna es disputada. Suele tener que ver mucho también la ley del embudo; al final, si la defensa es fácilmente desajustable con un buen movimiento de balón, capturar el rebote se hace mucho más difícil de lo que ya es.

Omar Cook, el base de oficio que todo equipo querría jugándose un descenso

Son los jugadores como él los que se crecen en los momentos difícil. No es ni el base más regular, ni el base más consistente en el tiro exterior de la liga. Ni siquiera es capaz en muchas ocasiones de mantener el nivel durante un partido entero, de principio a fin. Pero no creo que haya ningún base en la liga con más oficio que él, ni creo que a ninguno se nos pase por la cabeza prescindir de él en momentos como este. Por lo trascendental que es para el juego, por la capacidad que tiene para cometer la menor cifra de errores posible siendo tan trascendental y por que tiene oficio para dar y regalar.

Los números le están acompañando este final de temporada, al igual que las sensaciones. Los últimos partidos sobre todo. Porque pase lo que pase, y a pesar de la situación, el estadounidense siempre da la cara, y este momento no va a ser la excepción, sino todo lo contrario.

La demencia se encomienda a sus últimos cinco partidos, sin desconexiones y aportando en todas las facetas del juego, incluso en la de anotación. Son 12,4 puntos y 7,4 asistencias, además de 1,2 robos y 15-31 en triples los que el equipo va a necesitar que mantenga como agua de mayo (nunca mejor dicho) para poder mantenerse a flote.

Gian Clavell, un paso al frente

Es el eterno debate de amor-odio de esta temporada en Estudiantes. Tiene la misma facilidad de meter 5 de 5 en triples que de fallar siete tiros seguidos en el mismo cuarto y habiendo tirado sólo él. El rol de sexto hombre le sentaba como anillo al dedo, pero al volver al quinteto con las bajas de Brizuela y Gentile, volvemos a ver a ese Clavell de rachas que igual que te soluciona el partido te lo sentencia al tercer cuarto. Lo que Clavell te da, Clavell te lo quita.

Ha llegado el momento de la temporada en el que Clavell está obligado a rendir, a ser regular, a decidir bien cuando tomar decisiones de tiro y cuando es mejor buscar otra opción. Y, sobre todo, está obligado a dar más de lo que quita. Estoy absolutamente convencido (buena prueba de ello cada vez que abandona el WiZink Center) de que él es el al que más daño le hace esta irregularidad, pero estoy absolutamente convencido de que un Gian Clavell concentrado es de las mejores bazas que puede tener el equipo. Todo pasa, eso sí, por conseguir llegar a ese estado de concentración que le permita mantener su rendimiento, por lo menos, estas últimas cuatro finales.

Ludde Hakanson al relevo

Es importantísimo para Estudiantes tener un Ludde Hakanson concentrado y, sobre todo, eficiente en ataque. Parece que este final de temporada está siendo un punto de inflexión para el sueco, que está acercándose cada vez más a su mejor versión, pero es especialmente clave para estos últimos partidos, pues es el encargado mantener al equipo en los momentos de banquillo, otra de las patas de las que ha cojeado la plantilla durante mucho rato. Desde la creación de tiro, la anotación ante defensas suplentes, situaciones de contraataque y ritmo de juego, recursos en los que es letal cuando se lo propone, Ludde debe rendir al máximo nivel. La situación lo requiere.

Además, le hemos dedicado un escrito más detallado. Pincha aquí si quieres echarle un vistazo.

Encomendados a Alessandro Gentile

La mejor noticia que se sacaba ayer del acto celebrado Magariños es que Ale Gentile ya está recuperado y podrá jugar esta misma noche el derbi ante el Real Madrid. Él mismo declaró que está disponible. No al 100%, pero si a tiempo para el momento en el que el club se lo juega todo. Así que nos toca, cómo no, agradecer al médico y italiano que lo haya puesto a punto y, por supuesto, a él, que podía haber decidido adelantar sus vacaciones por encima de dar la cara estas últimas jornadas.

Probablemente, el equipo habría deseado ofrecerle un escenario más ventajoso para esta recta final a un jugador que no está acostumbrado a luchar por el descenso, sino todo lo contrario. Pero bueno, por otro lado, también es de justicia decir que el italiano ha podido encontrar en en Ramiro ese lugar para poder renacer después de la negativa de los Houston Rockets a ofrecerle un contrato en la NBA. Quizás, esta no es la situación en la que el bueno de Gentile (y muy bueno, porqué no decirlo) habría deseado verse a estas alturas, pero el Estudiantes, en todas ocasiones, es algo más que éxitos.

Tanto la plantilla como el cuerpo técnico y directivo, tal y como se han encargado de demostrar sistemáticamente  su confianza en él, están encomendados en que pueda desplegar su mejor juego con Estudiantes, por lo menos, estos cuatro próximos partidos, y mantener a flote la anotación hasta que Darío Brizuela esté totalmente recuperado (lo que se prevee que ocurra para el partido del domingo 19 ante Obradoiro) y pueda sumarse también a la causa. Él llega, además, muy convencido de la situación y de lo que supone, pues a compromiso, pocos le han hecho sombra este curso, echándose el equipo a la espalda en los momentos en los que más necesario ha sido. Como él mismo declara:

«Vamos a dar todo lo que tenemos y a luchar hasta el final de todos los partidos. Vosotros sabéis que el Real Madrid es uno de los mejores equipos de Europa, pero es baloncesto, se parte de 0-0 y podemos dar el máximo».

Primera parada, Real Madrid

Todo se vuelve a resumir aquí. En esta casa y ante el máximo rival. El camino empieza ante el peor de los verdugos, pero también al verdugo que más con ganas se espera desde siempre. Con mucho miedo, no cabe duda, porque la situación es muy crítica. Pero con el ADN Estudiantes intacto, como ya se demostró ayer en el acto con Movistar y como se lleva demostrando a lo largo de toda su historia, el partido de hoy y los otros tres siguientes serán encarados con el cuchillo entre los dientes y con el orgullo por bandera. Ese orgullo de estar en las malas y en las más malas todavía. En poder decir que, pase lo que pase, que no habrá medias tintas, que ni un sólo jugador se borrará de la batalla y que hasta el último momento no hay nada dicho. Esta noche, a las 21:00, comienza la batalla. La batalla de todos, pues hoy más que nunca, todos seremos Estudiantes.