HISTORIAS NBA | Memorias de África

El devenir de los jugadores africanos en la NBA y su pasado en el baloncesto

En febrero de este año, la NBA y la FIBA anunciaron la organización conjunta de una liga africana para el año 2020. Una liga formada por 12 equipos de todo el continente que fomentarían el desarrollo del baloncesto profesional. Adam Silver, comisario de la NBA, testificó el interés de las franquicias y los patrocinadores en poder potenciar una liga africana que recibiría ayudas económicas y recursos como para hacer crecer el deporte en el territorio.

El ADN de la competición no sería lo mismo sin sus raíces del continente africano. La llegada de Earl Lloyd supuso el primer gran cambio de la competición, se convertía en el primer jugador afroamericano en debutar en la NBA en 1950. Aún así, el hecho que marca la historia de África en la liga es cuando los Wahington Bullets draftearon en 1985 al sudanés Manute Bol, un pívot de 2,31 que marcaría el comienzo de los jugadores potentes y físicos africanos.

A lo largo de la historia de la NBA hemos podido disfrutar de grandes estrellas que marcaron la liga, los mayores representantes del poderío físico bajo el poste provenientes de África fueron Hakeem Olajuwon y Dikembe Mutombo, mientras que Steve Nash demostró que en África no todo es músculo y se convirtió en uno de los bases estrellas de la NBA.

Olajuwon, nacido en Nigeria y después nacionalizado estadounidense, ganó dos anillos NBA con los Rockets (1994 y 1995), fue nombrado tres veces jugador defensivo del año y es el máximo taponador histórico de la competición con 3.830 tapones. El mayor reproche a su carrera fue la incapacidad de ganarle un anillo a Michael Jordan, los dos que consiguió coincidieron con la retirada temporal del jugador de los Bulls.

La excepción del baloncesto africano por excelencia fue Steve Nash, un base sudafricano que se nacionalizó canadiense y que maravilló a la liga con sus pases e internadas a canasta. Nash fue 2 veces MVP, 8 veces All-Star y es el 3º jugador con más asistencias en la historia de la NBA. El jugador jugó un total de 19 temporadas en la liga y su mayor espina en su trayectoria fue no conseguir nunca ganar un anillo como jugador.

 

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La actual NBA cuenta con presencia africana.

La nueva generación de jugadores africanos puede volver a ser histórica. Actualmente hay un total de 12 jugadores provenientes del continente negro y especialmente dos están marcando sensación en la liga. Joel Embiid y Pascal Siakam se han convertido en jugadores estrella de sus respectivos equipos y ambos optan a poder llevarse un galardón individual a final de la temporada.

Joel Embiid es el mayor representante africano actual, un pívot dominador e intimidante que se convirtió desde su llegada en uno de los nombres de la liga. Nacido en Camerún y con una experiencia vital complicada, consiguió hacerse un hueco en el baloncesto universitario hasta que fue drafteado en 3ª posición por los Sixers en 2014. Debido a unas reiteradas lesiones en la rodilla que lo apartaron de las pistas durante dos años, debutaría en la NBA en octubre de 2016. En su tercera temporada jugando en la NBA, Embiid se ha hecho un jugador fuerte y carismático que ha conquistado a la liga y opta a llevarse el reconocimiento a jugador defensivo del año.

La vida del pívot de Philadelphia estuvo marcada por la muerte de su hermano en 2014 y desde entonces ha sido un jugador muy comprometido con su tierra natal. Embiid realiza todos los años distintos campamentos en África para potenciar el baloncesto y cuando firmó su contrato junto con Under Armour, quería ir más allá de unas simples zapatillas.

“Quiero utilizar esta colaboración para hacer algo real. Quiero hacer algo de lo que mi hermano se sintiese orgulloso, ayudar a cambiar la vida de la gente. Eso fue lo primero que le dije a Under Armour, y estuvieron totalmente de acuerdo”.

Por otro lado, Pascal Siakam se ha descubierto como una de las mayores promesas de la NBA. El jugador, al igual que Embiid, camerunés, fue drafteado en 2016 en el puesto 27. A día de hoy se ha convertido en una pieza fundamental en el juego de los Raptors y es el principal candidato a llevarse el premio a Jugador Más Mejorado de la temporada. Tras perder a su padre en el año 2014, el jugador africano se marcó un objetivo: jugar en la mejor liga del mundo.

«Dentro de mi había surgido un fuego interno. Ahora jugaba por mi padre; por él y por su sueño, nuestro sueño. Quería que estuviera orgulloso y darle este regalo, el de un hijo en la NBA”.

Siakam también quiso reivindicar en el programa de su compañero Danny Green que los jugadores africanos no solo son energéticos, sino que pueden ser mucho más que eso. El camerunés confía en romper los estereotipos marcados y conseguir subir un escalón sus cualidades técnicas.

Josh Okogie, jugador de los Minnestotta Timberwolves, es el último en sumarse a la lista de jóvenes promesas africanas que juegan en la liga y que, con los diferentes proyectos futuros, parece que se ampliará aún más en los próximos años.