ANÁLISIS | La última bala de Brandon Ingram

Su tercera temporada debe ser la de su consagración

La llegada de Lebron James a los Lakers ha provocado que hayan subido de nivel, considerándolo algunos analistas uno de los mejores equipos del Oeste la temporada que viene. El fichaje del alero de Akron también ha desembocado en la llegada de nuevos jugadores veteranos, que acompañen a Brandon Ingram y el resto del núcleo joven. Este grupo de jugadores jóvenes la pasada temporada tuvo opciones de poder participar en los Playoffs tras cinco años de sequía, aunque finalmente no fuera esa su suerte.

35 fueron las victorias que consiguió el equipo dirigido por Luke Walton, que estaba liderado casualmente por otro alero, Brandon Ingram. El nativo de Carolina del Norte era en el que todo el mundo depositaba sus esperanzas, incluso el máximo dirigente, Magic Johnson:

“Espero de Brandon  sea el máximo anotador del equipo, que sea el hombre y esté ahí en el momento. Estaría decepcionado con él si no llegara a promediar 20 puntos por partido».

El jugador era la esperanza Laker, pero desgraciadamente, las lesiones únicamente le permitieron disputar 59 de los 82 partidos de la temporada pasada.

La petición de Magic de cara a la temporada que viene es clara: mejorar su cuerpo para evitar problemas de lesiones, y ganar así unas mejores condiciones. Además, con la llegada de Lebron James al equipo, Ingram no será el que cargue con el peso del equipo en todos sus ámbitos, algo que puede liberarle también de presiones en ese aspecto. Pero, ¿podrá mejorar su juego de cara a la siguiente temporada? ¿Puede estar ante su última bala para demostrar la gran estrella que va a ser en el futuro?

A la tercera va la vencida

Brandon Ingram llegaba hace dos años a la NBA procedente de la Universidad de Duke, en la cual promedió en su único año 17,3 puntos, 6,8 rebotes, 2 asistencias, 1,1 robos y 1,4 tapones. El jugador mostraba un gran nivel y las comparaciones con la estrella de la liga Kevin Durant comenzaban a surgir teniendo en cuenta la gran similitud física entre ambos. El nativo de Kinston destacaba también en sus porcentajes de tiro con un más que satisfactorio 44,2 % en tiros de campo y un 41% en el lanzamiento de tres. Este gran año le valió para llamar la atención de unos Lakers en horas bajas.

En su primera temporada realizó unos números propios de un novato en la liga, promediando 9,4 puntos, 4 rebotes y 2,1 asistencias siendo unos buenos promedios, pero dejando con un sabor agridulce a los aficionados de la franquicia que esperaban algo más de su nueva promesa. Uno de sus puntos que debía mejorar de cara a la temporada siguiente eran los porcentajes en el triple, teniendo un mejorable 29,4% en una de las estadísticas más importantes en los últimos tiempos.

Ya en su segunda temporada como vimos anteriormente Magic Johnson le exigía  dar un paso al frente y liderar el proyecto tanto en anotación como en el juego, siendo así la pieza clave de los Lakers del futuro.  El jugador no llegó a cumplir las pretensiones del dirigente, en parte por sus problemas con las lesiones, pero desde luego Ingram demostró una evolución considerable de una temporada a otra.

Infografía realizada por @pmgd1997

El alero de Carolina del Norte aumentaba todas sus estadísticas, llegando a promediar 16,1 puntos, 5,3 rebotes y 3,9 asistencias. Además mejoraba sus lanzamientos teniendo unos mejores promedios en los tiros de campo y en el triple, aumentando hasta un 10%. Pero no solo mejoraba sus estadísticas, sino que mostraba una mayor madurez y liderazgo asumiendo en múltiples ocasiones los balones decisivos o las jugadas que definían el final del partido.

La temporada 2018-19 puede ser la de su gran salto de calidad teniendo en cuenta como está siendo su progresión, a su favor tiene que la llegada de Lebron James le libra de la presión de tener que liderar el proyecto hacía los objetivos marcados. Otro de los beneficios de esta incorporación es que el joven podrá crecer y aprender junto a él teniendo una gran oportunidad de mejorar. Según han informado algunos periodistas Lebron confía en los jóvenes que forman parte de los Lakers, pero esta nueva incorporación también conlleva que haya que dar un nivel mínimo para continuar en la franquicia angelina. De lo contrario podría ser una de las piezas que sean empleadas para un posible traspaso.

Un espejo donde no mirarse

Una muestra de cómo podría acabar la situación en el caso de que el jugador no alcance el nivel esperado, es como se produjo la marcha de D’Angelo Russell. El base de Kentucky llegaba a la franquicia angelina en el Draft de 2015 siendo elegido en la segunda posición. Al igual que Ingram, Russell era la esperanza de la franquicia para poder escapar de la zona baja de la clasificación. El jugador realizó una primera temporada correcta tras promediar 13,2 puntos, 3,4 rebotes y 3,3 asistencias (algo destacable en un base), estos números le permitieron formar parte del segundo quinteto de los novatos, reconocimiento que precisamente también recibió en la temporada siguiente Brandon Ingram. Pero al contrario que el alero, el jugador no mejeró sustancialmente sus números en la temporada 2016-2017. Una de las pocas situaciones destacables de esta temporada fue un partido en el cual el base anotó 40 puntos, convirtiéndose en el Laker más joven en anotar esa cantidad de puntos.

Infografía realizada por @pmgd1997

Tras sus dos temporadas en la liga el jugador no convencía del todo y Magic Johnson decidía tomar una decisión arriesgada. La noche del Draft Los Ángeles Lakers traspasaban a el joven base y a Timofey Mozgov a los Brooklyn Nets, a cambio los angelinos recibían a Brook López y una elección del Draft en la cual el elegido sería Kyle Kuzma, quien fue una de las revelaciones de la temporada. El nuevo base de los Lakers sería Lonzo Ball.

La franquicia presumiblemente salía ganando teniendo en cuenta el rendimiento de los dos nuevos rookies. Al contrario que Russell, Ingram disputará una tercera temporada en la franquicia en la cual deberá mostrar que no es una promesa para un futuro lejano, sino una pequeña estrella en ciernes.

El alero ya ha dejado destellos de que podría ser una de las grandes estrellas de esta liga, pero esta temporada deberá ser el escudero de Lebron James junto a Kyle Kuzma, Josh Hart y  Lonzo Ball, demostrando que ya es una realidad de la liga y no una eterna promesa. Con sus 21 años tendrá que impactar y ser la segunda referencia ofensiva, tiene que gastar la que posiblemente sea su última bala en la recámara.