Eric Gordon, el soldado que quiso reforzar su ametralladora
Repasamos su trayectoria pre y post-Pelicans
Un jugador de baloncesto es todo lo bueno que las lesiones le permiten. Cómo ya nos anticipan cada año muchas de las mentes más lúcidas de la competición, el éxito en la NBA reside en la cantidad de partidos que puedas jugar al máximo nivel, recibiendo el mayor respeto posible por parte de las lesiones. Esta es la ley que más pesa en este deporte, o si no que se lo digan a Derrick Rose. O a Brandon Roy. O incluso al jugador del cual venimos a tratar en el día de hoy, Eric Gordon. Sin embargo, quizás este último con final un tanto más bonito que el de los dos anteriores. Pues Eric Gordon es la viva imagen de la resiliencia, y de cómo superar el peor de los calvarios confiando en su talento.
221 disputados, 173 desde la grada en New Orleans
Eric Gordon era un joven y explosivo escolta de 22 años cuando los Clippers decidieron traspasarlo junto a algunas piezas más a New Orleans a cambio de Chris Paul, que cerraba una etapa feliz pero sin éxitos en NOLA para unirse a Blake Griffin. Tiro de tres, juventud y explosividad eran sus fuertes, con una decente defensa y cierto potencial por su edad, lo que lo hacía perfecto para la reconstrucción. Pero nada tardó en aparecer el primer problema físico, pues sufrió una lesión rodilla que le hizo tener que operarse y perderse todo el año. Lo mismo sucedió en su segunda temporada, tan sólo disputando 42 partidos por el mismo problema. La cosa no empezaba bien para Eric Gordon, quien encontraría un poquito más de continuidad las dos siguientes temporadas.
Su tercer año fue en el que más minutos tuvo, pues jugó un total de 64 partidos. Ésta cantidad no era para tirar cohetes, pero se le puede pasar a un jugador que estaba acostumbrando a perderse más de 25 partidos al año. No fue una mala temporada suya, con 15,4 puntos y buenos porcentajes, pero las lesiones de Jrue Holiday, Ryan Anderson y Tyreke Evans fueron determinantes para acabar con las ilusiones del equipo.
Su mejor temporada con los New Orleans Pelicans fue sin duda la temporada de los Playoffs, el curso 2014-15. A pesar tener sus peores promedios en puntos por partido (13,8) y en tiros intentados (11,4), su papel fue imprescindible para que el equipo se clasificara para la pos-temporada. El sistema de juego y la baja de Jrue Holiday le obligaba a compartir el backcourt con Tyreke Evans, algo que le espaciaba enormemente, pues Evans no era un tirador. Bajo esta dinámica, logró liderar la liga en porcentaje de tiros de tres con un 44,8 %, el cual también es su career-high.
Sin embargo, tras este periodo de «continuidad» entre comillas, el jugador volvió a estar lesionado de larga duración en la temporada 2015-16, perdiéndose otra vez más de 30 partidos (36, concretamente). Tuvo un par de buenas actuaciones que recordaron a la sombra de lo que algún día fue, pero no logró esa continuidad que requerían los Pelicans de él para cubrir la lesión de Tyreke Evans, un palo muy duro aquel año. Eric Gordon acababa contrato y en New Orleans era arriesgado seguir confiando en él visto su historial, a pesar de ser perfecto para espaciar en ataque a Anthony Davis. Pronto tomaría una decisión que cambiaría su carrera por completo.
Houston, hemos solucionado el problema
Después de mucha incertidumbre en su particular agencia libre, siendo cortejado también por los Memphis Grizzlies, Eric Gordon decidió que la mejor opción para continuar su carrera en la NBA eran unos Houston Rockets que necesitaban talento en su plantilla tras una nefasta temporada, que había dejado también muchas dudas, sobre todo en el aspecto defensivo.
Desde luego, era el mejor destino para el escolta. Con la adquisición de Mike D’Antoni, los Houston Rockets implantaban un juego de small-ball descarado, apostando en la agencia libre de 2016 por jugadores rápidos con tiro de tres… Pero a un nivel superior. Un equipo que pudiera tener el número de intentos en el triple cerca de los 40-50, algo que se preveía imposible, pero la NBA nos daba otra vez una lección de que, en esa competición, puede pasar cualquier cosa.
Y fue pues cuando Eric Gordon decidió llevarse todo su talento a Houston junto a James Harden, Lou Williams, Trevor Ariza, Ryan Anderson y, sobre todo, Mike D’Antoni, el entrenador que le iba a devolver la sonrisa en un ambiente propicio y un momento propicio. Y así fue.
En los Houston Rockets, poniéndo una vez más en evidencia a los preparadores físicos y al cuerpo médico de los New Orleans Pelicans, se ha perdido un total de 13 partidos de los 139 que el equipo ha disputado en temporada y media que Eric Gordon lleva allí. Además, no ha jugado precisamente poco, pues es uno de los jugadores con más peso en la rotación, con 31 y 32 minutos por partido en cada curso. Eric ha conseguido paliar por fin sus eternos problemas físicos que nunca le dejaban tener una mínima continuidad en la NBA.
Además, esto se ha reflejado en los números. En las dos temporadas que a disputado al lado de Harden, tiene unos promedios de 16,2 y 18,5 puntos por partido, con porcentajes en tiros de tres del 37,2 y el 33,4, que a pesar de no ser sus mejores porcentajes, está en un estilo de juego en el que no se le exige tener un porcentaje de tiros más alto y puede tirar con continuidad. En total, efectúa una media de 9 triples por partido desde que llegó allí… Y todo ésto saliendo desde el banquillo.
¿Y cual ha sido el resultado? Los Houston Rockets segundos de conferencia y una de las revelaciones de las últimas dos temporadas, con Eric Gordon elegido el mejor sexto hombre de la NBA el curso pasado y la clara sensación de que son el equipo que más se acerca a los Golden State Warriors. Eric Gordon necesitaba un cambio, y lo ha conseguido lejos de NOLA. Nunca llegará a ser el jugador que pudo llegar a ser, pero es un jugador importantísimo en uno de los mejores esquemas de la liga y con proyecto a largo plazo. Quién sabe si… ¿jugando la final de la NBA este año? Es jugueteo pensar en esto, pues los GSW son muy fuertes aún, pero está claro que Harden&Paul&Gordon y compañía les plantarán cara.