Dwyane Wade y los Chicago Bulls: historia de un amor frustrado

Dwyane Wade cierra una etapa más

Chicago Bulls
Dwyane Wade comenzará una nueva etapa en Cleveland. Keith Allison (CC)

Después de años y años siendo la gran referencia de los Miami Heat, equipo en el que «Flash» ha hecho prácticamente toda su carrera y se ha convertido leyenda viva, Dwyane Wade «volvió» a casa: Chicago. Los Bulls, que entonces planeaban un proyecto ganador a corto plazo, pensaban que Jimmy Butler, Rajon Rondo y el estimado Wade serían candidatos al anillo. Sin embargo, la moneda salió cruz y, gracias a una serie de años encadenando fracaso tras fracaso, hemos llegado a los movimientos del verano 2017.

Dwyane Wade había cerrado una etapa con los Miami Heat, y Pat Riley fue ágil de mente y suficientemente hábil como para cortar la relación. Sin mentiras, con honestidad y agradecimiento. Y aquí, es donde entraron en juego GARPAX y los Bulls: la franquicia de la ciudad del viento buscaba volver a poner orden a la situación después de haber dicho, por fin, adiós a Derrick Rose, un hecho que ya indicaba el fin de una etapa. Para hacerle espacio, la dirección deportiva de los Bulls cortó Dunleavy y Calderón. Y ya está, Wade ya era «en casa».

La relación Wade-Bulls ha sido el ejemplo más claro del quiero y no puedo, la escenificación de las cosas que pasan cuando no toca. Inmerso durante toda la temporada en una montaña rusa de rachas de victorias y derrotas, sensaciones negativas, un entorno que no ayudaba y un vestuario que, por momentos, parecía un polvorín, Dwyane Wade estuvo siempre en el ojo del huracán. De hecho, no paraban de salir versiones diferentes sobre quién era el culpable del mal ambiente al vestuario: primero apartaron a Rajon Rondo para enfrentarse, según dicen, con Butler y el mismo Wade, después trascendieron informaciones que decían que era la manera de ser de Wade hacia el resto de la plantilla y, por último, lo que todos conocemos: el grupo recupera la cohesión, pero no sirve para pasar ninguna ronda de PlayOff.

“Cada uno tiene sus cosas. Mis veteranos también hacían cosas diferentes. Ésa es su forma de liderar. Y mi forma de liderar es mi forma de liderar. Cuando salgo aquí y os cuento cosas y sonrío y digo cosas positivas. Ésa es mi forma de liderar. Cuando salgo y digo que estoy decepcionado, ésa es mi forma de liderar. No es siempre lo que le gusta oír a la gente. No siempre es lo más popular”.

A pesar de todas las sombras que deja su paso por Chicago, su rendimiento y su entrega son envidiables y admirables: a sus 35 años, Wade ya lo ha hecho todo el mundo del baloncesto y no tiene que demostrar nada a nadie. Y su rendimiento, de hecho, ha sido muy bueno en cuanto a números: 18’3 puntos, 4’5 rebotes y 3’8 asistencias por partido. «The Flash» tiene bien integrado, aun a día de hoy, en su ADN, uno de sus mayores rasgos característicos: ambición y adaptación.

“Tengo 35 años. No entreno todos los días, eso lo tengo claro, pero eso no significa que no entregue todo cuando entro a la pista”.

Los Bulls de la temporada pasada, si algo necesitaban y no tenían, era tiro exterior: ni Rondo ni Butler son especialistas, y los jugadores con capacidad para lanzar desde el exterior (Mirotic), mentalmente, iban y venían. Y entonces fue cuando Wade que, repito, ya no tiene que demostrar nada a nadie, decidió que mejoraría (o eso quiero creer) el tiro exterior. Estadísticamente, Dwyane Wade ha hecho la segunda mejor temporada de su carrera si nos fijamos sólo en los triples, con un 31% de acierto que, durante los primeros meses de la temporada, rozaba el 40%. Seguramente, cosas como esta, demuestran que el primer interesado en que las cosas salieran bien era el mismo Wade.

Como aficionado de los Bulls, particularmente, me siento orgulloso de haber podido disfrutar, por poco tiempo que haya sido, de la magia de Dwyane Wade. Uno de los mejores de siempre quiso jugar en algún momento en su casa y, si bien es cierto que no ha funcionado por culpa de ciertos factores externos a la personalidad de Wade, no debemos olvidar todo lo que representa para la NBA «y los valores que ha predicado «durante toda su carrera: lealtad y sacrificio. Wade a día de hoy ya está muy cerca de la retirada; ya no tiene esa chispa de velocidad y, en parte, ha tenido que irse reciclando, Wade ya no es aquel escolta atlético pero sigue manteniendo su esencia, por eso mismo quizá LeBron lo haya querido tener a su lado de cara a la próxima temporada.

Ni Wade ni los Bulls querían que las cosas fueran así. Como he dicho hace ya unas líneas, han coincidido en el momento equivocado y en situaciones absolutamente contrarias. Los Bulls necesitan reconstruir desde 0, trabajar para volver a ganar, pero desde abajo y con jóvenes; un proyecto que puede llevar años de «masticar arena» y aguantar balances impropios de una franquicia como la de la Ciudad del Viento. Wade, por su parte, está presenciando los últimos pasos de su carrera y merece estar involucrado en un proyecto ganador, culminar su trayectoria, su impecable trayectoria, con un anillo. Y espero que, en Cleveland, lo consiga.

Gracias por este año, Dwyane.