Carta de un aficionado de los Celtics a Danny Ainge

Tras traspasar la primera elección del Draft 2017

Danny Ainge
Danny Ainge (photo Christopher Evans)

Querido Danny Ainge:

No te odio. Tengo pensado encargar esta camiseta. Pero no te odio. Simplemente creo que no te entiendo. Quizás estés un paso por delante de todos nosotros. Quizás te ciegue tu amor al enano. Si algo me has enseñado es a no juzgarte en caliente. Todos sobrerreaccionamos. Y no es justo. Pero ahora la única persona que te comprende eres tú mismo. Puede ser que ni siquiera tú entiendas lo que acabas de hacer.

Asumo que, en cierto modo, esto es culpa nuestra. Yo me enamoré de Markelle Fultz. Casi todos lo hicimos. Incluso antes de ganar la lotería. Te juro que ya estaba pensando en si llevaría el veinte o no a la espalda. No creo que quede artículo ni vídeo sin visitar por aficionados de Boston. Antes de las pelotas de ping-pong. Antes de la entrevista en la que dijo que sentía que pertenecía a la ciudad. Fue la obsesión la que nos deja tan mal sabor de boca. A mí también, entre muchos otros. Cinco de enero:

Aunque soy de los pocos que puede decir que fue prudente. Siempre me molestó que se hablara de Fultz como propio porque no confiaba en la lotería. Y, en el fondo, a pesar de repetir el «In Danny Ainge we trust» como dogma particular, tampoco confiaba en ti.

No tienes corazón, y no te culpo. Siempre te he defendido por ello. El baloncesto es un negocio y no puedes dejar que los sentimientos se interpongan entre tú y tus objetivos. Pocos habrían tenido la valentía de enviar a Pierce y a Garnett a los Nets. Y tú lo hiciste. Tuvimos, tenemos y tendremos un segundo equipo que mirar en las clasificaciones de 2014, 2016, 2017 y 2018. Hace tres años, James Young llegó. Y se irá. Todos confiamos en Jaylen Brown. En 2017 finalmente nos sonrió la suerte. Cualquier persona racional habría pensado que el culmen de tu acumulación obsesiva de activos era conseguir la primera elección. Por eso, Danny Ainge, permíteme que dude sobre traspasarla sólo para tener posibilidades de lograrla también al siguiente año.

No obstante, lo más probable es que ni siquiera sea por eso. Puede que lo mejor hubiera sido esperar antes de escribirte. Pero me moría de ganas. Aún no sé qué vas a hacer con las elecciones. Y no quiero ser demasiado injusto ni excesivamente benevolente. No sé si quieres a Josh Jackson. No sé si traerás a Jimmy Butler. O a Paul George. O a Anthony Davis, o a quien sea: no sé nada. No sabemos nada.

Te gusta Jackson. Crees que el tiro puede enseñarse, pero no el corazón. En eso tienes razón. Rechazaste traspasar por Butler en el deadline de este año porque la primera elección era ‘demasiado’. Sí, era demasiado. Es más fácil mover activos más pequeños. Lo mismo pasa con Paul George. Puede que Anthony Davis no sea ni siquiera una posibilidad real. Una estrella ahora no significa nada, Danny. En una ciudad como Boston se premian campeonatos como el que ganaste hace nueve años, no llevar unas hipotéticas Finales a cinco partidos.

No eres Red Auerbach, Danny Ainge, aunque quieras serlo. Te pierde la inteligencia. Siempre quieres ser más listo que el resto. Ver violines donde otros ven cuatro cuerdas. Pudiste dictar el draft, las llaves estaban en tu mano y ejerciste tu derecho a usarlas. Ya has pasado a la historia por el título de 2008, el traspaso de Brooklyn y demás. Seguramente, de una manera o de otra, también se te recuerde por éste.

Pero seamos sinceros, ambos sabemos que te da igual lo que opine el aficionado. Por eso debes saber que, hagas lo que hagas, habrá críticas. Tu único bote de salvación para mucha gente sería que Fultz se lesionara o no alcanzara el nivel previsto. O que traigas una estrella que lleve al equipo al anillo, lo cual es improbable. Y sé que no será cobardía la que te eche para atrás antes de presionar el gatillo.

Una de las cosas más valoradas en cualquier directivo de una franquicia es que sea consecuente. Tienes un apego enorme a Terry Rozier, pero la primera elección no resulta nada para ti. Imagino que creerás que se puede ganar un anillo con Thomas de primera o segunda opción ofensiva. Yo no. Se le hace tarde y 2018 será un año duro. Ojalá, Danny, ojalá me cierres la boca como has hecho en el pasado. Ojalá todos nos riamos de este artículo en unos años con dieciocho banderitas en el techo del Garden.

La prudencia es una de mis cualidades más preciadas, por lo que no diré más. Me sentaré en mi silla, te imaginaré así y observaré antes de opinar cualquier otra cosa. Siempre te he defendido y te seguiré defendiendo hasta que me demuestres que no mereces confianza. Sea Jackson, Tatum, Butler, George, Davis o la segunda venida de Len Bias. No sé si has acertado o no. Y nadie lo sabrá hasta dentro de un tiempo. Lo que está claro es que, de momento, sabes mucho más que todos nosotros. Pero el poder te ciega.

Pienso que tenías la sartén por el mango y se la acabas de entregar en bandeja de plata a un rival de división.

Esperando escribir pronto una sincera disculpa,

Una carta para Danny Ainge, por Javier (@celticsjavi)