La Mandarina | «Chapu Nocioni, siempre en mi equipo»

cuarta entrega

En junio de 2014, la sección del Real Madrid de baloncesto temblaba. Los cimientos de un equipo que había conseguido una inédita racha de victorias se sacudían y Alberto Herreros, responsable del baloncesto madridista, estaba obligado a tomar decisiones. El Madrid, en mayo de ese mismo año, había caído en la final continental ante un Maccabi presumiblemente inferior. Pablo Laso, en junio, había salido en silla de ruedas del Palau en el cuarto y último partido de la final de la ACB que posteriormente caería del lado blaugrana. En definitiva, los blancos erraban en sus dos principales compromisos de la temporada y el público buscaba culpables. Como es habitual, el entrenador se erigía como el máximo responsable del fracaso. Para más inri, Nikola Mirotic abandonaba el barco para emprender su aventura en la NBA.

Andrés Marcelo Nocioni, en junio de 2014, estaba de vacaciones. Había terminado su compromiso con el club de su vida, Baskonia, y las ofertas no cesaban. El argentino, tradicionalmente hambriento, quería la Euroliga. Entonces, el Real Madrid, club al que tantas veladas había amargado, tocó a su puerta para ofrecerle al Chapu lo que quería el Chapu. La posibilidad de convertir un equipo ganador en invencible desde un rol que sólo había conocido en Estados Unidos. Un papel complementario que desembocaría en el más absoluto de los protagonismos.

Evidentemente, Nocioni aceptó la oferta y se incorporó a una deprimida disciplina madridista. «Calidad tienen de sobra. Yo vengo aquí a aportar algo que creo que falta: dureza y carácter» comentaba el Chapu a expensas del comienzo de la temporada. Y así sería, convirtiéndose en menos de 9 meses en uno de los ídolos del Palacio de los Deportes.

andrés nocioni
Nocioni celebra la Euroliga en el Palacio. (20minutos.com)

Su primera hazaña con la camiseta blanca data de la Copa del Rey 2015 celebrada en Gran Canaria. En semifinales, Nocioni pisó el tobillo de un jugador de la Penya, provocando un hinchazón que presagiaba su baja en la final del torneo contra el Barça. Milagrosamente, el domingo por la tarde el guerrero vestía su uniforme y se preparaba como si su tobillo estuviera en perfectas condiciones. «Vine para estos partidos», aseguraba después de la final. En el partido, el aguerrido argentino salió a intimidar y lo consiguió. Ofreció ese exceso de energía de la que muchas veces el Madrid había carecido.  Colocó tapones espectaculares y celebró las canastas como nadie lo había hecho antes en el Madrid. Impuso, atemorizó y marcó su terreno. Su conjunto, por medio de una acción del Chacho, sentenciaba la final en los últimos instantes.

Nocioni tapona a Pleiss en 2015 (mundodeportivo.com)

Después vendría el pleno de títulos madridista, ganando Copa, Euroliga y Liga. En todos ellos, el argentino tuvo una relevancia irremplazable.

Nocioni nunca había disputado una Final Four y, precisamente por ello, esperaba ansioso en el vestuario el salto inicial. Además, los partidos definitivos se celebraban en Madrid.  La ocasión merecía el todo por el todo y el Chapu lo asumió a la perfección. En la semifinal, defendió a Nemanja Bjelica, jugador que conocía en profundidad por su pasado baskonista y MVP de la Euroliga, amargando la noche del serbio y jaleando y expoleando a sus compañeros después de cada duelo vencido. Celebrando cada canasta, cada defensa. El partido por el título constituyó un punto de inflexión en el destino merengue. Olympiakos fue verdaderamente maniatado por Nocioni, que al final del encuentro recibía el trofeo de MVP de la Final Four. A sus 37 años, sumaba su primer trofeo continental y cosechaba el galardón de mejor jugador. Salía a bailar con los aficionados y terminaba regodeándose en la Cibeles.

El argentino también completaría una actuación sobresaliente en la final liguera, dejando una imagen que resume su esencia a la perfección después de anotar un triple definitivo para el devenir del tercer y último choque en el Palau.

Nocioni celebra un triple en el Palau. (acb.com)

En 2016, el Madrid dominó nuevamente el panorama nacional imponiéndose en Liga y Copa, donde Andrés Nocioni volvió a jugar un papel determinante y a firmar números excepcionales en los partidos a vida y muerte. El Chapu, con un rol secundario durante la temporada, incrementaba sus minutos y su intensidad a medida que los títulos se acercaban.

Una muestra más de su ilimitada competitividad es la Copa del Rey de Vitoria ’17. Después de no arañar prácticamente minutos durante los 5 primeros meses de la campaña, Nocioni participa en la Copa y se convierte en una baza para el Real Madrid desde su dureza, intensidad y acierto desde el perímetro, anotando triples importantes en cuartos, semifinales y final.

Sólo dos meses más tarde, el Chapu nos dice que se retira. Sí, Andrés Nocioni. El jugador de gran corazón. El alero de la generación de oro albiceleste. Con él se va todo lo que transmite. Su fuerza, garra e insospechado espíritu ganador. El mayor detractor de la derrota. Ese jugador que, cuando todo estaba perdido en Madrid, apareció para convertirse en un mito de la afición merengue consiguiendo la novena Euroliga para las arcas blancas en una de las noches más gloriosas de la historia baloncestística madridista.

«Chapu Nocioni, siempre en mi equipo»

Andrés Nocioni
Andrés Nocioni celebrando en el palau. Foto. Euroleague