Cómo se forjó la leyenda de los Golden State Warriors
Nos remontamos al 3 de Mayo de 2014
Todo aficionado al baloncesto estará de acuerdo en que los Golden State Warriors se han convertido en uno de los mejores equipos de la NBA. Si bien no digo el mejor por no entrar en polémica con aficionados de otros equipos, cuya opinión es totalmente respetable. El hecho es, que los Golden State Warriors son, a día de hoy, el equipo a batir. Han alcanzado dos finales consecutivas, llevándose una de ellas, y ahora, con el refuerzo de Kevin Durant, son más favoritos al título si cabe. Han conseguido desarrollar un juego que enamora, que es vistoso, y, sobre todo, han influenciado en el estilo de juego global. Su particular «small-ball» es ahora practicado por numerosos equipos. Esta evolución del juego favorece el tiro exterior sobre el juego de pintura, y, lo que hace unos años parecía impensable, se ha convertido en algo cotidiano. Ahora hasta los jugadores interiores salen a tirar al perímetro, los hombres grandes son más abiertos y el campo se hace más grande.
Sin duda alguna, los Golden State Warriors tienen mucho que ver en esta evolución del juego. Pero en SomosRunAndDub hemos querido analizar cuándo empezó todo. Cuándo se prendió la chispa de este incombustible equipo, que noche tras noche nos regala un show particular.
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El último anillo «Warrior» del siglo XX.
Los Golden State Warriors, al alzarse con el campeonato en el año 2015, pusieron fin a una sequía de 40 años sin ganar el anillo. El último había sido en 1975, donde se impusieron en cuatro partidos a los Washington Bullets. Jugadores como Rick Barry, Steve Bracey, Derreck Dickey, de la mano del entrenador Al Attles, llevaron a La Bahía el título de campeones.
A partir de entonces, los Golden State Warriors no llegaron a ninguna final de la NBA hasta 2015. En 1976, perdieron la final de Conferencia ante los Phoenix Suns por 4-3. No fue hasta la temporada 1986-1987 cuando volvieron a pisar unos playoffs, y cayeron en las semifinales de conferencia por 4-1 ante Los Ángeles Lakers. Entre los años 1993 y 2005, volvieron a atravesar una mala racha donde no aparecían en los playoffs. Volvieron en 2006, pero cayeron en las semis de Conferencia ante unos Utah Jazz que avanzaron a las finales del Oeste tras vencer por 4-1 a los Warriors. En la temporada 2012-2013 sería cuando los de Oakland reaparecieran en playoffs, cayendo ante los San Antonio Spurs por 4-2 en las semis del Oeste. Un año más tarde, Los Ángeles Clippers apearon a los Warriors de los playoffs en primera ronda con una increíble serie que se fue hasta el séptimo partido, dando como resultado un 4-3 para la franquicia angelina.
Y ya hemos llegado. Fue en ese séptimo partido, el 3 de Mayo de 2014, donde se forjó la dinastía de los Golden State Warriors. Los de La Bahía perdieron en un séptimo partido épico, en el que Stephen Curry se salió con 33 puntos y 9 asistencias, que no fueron suficientes para frenar los dobles-dobles de DeAndre Jordan (15/18) y Chris Paul (22 puntos y 14 asistencias).
Tras esta derrota, los Golden State Warriors decidieron cambiar de entrenador. El fichaje de Steve Kerr se produjo el 15 de Mayo de 2014, tan solo 12 días más tarde de ser apeados de los playoffs. El acuerdo inicial sería de 5 años a razón de 25 millones de dólares. Steve Kerr se hacía con el control de un equipo joven y con mucha ambición.
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Fin a 40 años de sequía.
La temporada 2014-2015 fue la primera de Steve Kerr como entrenador. El fichaje del técnico nacido en Beirut, supuso un antes y un después en la franquicia de Oakland. Ese mismo año, cosechó un récord de 67 victorias y 15 derrotas, haciendo quedar en primer lugar a los Warriors tanto de su división (Pacífico), como de su Conferencia.
El equipo fue liderado en su práctica totalidad por Stephen Curry, quien explotaría esa temporada convirtiendo 286 triples, de esta forma, establecía el nuevo récord de número de triples anotados en una temporada regular. Que ya había batido la temporada anterior, encestando 272 y desbancando el récord de Ray Allen, que consiguió anotar 269 triples en la temporada 2005-2006. Estos grandes números de Stephen Curry le sirvieron para hacerse con el trofeo a jugador más valorado de la temporada (MVP).
El equipo había conseguido alcanzar las 67 victorias, un hecho que años atrás parecía impensable. Tenía al MVP y su juego enamoraba a cada partido. Parecía que nadie podía pararlos. Y así fue. Arrasaron en primera ronda de los playoffs a los New Orleans Pelicans, por 4-0. En segunda ronda se deshicieron de los Memphis Grizzlies 4-2, plantándose así en sus primeras finales de Conferencia desde 1976. En ellas, se veían las caras ante unos Houston Rockets que poco pudieron hacer, y cayeron por 4-1 ante los de Oakland. Kerr lo había conseguido, 40 años después de su último anillo, había llevado, y en su primer año como entrenador, a unas finales de la NBA a los Golden State Warriors.
El equipo de La Bahía tenía muy cerca su ansiado anillo que tanto tiempo llevaba esperando. ¿El rival? Los Cleveland Cavaliers, liderados por LeBron James y Kyrie Irving, sin Kevin Love, ausente por una lesión. La suerte no estaba de cara para los Cavs, que perderían a Irving en el primer partido por lesión. Esto dejaba el mando a un solitario LeBron, secundado por Mathew Dellavedova y Tristan Thompson.
Los Golden State Warriors comenzaron 1-0 las series, tras ganar por 108-100 en la prórroga a unos Cavs muy combativos. Sin embargo, cayeron en el segundo partido en casa por 95-93, siendo la primera vez en la historia de unas finales en irse los dos primeros partidos a la prórroga. Los Warriors viajaban a Cleveland habiendo perdido la ventaja de campo, los Cavs, a pesar de las bajas médicas, tenían la afición y el marcador en su favor, tenían la oportunidad de ganar el primer anillo de su historia. El tercer partido de la serie cayó del lado local. Cleveland se llevó el triunfo por 91-96 gracias a los 40 puntos de LeBron James.
Pero las tornas cambiarían en el cuarto partido. Los Golden State Warriors asaltaron Cleveland de la mano de Iguodala y Curry, que acabaron con 22 puntos cada uno, y pusieron el 2-2 en la serie. Las finales volvían a trasladarse a La Bahía para jugar el quinto partido. Partido épico en el que, a pesar del triple-doble de LeBron (40/14/11), fueron los locales quienes se llevaron el triunfo por 104-91, gracias a los 37 puntos de Stephen Curry.
Estaban cerca. Muy cerca. A tan sólo 48 minutos de hacer historia. Tenían en sus manos llevar a casa el título de campeones de nuevo, ellos lo sabían, asumieron su responsabilidad, y convirtieron el sueño de millones de personas en realidad. Iguodala y Curry firmaron una soberbia actuación, con 25 puntos cada uno, sumando al triple-doble de Draymond Green (16/11/10) un final perfecto. Los Golden State Warriors se llevaron el partido por 105 a 97.
Lo habían conseguido. 40 años después. Con un entrenador nuevo, en su primer año. Con un excelso Stephen Curry. Con un Andre Iguodala que fue nombrado MVP de las Finales. Y ante un LeBron James que había vuelto a su ciudad para llevarles su primer anillo, y que había fracasado en su misión.
La pregunta es, ¿cómo pudieron recomponerse tan pronto? ¿cómo pudieron pasar de perder en primera ronda a ser campeones?. Muchos responderán que el culpable fue Steve Kerr. Y probablemente lo sea. Los Golden State Warriors dejaron atrás 40 años de sequía y se convirtieron en el mejor equipo de la NBA, gracias a un hombre que no había dirigido nunca a un equipo de baloncesto en la NBA. Crearon un equipo, pero no un equipo cualquiera, un equipo de verdad. Cuando saltaban a la pista, no saltaban simples jugadores, saltaban a jugar verdaderos amigos, que se entendían, sabían en qué posición iba a estar cada uno, a quién pasarla y qué hace en los momentos de máxima tensión. Hicieron que el vestuario tuviera una química envidiable, y, de esa forma, resurgieron de sus cenizas y convirtieron esa hambre de conseguir el título en una realidad tan bonita que costaba creerlo.
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Los Golden State Warriors, en el olimpo de la NBA.
Pero la dinastía de los Golden State Warriors no acababa más que de empezar. Al año siguiente, en la temporada 2015-2016, volvieron a hacer historia. Realizaron el mejor arranque en fase regular de toda la historia de la liga, ganando sus primeros 24 partidos de forma consecutiva. De esta forma, destronaban los que habían sido los mejores comienzos de temporada, firmados por los Houston Rockets en la 1993-1994 y los Washington Capitols en la 1948-1949, cuando ambos equipos firmaron un 15-0 para comenzar la temporada.
Tras esta hazaña, los Warriors cayeron en casa de los Milwaukee Bucks, y, con el 24-1, se comenzó a coquetear con la idea de superar las 72 victorias de los Chicago Bulls de Jordan. La temporada fue transcurriendo y los Golden State Warriors no tenían rival. Su casa era un fortín y no daban opción a sus rivales. Stephen Curry iba camino de su segundo MVP, al mismo tiempo que anotaba 402 triples en fase regular, implantando un nuevo récord, donde se superaba así mismo. Los Warriors estaban haciendo historia.
Llegaban a la recta final de la temporada regular, y a falta de tan solo 10 partidos, su récord era de 65 victorias y 7 derrotas. Tan solo se podían permitir el lujo de perder dos partidos si querían llegar a la victoria número 73, e iban a hacer todo lo posible para conseguirlo. Los Golden State Warriors llevaban una racha de 3 victorias consecutivas en ese momento, y la ampliaron a 6 al pasar por encima de los Philadelphia 76ers, Washington Wizards y Utah Jazz. Y de repente, perdieron por octava vez en la temporada. Tras haber ganado todos sus partidos en casa hasta esa fecha (36 victorias consecutivas en su feudo), cayeron ante los Boston Celtics por 106-109. Se complicaba el récord, solo podían perder dos partidos más, y todavía restaban 2 encuentros ante los Spurs y 2 ante los Memphis Grizzlies.
Los Warriors batieron a los Portland Trail Blazers en casa, pero, en el mismo Oracle Arena, fueron víctima de unos Minessota Timberwolves que se llevaron la victoria por 117-124 en la prórroga. Solo les quedaba una bala en la recámara, tan solo un tropiezo más y no podrían superar a Jordan y compañía. A la temporada le quedaban tan solo 4 partidos, y los Golden State Warriors se pusieron el mono de trabajo.
Los Golden State Warriors recibieron la visita de los San Antonio Spurs, y se llevaron la victoria por 112-101. Los Golden State Warriors alcanzaban así la victoria número 70 de la temporada. Nadie en la historia, excepto los Bulls del 96, habían llegado a tantas victorias. Entonces, pusieron rumbo a Memphis, donde asaltaron el FedEx Forum en un apretado partido que acabó con polémica y con el 100-99 para los visitantes. Llegaba así la victoria número 71, con dos partidos más en el calendario. Una derrota y no podrían superar el 72-10 que 40 años antes había sido cosechado.
Los Golden State Warriors viajaban a San Antonio. El AT&T no había visto ni una sola derrota esa temporada de su equipo. Los Spurs iban camino de completar lo que nunca nadie había hecho, ganar los 41 partidos como locales en una misma fase regular. Pero los de La Bahía querían destronar a los Bulls, y acabaron con los locales por 92-86 con 37 puntos de Stephen Curry.
Habían alcanzado la victoria número 72. Tan solo quedaba un partido, y era en casa. Recibían la visita de unos Memphis Grizzlies resentidos por la derrota de unos días atrás, pero que eran muy conscientes de lo que se le venía encima. Los Golden State Warriors estaban dispuestos a pasar por encima de cualquier rival para poder alzarse con el ansiado trono de la NBA. Y así fue. En una noche para la historia, los Warriors se impusieron por 125-104 con 46 puntos de Stephen Curry, que anotó 10 triples.
Lo habían conseguido. Se coronaron como el equipo con la mejor fase regular de todos los tiempos, dejando su récord en 73 victorias y 9 derrotas. Ponían fin a «regular season» casi perfecta. Habían arrasado a todos los equipos de la NBA. Se convirtieron en el primer equipo de la historia que no perdía dos partidos seguidos en fase regular en un mismo año. Así mismo, no perdieron dos veces contra el mismo rival, las 9 derrotas fueron contra 9 equipos diferentes, algo nunca visto hasta entonces.
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Las 73 victorias no tuvieron recompensa
Pero no todo iba a ser bonito. Los Golden State Warriors se habían encontrado con un dilema en el último tramo de la temporada. ¿Ir a por el récord de las 72 victorias?, ¿o descansar e ir a por el anillo con las pilas cargadas?. La respuesta fue: vamos a por ambas cosas. Y bien sabéis que en el deporte el cansancio hace mella en los jugadores. Por lo que el sueño de los de La Bahía no pudo cumplirse del todo.
Arrancaron los playoffs de la misma forma en la que habían terminado la regular season: arrasando. Eliminaron en primera ronda a unos débiles Houston Rockets por 4-1. En segunda ronda se notaba más el cansancio, y vencieron por 4-1 a unos Portland Trail Blazers que combatieron mucho más de lo que el marcador indica. Se plantaban así en las finales de Conferencia por segundo año consecutivo. ¿El rival? Los Oklahoma City Thunder, que habían sido verdugos de los San Antonio Spurs, privándonos así de una final entre los que habían sido los dos mejores equipos de toda la fase regular. Kevin Durant y compañía estaban dispuestos a ponerles las cosas difíciles a los Golden State Warriors, y vaya que si lo hicieron.
La final de Conferencia comenzó de la manera que menos esperaba todo aficionado al baloncesto. Los Thunder asaltaban Oakland, llevándose el primer punto de la serie por 108-102 con un doble-doble de Russell Westbrook (27/12). El segundo partido en casa de los Warriors se lo llevarían los locales por un contundente 118-91 con 28 puntos de Stephen Curry.
La final del Oeste se trasladaba a Oklahoma con el 1-1 en la serie. Los Thunder tenían la pista a su favor para poner tierra de por medio en la eliminatoria y poner rumbo a las Finales. Pero la historia, como bien sabéis, no iba a acabar así.
Los Warriors sucumbieron en el tercer partido a los 36 puntos de Westbrook, que lideró su equipo en la victoria por 118-94 a los de La Bahía. La serie se ponía 1-2 para los Thunder, que ya soñaban con que podían tumbar a los Warriors de las 73 victorias. El segundo de la serie en Oklahoma tuvo el mismo guión. Westbrook explotó con otros 36 puntos y puso el 1-3 en la serie para los Thunder.
Los Golden State Warriors de las 73 victorias tenían un pie y medio fuera de las Finales. Nunca nadie había remontado un 1-3 en contra en unas finales de Conferencia. Pero los de La Bahía no habían dicho la última palabra.
No había lugar para los errores, una derrota y estaban fuera. Viajaron a Oakland sabiendo que podía ser su último partido de la temporada, pero no estaban dispuestos a que lo fuera. Los Warriors pusieron el 2-3 gracias a un Stephen Curry que anotó 31 puntos en la victoria local por 120-111.
Habían salvado el primer matchball, pero tenían que viajar a Oklahoma con la obligación de ganar para forzar el séptimo partido. Y fue entonces cuando apareció Klay Thompson. A falta de pocos minutos para el final, los locales ganaban de 7, se veían ganadores y de camino a las finales. Pero el splash-brother no estaba dispuesto a ello. Comenzó a sacar la artillería pesada y triple a triple se fue hasta los 41 puntos, en un partido que acabó con 108-101 para los visitantes. Klay firmó una actuación memorable, anotando 11 triples, el máximo en un partido de playoffs de toda la historia.
Habían salvado su cuello una vez más, y tocaba jugar en casa el séptimo partido, que determinaría el segundo finalista, ya que los Cleveland Cavaliers esperaban rival, tras deshacerse de los Toronto Raptors por 4-2. Y pasó. Completaron una remontada nunca vista. Stephen Curry volvió a anotar 36 puntos y le dio a los Warriors el pase a la final, tras ganar a los Thunder por 96-88.
Pero eso no pareció importar al comienzo de las Finales. Los dos primeros puntos de la serie fueron para los dubs, que se impusieron en casa por 104-89 y 110-77. Con el 2-0 viajaban a Cleveland, donde perderían por 30 puntos, 120-90, en un tremendo partido de LeBron, que acabaría con 32 puntos. Nunca antes, en la historia de unas Finales, ambos equipos habían ganado por una diferencia de 30 o más puntos. Estaban siendo unas finales históricas, pero lo más gordo estaba por llegar.
Los Warriors pusieron el 3-1 en la eliminatoria tras ganar en Cleveland por 112-97 gracias a los 37 puntos de Klay Thompson. Lo tenían todo de cara, jugaban en casa con la oportunidad de llevarse el anillo y completar la mejor temporada de todos los tiempos, ganando 73 partidos en regular season y el anillo.
Pero las decisiones arbitrales, erróneas para muchos, del Game 5, dejaron fuera del sexto partido a Draymond Green, una importante baza para los de La Bahía. Los Cavs asaltaron Oakland, LeBron e Irving anotaron 41 puntos cada uno, y se llevaron el punto en la serie tras ganar 112-97.
Los dubs todavía tenían la posibilidad de llevarse el anillo, en Cleveland, como habían hecho el año anterior. Y por fin apareció Stephen Curry. Anotó 30 puntos, que no fueron suficientes ante el monstruoso partido de LeBron. El alero de los Cavs acabó con 41 puntos y 11 rebotes. Y, lo que es más importante, con la victoria por 115-101, poniendo así el 3-3 en la serie y forzando el séptimo partido en Oakland.
Historia pura de este bonito deporte. Los dubs tenían todo de cara, un 3-1 en las Finales y un partido en casa, con el que podían haber revalidado el título. Ahora, estaban cansados y se encontraban 3-3, ante unos Cavs que cada vez eran más grandes y estaban más motivados.
El partido fue, simplemente, épico. Disputado en todo momento, ningún equipo se marchaba por más de 5 o 7 puntos en el marcador. Al descanso mandaban los locales por 49-42, en lo que estaba siendo un partidazo de Draymond y de LeBron.
Llegaría el último cuarto con un 76-75 favorable a los locales. Un punto les separaba en la lucha por llevar el anillo a casa. Y entonces, apareció el dúo de la muerte, LeBron James y Kyrie Irving. En un guión de película. A 1:50 del final, y con el 89-89 en el marcador, Andre Iguodala cruza la pista para poner a los locales 2 arriba. Pero entonces, LeBron le colocó el tapón más famoso de la historia de las Finales.
No contentos con eso, los Cavs tuvieron tiempo para repartir más espectáculo. Esta vez de la mano del base, Kyrie Irving. A falta de 53 segundos para el final, Kyrie Irving sacó la muñeca y enchufó un triple bajo la defensa de Stephen Curry. Un triple increíble, propio de un jugador de su talla, con un manejo de balón excelso. Los Cavs estaban 3 arriba y no faltaba ni un minuto.
Y final. Los Golden State Warriors no pudieron remontar 3 puntos en tan poco tiempo, y acabaron perdiendo por 89-93. Los Cavs hicieron lo que nunca nadie había hecho, remontar un 1-3 en contra en unas finales. Llevaban a casa su primer título y dejaban sin premio a unos Golden State Warriors que habían estado a punto de completar la mejor temporada de la historia del baloncesto, y que se habían quedado «tan solo» con el récord de las 73 victorias.
El séptimo partido fue un duelo épico, donde brillaron Draymond Green, con 32 puntos, 15 rebotes y 9 asistencias. Por parte de los Cavs, LeBron brilló con un triple-doble, con 27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias.
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El fichaje de Durant, una nueva ilusión.
A partir de ahí, se intentó, desde fuera de La Bahía, catalogar como fracaso la temporada de Golden State. Pero, ¿de verdad puede ser eso un fracaso? Permitidme opinar. Un equipo que ha superado las 72 victorias de los Bulls en regular season, que ha arrasado en cada pista a la que ha viajado. Que a superado los 1.000 triples en fase regular por primera vez en la historia de la NBA. Y que nos ha brindado un espectáculo continuo durante toda la temporada. Que, además, remontó un 1-3 ante unos Thunder que estaban intratables; y, encima, habían puesto contra las cuerdas a los Cavs de LeBron. Sí, habían perdido un 3-1, pero la temporada 2015-2016 de los Golden State Warriors, no fue un fracaso. Fue historia viva de este deporte, y sólo podemos aplaudir y vitorear todo lo que consiguieron.
Tras esto, nos encontramos en la actual temporada, en la que los Warriors, tras hacerse con los derechos de Kevin Durant, son, si cabe, más favoritos al título que el año pasado.
Tras analizar la trayectoria de los Golden State Warriors, he llegado a una conclusión. Y es que los Warriors son el ejemplo perfecto de superación. En un año pusieron fin a una sequía de 40 años sin llegar a unas Finales. Rompieron todos los récord preexistentes, y crearon una dinastía. Son el equipo a batir, todo el mundo quiere ganarles. Nos ofrecen cada noche un espectáculo de juego y efectividad asombroso. Por eso, para mí, y mucha gente, al margen de opiniones contrarias y muy respetables, los Golden State Warriors son el mejor equipo de baloncesto del mundo. Un equipo de leyenda.