El tiro de tres, la debilidad de los actuales Chicago Bulls

Contrasta con lo visto temporadas atrás

nikola Mirotić
El lanzamiento de tres… ¿divino problema?/Matt Sisneros (CC)

Los Chicago Bulls de la temporada 2016-2017 están encontrando, hasta el momento, en el tiro de tres puntos un auténtico vía crucis. De hecho, con 23 partidos disputados hasta la fecha, casi el 30 por ciento de la temporada regular son, el peor equipo de la liga en esta faceta, cada vez de mayor importancia en la aportación ofensiva de casi toda franquicia (incluso los pívots, con mayor necesidad campaña tras campaña, tienen que aprender a dominarla si aspiran a hacerse con un puesto de titular en cualquier equipo) que quiera competir al nivel los mejores.

Los peores Chicago Bulls en años desde el perímetro

Los datos son, de por sí, muy explícitos a este respecto. Los Chicago Bulls cuentan con un paupérrimo 30’8 por ciento en triples hasta la fecha, su peor porcentaje desde la temporada 1998-1999, cuando lanzaron un catastrófico 28’9 por ciento.

Sin embargo, no olvidemos que aparte del de por sí dañino lockout que obligó a postergar el comienzo de la campaña al cinco de febrero (solo se disputaron, por tanto, 50 jornadas), el equipo sufrió la peor plaga de bajas de su historia. Perdió a sus mejores jugadores, empezando por Michael Jordan (con razón de su segunda y, penúntima retirada, pues volvío a jugar, todavía a buen nivel, en el período 2001-2003 con la camiseta de los Wizards), considerado por muchos el mejor jugador de la historia de este deporte, a quien siguieron su «lugarteniente», Scottie Pippen (marchó libre a unos potentes Rockets que contaban, entre otros, con Olajuwon y Barkley), Dennis Rodman (mejor defensor de la liga en esa época, rumbo a unos Lakers pre-«Three peat» de Shaq y Kobe), Luc Longley (el pívot australiano marchó a los Suns de Kidd y Cliff Robinson) o el laureado entrenador (HC en inglés estadounidese) Phil Jackson (alias el «Maestro Zen») quien, posteriormente, entrenó a los Lakers con mucho éxito (cinco anillos a añadir a los seis logrados en Chicago).

A diferencia de la actual temporada, en la que siguen siendo un equipo competitivo (ostentan la quinta mejor marca de la Conferencia Este, justo por detrás de los Knicks, con un balance de 13-10 (56’5 por ciento de victorias) que, por el momento les sitúa en Playoffs), aquel año pasaron, literalmente, de ser el mejor equipo de la liga, puesto que venían de ser campeones el año anterior, a ser el peor equipo (13-37 de balance), caso inédito en la historia de la NBA. Aparte, cabe añadir el hecho de que, en aquel entonces, el tiro de tres no tenía, ni de lejos, la importancia que tiene hoy en día en la aportación ofensiva de los equipos pues, en aquella temporada (datos globales) la media de triples por partido y equipo era apenas el 47 por ciento de la actual (concretamente, los Chicago Bulls de la temporada 98/99 tiraban un 58 por ciento de los triples que lanzan actualmente).

Esta dura comparativa con unos Chicago Bulls perdedores, como los de aquel entonces admite, sin embargo, mayor énfasis si cabe, pues los Chicago Bulls de esta temporada son el equipo de toda liga que menos tira de tres (apenas 19’7 lanzamientos por encuentro), y el que peor lo hace en términos porcentuales (30’8 por ciento). Son superados, incluso, por unos Pelicans venidos a menos (salvo por Anthony Davis y su gran temporada a nivel individual individual) que han sufrido grandes bajas, tales como, Ryan Anderson, Jrue Holiday o Tyreke Evans (estos dos últimos por lesión).

Paradójicamente, los Chicago Bulls vienen de protagonizar la temporada pasada una de sus mejores campañas en los últimos 20 años en tiro de tres puntos siendo, con 37’1 por ciento de acierto, el tercer equipo con mejor porcentaje de toda la NBA, solo superados por dos conjuntos que hicieron historia durante la temporada regular: Unos Golden State Warriors de récord ( En nº de victorias y porcentaje de las mismas-73 y 89 por ciento, respectivamente-, total de triples intentados y convertidos-2592 y 1077-, mejor arranque de temporada-24 victorias consecutivas-, mejor porcentaje de triples-41’6 por ciento-, etc.) y los San Antonio Spurs (La efectividad en el triple-37’5 por ciento-, aspecto en el que no se prodigaba en exceso-18’5 lanzamientos de media-,ayudó en momentos clave a una franquicia que cosechó 67 victorias). Ambos equipos superaron, incluso, a franquicias como los Blazers, los Cavaliers o  los Raptors, todas ellas con varios especialistas en sus respectivos rosters.

En resumidos términos, una faceta que el año pasado era una fortaleza para los Chicago Bulls, ahora es una debilidad, no en vano, a lo largo de la pasada campaña anotaron de media 7’9 triples por encuentro (idéntico número que sus rivales) para lo cual necesitaban apenas 21’4 lanzamientos (por 23 de sus rivales-34’5 por ciento-), lo que les situaba como el octavo equipo que menos triples concedía y el noveno que los recibía con más bajo porcentaje, hecho que contrasta bastante con lo acontecido en la presente temporada, puesto que, actualmente son el octavo equipo que recibe triples con mayor porcentaje (36’1 por ciento). Si bien, son el séptimo equipo de toda la NBA que menos le lanza de tres (24’4 de media), lo que se traduce en una media de 8’8 triples recibidos y, por tanto, en un déficit de 2’7 triples por encuentro (8’1 puntos), costándole, hasta la fecha, cinco victorias por estrecho margen que le permitirían codearse con Cavaliers y Raptors. Por contra, apenas lanzan una media de 19’7 triples con encuentro, de los que apenas anotan 6’1 (30’8 por ciento), sitúandose últimos de la competición en estos tres aspectos, a años luz de Rockets (Que promedian 37’2 intentos y 14 aciertos desde el perímetro, ambos récords históricos) y Cavaliers (Efectividad del 40’1 por ciento siendo, con una media de 33’8 lanzamientos, el tercer equipo de toda la liga que prueba esta suerte).

Una vez contrastados los hechos, cabe preguntarse, entre otras muchas cuestiones, ¿qué ha pasado en los Chicago Bulls 2016/17?¿Cómo es posible que lleven un mejor registro de victorias a pesar de semejante debacle? Se trata, sin duda, de una cuestión que responde a múltiples circunstancias, y una de ellas salta especialmente a la vista: La radical remodelación de plantilla efectuada durante este verano.

Un nuevo estilo de juego

Efectivamente, una directiva comandada por el General Manager Gar Forman, decidió dar este verano un auténtico giro a una plantilla, que venía de cosechar un decepcionante balance de 42-40, quedándose por segunda vez en 12 años (primera desde 2008) fuera de los Playoffs. Con este fin, se contrató a dos de los mejores agentes libres del mercado, Dwyane Wade (que venía de 13 campañas plagadas de éxitos en Miami) y Rajon Rondo (Máximo asistente de la competición en 3 ocasiones), a quienes se añadieron nombres interesantes, tales como Robin Lopez, Isaiah Canaan, Michael Carter-Williams o el rookie Denzel Valentine, haciendo un total de nueve altas, corrspondidas con similar número de bajas (tercer roster con mayor variación tras Knicks y Nets), entre las que destacan Pau Gasol, Derrick Rose y Joakim Noah (estos dos últimos, precisamente, destino NYC).

Semejante renovación ha traído consigo un cambio de estilo, con un juego más defensivo (las estadísticas dan fe de ello), y un ataque bastante basado en transiciones rápidas, tiros de media distancia y puntos en la pintura (ya sea a través de layups, jugadas al poste de jugadores como Taj Gibson o Robin Lopez o penetraciones de dos de los mejores slashers de la NBA, como Dwyane Wade y Rajon Rondo), dejando por ello en un segundo plano el tiro exterior.

Los tiradores no anotan

A pesar de ello, lo cierto es que se esperaba mejor aportación en tiro de jugadores claves en la rotación, como Nikola Mirotić, Doug McDermott o Isaiah Canaan, cuyos porcentajes en tiro de 3 se encuentran, hoy por hoy, en mínimos de carrera, con un 29’5 por ciento, 32’1 por ciento y 27’6 por ciento , respectivamente. Sin ir más lejos, estos tres jugadores han lanzado hasta la fecha el 46 por ciento de los triples del equipo (con un  porcentaje combinado del 29’2%), por lo que se les puede atribuir buena parte de la responsabilidad del pobre desempeño del equipo en esta faceta. Sin embargo, cada caso merece ser analizado individualmente.

En primer término, Nikola Mirotić está rindiendo bastante por debajo de lo esperado por numerosos expertos en lo que llevamos de campaña, en parte, por el desplazamiento de posición de Jimmy Butler, habitualmente jugando de alero o tres (a raíz de las llegadas de Wade y Rondo) y la decidida apuesta de Hoiberg por un ala-pívot de perfil claramente interior, como es el caso de Taj Gibson, circunstancia que ha relegado al internacional español natural de Montenegro, a un puesto de 6º o 7º hombre en la franquicia y, por lo tanto, a jugador de rotación en el perfil de alero alto («3» alto) o «4» abierto (o tirador). De hecho, solo ha sido titular en dos encuentros hasta la fecha (coincidiendo con sendas ausencias de Dwyane Wade), jugando en la posición de alero (con Butler regresando interinamente a escolta) en una plantilla que, por el momento, tiene un quinteto titular casi inamovible: Rondo (siempre titular salvo en sus tres ausencias),  Wade, Butler, Gibson y Lopez, lo que evidencia una clara pérdida de protagonismo para un jugador que el año pasado fue titular en 38 de los 66 partidos que jugó (aprovechando, en parte, la lesión de Mike Dunleavy), jugando una media de 24’9 minutos (quinto del equipo, ahora es séptimo) y con el papel de cuarta opción ofensiva (ahora es la sexta).

Ante este panorama cabe añadir que «Niko» no está aprovechando en la medida en que debería las oportunidades que Fred Hoiberg le otorga. De hecho, salvo en minutos jugados (22’5 de media) y tiros de 2 (52’1), en el resto de estadísticas importantes, está por debajo, incluso, de su temporada rookie: Puntos por partido (8’8 frente a 10’2), tiros de campo (38’6 frente a 40’5 por ciento), tiros de 3 (29’5 por 31’6 por ciento-31 de 105 lanzamientos-), PER (13’1 por 17’9), ratio de puntos por minuto jugado (0’391 por 0’505) y porcentaje de tiros libres (73’5 por 80’3 por ciento), a lo que se añade que él solo intenta un 23’35 por ciento de los triples del equipo (4’6 de media), por lo cual, a día hoy, podríamos estar hablando de un auténtico «Junior year slump«, que recientemente han sufrido jugadores muy prometedores como Michael Carter-Williams (ROY en 2014, actualmente lesionado, y compañero de equipo) o Dion Waiters (en la actualidad en los Heat).

doug mcdermott
Doug McDermott no está aprovechando su tiro exterior. Matt Sisneros

Por otro lado, está Doug McDermott, un clásico tirador que, como mínimo, recuerda a Kyle Korver (de hecho, ambos se forjaron la Universidad de Creighton, con similares roles, pero un papel más estelar para Doug) o al ex de Wolves y Celtics, entre otros, Wally Szczerbiak. No obstante, una lesión ha lastrado durante el último mes (regresó ayer a las pistas) a un jugador que, a pesar de disputar una sólida campaña como sophomore  (9’4 puntos, con un 42’5 por ciento en triples, en 81 partidos disputados-4 titularidades- con una media de 23 minutos), no ha tenido en los que llevamos de campaña la continuidad que necesita. A esto se le añade el bajón en su porcentaje en el tiro de tres, que ha pasado del mencionado 42’5 por ciento (1’4 de 3’2 intentos de media) a un decepcionante 32’1 por ciento (apenas 0’8 de 2’5 intentos-9 de 28, en total-), lo que refleja una pérdida de confianza por parte del jugador en una faceta tan importante en su juego (y que vendría de perlas a su equipo). No obstante, su media de minutos ha aumentado (24’1), así como  media de puntos (10’1), su porcentaje en tiros de campo (48’3%), su PER (13),su ratio de anotación  (0’42 puntos por minuto) y su porcentaje de tiros libres (90%), por lo que, se puede decir que, salvo en este aspecto, está mejorando.

Por su parte, Isaiah Canaan, en que el que también hay fundadas expectativas, vista su última campaña y media en los Sixers (de lo poco salvable en una franquicia que el año pasado tocó fondo), promedia un paupérrimo 27’6 por ciento en el tiro de 3 (el peor registro de su carrera- 21 de 76 intentos- para un jugador que lleva un decente 35’5 por ciento en 4 temporadas) que, sin embargo, compensa con un estupendo 54’2 por ciento en tiros de dos (Mejor registro de su carrera y entre los mejores de la liga en su posición), para un discreto 39’3 por ciento en tiros de campo (por encima de su 37’1 por ciento de carrera), a lo que se añade un 88% en tiros libres (Tope de carrera). No obstante, promedia unos casi insustanciales 6’8 puntos por partido, muy escasos para un jugador que disputa 20’7 minutos en pista (0’329 de ratio de anotación) quien, aparte, no aporta nada especial en dirección de juego ni en defensa (más bien, es una lacra en esta última faceta, dada la escasa eficacia de su marcaje y su cortísima estatura-1’83m- para ser un escolta/base de la NBA-y, evidentemente no es Allen Iverson-) y, para colmo, tiene un díscretísimo PER de 9’3 (peor registro de su carrera). Visto en perspectiva, se trata de un jugador que, por el momento, perjudica más que beneficia al equipo (el equipo promedia -5’3 puntos menos con él en pista), si bien, dado su salario de poco más de 1 millón de dólares para esta temporada, no sería problemático para la franquicia con sede en el estado de Illinois rescindir su contrato o traspasarlo, en busca de un jugador que cumpla mejor sus funciones y se adapte mejor al juego del equipo.

Una vez analizados los registros de estos tres jugadores se puede extraer que juntos promedian 10’6 lanzamientos de 3 puntos por partido, muy próximo a lo que promediaron durante  la pasada campaña, todos juntos (11’96): Mike Dunleavy (3’2), Aaron Brooks (2’7), Tony Snell (2’4), E’ Twaun Moore (1’8), Justin Holiday y Kirk Hinrich (estos dos últimos intercambiados en un traspaso a tres bandas con Hawks y Jazz a mediados de febrero), con 1’87 combinados. En contraste, estos seis jugadores tuvieron un porcentaje conjunto del 39 por ciento (257 de 659 intentos), que contrasta con el 29’2 por ciento (61 de 209 intentos) de nuestros tres protagonistas, cuyo porcentaje, añadido a los pésimos bagajes de otros miembros del roster actual, como Jerian Grant (5 de 21-23’8 por ciento-) o Denzel Valentine (9 de 33-27’3 por ciento-), desciende a un desastroso 28’5 por ciento (75 de 263). Expresado en términos globales, estos cinco jugadores han lanzado el 58’1 por ciento de los triples del equipo hasta la fecha (263 de 454) y, sin embargo, apenas han anotado el 53’6 por ciento de los triples totales (75 de 140), por lo que, claramente, bajan la media del equipo a un 30’8 por ciento (140 de 454) que, al margen de ellos, anota un decente 34 por ciento en tiro de tres (65 de 191).

El Big Three, ‘sorprendentemente’ al rescate

Para sorpresa de muchos, el contrapeso lo están haciendo los miembros del Big Three: Jimmy Butler, Dwyane Wade y Rajon Rondo, quienes nunca se han destacado especialmente en este aspecto del juego. De hecho, sus medias de carrera son de un 33 por ciento, un 28’7 por ciento y un 29’1 por ciento, respectivamente. Todos ellos (fundamentalmente los dos últimos) bastante por debajo de la media de la NBA (en este aspecto) en sus correspondiente posiciones, puesto que, son jugadores que se han destacado por otras características.

jimmy butler , chicago bulls
Jimmy Butler está realizando la mejor temporada de su carrera NBA. Matt Sisneros.

No obstante, estos tres jugadores están tirando de tres al nivel de las mejores campañas de sus respectivas carreras (aún sin resultados espectaculares, por encima de lo esperado). Sin ir más lejos, Jimmy Butler lleva un 35’1 por ciento (27 de 77, tercer mejor registro de su carrera), por encima de su mencionada media de carrera (33 por ciento) y de su temporada pasada (31’2 por ciento), a lo que, por si fuera poco, añade una media de 6’7 rebotes y 4’1 asistencias, para un PER de 27’3.

Por su parte, Dwyane Wade está tirando como nunca en sus 14 campañas en la NBA (13 de ellas en Miami), tal y como atestigua su 34’3 por ciento (23 de 67) en triples, muy por encima de su 28’7 por ciento de media de carrera (bien es cierto que, apenas ha tirado 1’6 de media en 876 partidos disputados desde el 2003), lo que tiene mayor mérito teniendo en cuenta que la pasada temporada tuvo su peor porcentaje de triples (un patético 15’9 por ciento, aunque apenas tiraba una media de 0’6 triples) y que está duplicando su media de carrera en lanzamientos (3’2 contra 1’6) de este tipo.

En tercer término tenemos a Rajon Rondo, que está promediando un nada despreciable 32’3 por ciento (10 de 31) en triples, segunda mejor marca de su larga carrera (11 temporadas contando la actual), solo superada por el 36’5 por ciento que promedió el año pasado con los Kings, logrando, a su vez, ser el máximo asistente de la competición, con un media de 11’7 entregas. A pesar de ser poco asiduo desde el perímetro (apenas lanza 1’6 veces por encuentro), está mostrando una consistencia superior  a su media de carrera (29’1 por ciento, aunque apenas ha lanzado 1 triple de media en 665 partidos disputados) que, sin embargo, deja su porcentaje de tiros de campo en un 39’7 por ciento, muy por debajo de su 46’6 por ciento. Dato que, por el momento, no está sabiendo compensar en forma de asistencias (7 de media) ni robos (1’4), salvo en rebotes (6’6), lo que le deja con un discreto PER de 12’2.

Así y todo, queda claro que le aportación de estos tres jugadores en tiro exterior es insuficiente, a pesar de que mejoran al resto de sus compañeros, puesto que han lanzado el 38’55 por ciento de los triples del equipo (175 de 454), de los que han anotado un 34’3 por ciento (60 de 175), lo que supone el 42’86 por ciento de los aciertos del equipo (60 de 140). Sin embargo, visto con perspectiva, se trata de una aportación pobre, puesto que los dos mejores tiradores del equipo hasta la fecha, Jimmy Butler y Dwyane Wade ocupan, respectivamente, el 82º y el 86º puesto en el ranking de tiro de tres (en porcentaje) de la NBA.

Lo más curioso, es que los dos tiradores con mejor porcentaje del equipo, Bobby Portis y Michael Carter-Williams, con un 44’4 por ciento (4 de 9) y un 50 por ciento (1 de 2) en tiro de tres respectivamente, no computan en esta clasificación dado el escaso número de veces que han tirado, así pues, esta aportación ha sido casi intrascendente para la franquicia con sede en Chicago.

Entonces, llegados a este punto, cabe hacerse una pregunta, ¿cómo es que los Chicago Bulls de esta temporada no solo mantienen, sino que mejoran sus resultados de la pasada campaña?

Defensa y anotación eficiente, estandartes del equipo

La respuesta radica en varios aspectos, entre los que destaca la buena defensa. En efecto, los Chicago Bulls tienen a día de hoy la 5ª mejor defensa de toda la liga (encajan un media de 99’9 puntos, que contrastan con los 103’1 del año pasado-3’2 menos-) que les sirve para compensar un ataque «mediocre», de hecho, son el 20º equipo en anotación (103 puntos por partido, que mejoran los 101’6 de la campaña 2015/16) con Jimmy Butler y Dwyane Wade como principales sustentos (25’6 y 20’2 puntos, respectivamente). En conclusión, a día de hoy, el equipo tiene un superávit de 3’1 puntos, cuando, por contra, el año pasado tenía un déficit de 1’5.

A esto se suma un mejoría general en los porcentajes de tiro: El porcentaje en tiros de campo se ha mantenido casi intacto (44 por ciento actual por 44’1 por ciento del año pasado), a pesar del desacierto en tiro de tres (30’8 por ciento contra 37’5 por ciento), debido a una mejora en el tiro de dos (47’9 por ciento contra 46’4 por ciento), faceta en la que, aparte, el equipo se prodiga más a menudo (67 contra 66’1 lanzamientos de media) y, evidentemente, anota más (32’1 contra 30’7 canastas), lo que le otorga un superávit de 2’8 ptos por partido en este aspecto respecto a la plantilla del año pasado. Esto se atribuye en parte a los altos porcentajes en tiros de dos de Taj Gibson (54’9 por ciento), Doug McDermott (55’9 por ciento), Jimmy Butler (49’7 por ciento) y Dwyane Wade (47 por ciento), no obstante, el equipo se sitúa como 22º y 14º de la NBA en tiro de campo y tiro de dos, respectivamente.

Por añadido, el equipo lanza más tiros libres por partido que el año pasado (25’4 contra 21), anotándolos con mejor porcentaje (81 por ciento frente a un 78’7 por ciento) y, por lo tanto, más en promedio (20’6 frente a 16’5, lo que supone una plusvalía de 4’1 ptos por partido), situándose como 6º y 3º de la competición en estos dos aspectos.

Sumados estos dos aspectos (Tiro de dos y tiro libre) el equipo consigue una plusvalía de 6’9 puntos por partido respecto al año pasado, lo que permite compensar el bajón en triples.

En último lugar, cabe añadir una mejora en los promedios del equipo en rebote (48’5 contra 46’3), incluyendo rebotes ofensivos (13’4 contra 11’1), robos (7’8 contra 6) y pérdidas (13’7 contra 13’9), lo que permite (todo ello) a los  Chicago Bulls disfrutar de un mayor número de posesiones y, por tanto, mayores posibilidades de anotar y que no le anoten.

 

En conclusión, una vez analizados los aspectos clave de este equipo, no cabe duda de que salvo en porcentajes de triples, los Chicago Bulls de esta temporada son mejores que los de la pasada y, en consecuencia, no es de extrañar que estén mejorando su balance de victorias-derrotas, con un 13-10 (56’5 por ciento de victorias) que los sitúa quintos del Este (a un paso de Knicks y Hornets, empatados como terero y cuarto) frente al 42-40 de la 2015/16 (51’2) que, como sabemos, les dejó fuera de Playoffs. Todo esto, en un equipo plagado de caras nuevas que, según pase el tiempo jugarán, todavía, más conjuntados y conseguirán, a buen seguro, mejorar su porcentaje en tiro de tres; así pues, si el equipo logra acortar este amplio margen de mejora y hace un par de modificaciones en la plantilla (Para empezar, traspasar a Canaan), se pueden convertir, esta temporada, incluso, en un claro aspirante a disputar las Finales de la NBA.