El espíritu libre del irrepetible Manu Ginóbili

Gregg Popovich: "No creo que le pueda entrenar"

Manu Ginóbili San Antonio Spurs
Uno de los tres pilares de los Spurs, el argentino Ginóbili. Fuente: Michael Tipton (CC)

Detrás de su apariencia rígida, gruñona y a veces terca se esconde uno de los mejores sino el mejor entrenadores de la época actual del baloncesto. Gregg Popovich tiene su forma de ver el baloncesto, y si realmente cree que se hace de una forma lo que está intentando enseñar, los jugadores tienen que acatar sus órdenes o se verán relegados al banquillo. Pues bien, esta norma se vio truncada una vez desde que es el amo del calabozo en San Antonio, y tiene firma argentina. Todo tiene que ver con ese alma que despliega Manu Ginóbili allá donde va. Tiene un gen competitivo que se equipara al de Kobe Bryant y nunca da nada por perdido.

Después de perder la final de la Euroliga en 2002, Ginóbili no salió de su casa durante una semana. Sucedió de la misma manera cuando perdieron en el séptimo partido de las Semifinales de Conferencia contra los Dallas Mavericks en el 2006, cuando cometió una falta sobre Dirk Nowitzki, dándole la oportunidad de empatar el partido que llegaría a la prórroga y perderían. Además en ese momento se sentía culpable de haber finiquitado las opciones de conseguir el anillo de Oberto y Finley. Durante todo el verano todos los integrantes de la plantilla intentaban consolar a Manu sin efecto alguno.

Pretemporada 2007-08. 

Este mismo carácter se trasladaba a la pista: salvaje, indomable, incontrolable. Ese mismo carácter es que hizo saltar chispas con Popovich. En un partido en Septiembre de 2007 durante la pretemporada, Manu se lanzó por un balón entre 3 jugadores, recuperando el balón y logrando pasarlo a un compañero. Popovich decidió parar el entrenamiento y se dirigió a sus jugadores:

«¿Qué significa esta jugada para vosotros?»- Les contó que si querían repetir el anillo tendrían que jugar con la misma intensidad que el zurdo.

Popovich entonces se giró hacia Ginóbili: «Estamos en el jodido Septiembre. No vuelvas a hacerlo«.

Todo apuntaba a que Manu Ginóbili no iba a encajar en los Spurs. Popovich prodigaba un juego lento, aprovechando los 24 segundos y ejecutando los esquemas del equipo y una defensa disciplinaba. Ginóbili hacía todo lo contrario, le gustaba tirar triples al empezar las posesiones, solía romper las jugadas y apostaba por robos complicados. ‘Pops’ lo odiaba.

«Yo era tan obstinado. Le tenía que frenar. Le decía «no puedes cometer pérdidas. No puedes tomar esos tiros». Le decía toda esa mierda purista. Un día recuerdo que le dije a Budenholzer que no le iba a poder entrenar».

El primer año del argentino en la liga estuvo muy frustrado. El ser ‘rookie’ le limitaba para poder hacer lo que quería.

«Estaba tan frustrado, esperando en la esquina. Quería el balón, tomar decisiones. Tenía 25 años y quería revolucionar el mundo. Pensaba que lo sabía todo»- comentaba Manu.

Un día en una sesión de vídeo postpartido, Popovich enseñó un pase rápido desde la banda que había realizado Manu el día anterior y le dijo que no lo volviera a hacer. El próximo partido Ginóbili estaba en la misma situación. Esta vez, fiel a su carácter, se paró para sonreírle a Popovich. El banquillo se volvió loco. A pesar de hacer las cosas a la manera del argentino, Popovich terminó por aceptar que Ginóbili simplemente siempre estaba dos pasos por delante que el resto. Mientras le gritaba, ‘Manudona’ le estaba ganando la partida al amo del calabozo.

«Te dabas cuenta de que traía más aspectos positivos que negativos. Es un maldito ganador. Llegué a la conclusión que debía ser más a su manera que a la mía».

Duncan, que un principio había sido avisado de lo bueno que era Ginóbili, solo esperaba verle jugar. Al final, también aceptó la postura que había tomado Popovich.

«Se dio el permiso para jugar como él quería. Hizo que nos rindiéramos. Popovich se tiraba de los pelos, pero al final todo el mundo vimos que Manu se encontraba por delante de todo el mundo».

El argentino se ganó finalmente el respeto de Popovich en la temporada 2004/05. En Las Finales promedió 19 puntos y 4 asistencias y se convirtió en el jugador para los momentos calientes de los Spurs. Budenholzer y Buford opinaron que en aquella serie Ginóbili debía ser al menos co-MVP con Tim Duncan. Esa inteligencia, unida con ese estilo agresivo de jugar, hacen del escolta de 38 años un ejemplar único en el mundo del baloncesto.

Fuente: aaronisnotcool (CC)
‘Manudona’ en un partido en Él Alamo. Fuente: aaronisnotcool (CC)

Raja Bell siempre ha opinado que el oponente más duro al que se ha enfrentado fue Kobe. ¿O no?.

«La gente siempre me pregunta quién es el más difícil de aprender. Digo Kobe. Es lo que la gente quiere oír. Pero la verdad es que debe haber sido Manu».

«Aceleraría hasta cuarta marcha, te superaría, bajaría hasta segunda para que tú te chocaras con él y después haría una indefendible bomba. Me hice una carrera estudiando a las estrellas ofensivas. Nunca pude tomarle la medida».

A parte de su instinto anotador, el argentino también tiene una envidiable visión de juego. Los Spurs crearon una jugada específicamente para Manu aprovechando su habilidad para el pase, llamada la «weak fly«. Budenholzer intentaría replicarla con los Hawks.

«Manu es el único con las pelotas para lanzarla. Creo que es mi jugada favorita de siempre. Hemos trabajado con ella en Atlanta, pero creo que nos salió bien una vez en toda la temporada».

Porque al final, siguiendo la filosofía de Manu Ginóbili, «el baloncesto es cuestión de pelotas».