El gran verano de los Jazz

Rematado con la llegada de Boris Diaw

Fuente: Ann-Dee Lamour (CC)
Fuente: Ann-Dee Lamour (CC)

Se acabó la reconstrucción. Los Jazz comenzaron su particular travesía del desierto aquellas aciagas fechas en las que el gran Jerry Sloan dimitía de su cargo tras más de dos décadas siendo el coach indiscutible en SLC por culpa de la mala relación con el jugador franquicia del equipo en aquellos momentos, y como Roma no paga a traidores la gerencia traspasaba a su estrella Deron Williams a los Nets a cambio de tres millones de dólares, dos primeras rondas y los jugadores Derrick Favors y Devin Harris. La plantilla resultante de este descalabro terminaba en manos de Ty Corbin, que con el tiempo se convertiría en uno de los peores entrenadores que haya tenido jamás la franquicia mormona. Aquel año fue para olvidar, bueno…y los siguientes. De hecho ni con la llegada del actual inquilino del banquillo, Quin Snyder, el rumbo parecía enderezarse. Pero ya eran otros tiempos, tiempos de tankeo, tiempos de reconstrucción. Y las reconstrucciones, o construcciones en este caso, por condición necesitan tiempo y dedicación. Como cantaba Loquillo en una de sus canciones refiriéndose a las chicas que le gustaban.

Como tiempo necesitaban, tiempo tuvieron. Y ese tiempo pudo haber terminado la pasada temporada con la participación de los Jazz en los playoffs, que no se consiguió en el ultimo suspiro de la RS. Pero lo ocurrido el pasado curso solo vino a ratificar que el proyecto estaba bien encauzado, que la base del equipo había sido bien creada poco a poco desde el Draft y que no haberse hipotecado con agentes libres dejaba a la franquicia en una posición muy interesante de cara a reforzar el equipo, esta vez sí, con jugadores de nivel que viniesen a tapar carencias significativas y a mejorar, en suma, la plantilla.

Así que esto es lo que se logró en los primeros días de la Agencia Libre: poco antes del Draft el GM Dennis Lindsey traspasaba el pick 12 que disponían los Jazz a cambio de George Hill; en el Draft eligía a tres interesante jugadores de cuarto año pese a disponer de elecciones bajas en segunda ronda; en la agencia libre era capaz de convencer a un veterano ilustre como Joe Johnson; conseguía tras un traspaso al veterano Boris Diaw; además de dejar marchar a Trevor Booker y traspasar a Trey Burke a los Wizards. Pocos movimientos pero calculados y precisos. Porque las nuevas adquisiciones sumadas a las salidas dejan en manos de Quin Snyder la mejor plantilla que han tenido en SLC en unos cuantos años. Próxima parada: PLAYOFFS.

GEORGE HILL

Así que los Jazz se hicieron con el tan ansiado base del que venían careciendo desde hace mucho tiempo. George Hill es un buen jugador, ni por asomo una estrella, pero el entusiasmo que ha despertado su llegada no tiene tanto que ver con su calidad si no con la necesidad en el sistema de Snyder de un PG de sus características. Sus porcentajes en Indiana, 12,1 puntos y 3.4 asistencias, no nos dicen demasiado. Su defensa del perímetro y de su hombre, su poca tendencia a acaparar balón o protagonismo, su capacidad de trabajo, su tiro de 3 y su veteranía si que ayuda a entender la buena acogida del movimiento y los deseos de la mayoría por verle renovado el verano que viene.
Si a esto le sumamos las declaraciones de su agente, una vez consumado el traspaso antes de la noche del Draft, en las que aseguraba que hacía tiempo que Hill deseaba jugar para estos Jazz y ponerse a las ordenes de Quin Snyder se comprende aún más el buen regusto que ha dejado ésta incorporación. Ahora bien ¿son palabras interesadas? lo cierto es que Dennis Lindsey reconoció al final de temporada que en el Dead-line recibió dos ofertas que aceptó en las que se veía involucrada la primera ronda que tenían los Jazz este año (pick12) pero por que por circunstancias ajenas a él las ofertas se rechazaron. Los nombres que más sonaron por aquellos días fueron el de Jeff Teague de Altanta y, precisamente, el de George Hill. Quizá en ese momento se vio el jugador formado en los Jaguars de Indiana vistiendo la camiseta de los Jazz…o quizá no. Lo que parece claro es que todos los actores involucrados en esos dos intentos de «trade» se vieron obligados a entenderse al mismo tiempo para poder conseguir lo que realmente quería cada uno. Los Hawks el pick 12 y espacio salarial, los Pacers a un play-macker de primer nivel también natural de Indiana, y los Jazz a el ansiado base veterano que necesitaban. Todos contentos.

DRAFT 2016

Poco parecía que podían pescar los Jazz en un Draft muy justito en el que habían traspasado su primera ronda. Más aún cuando hicieron «trade-down» siendo así sus tres elecciones en segunda ronda bajas. Pero lo cierto es que para esas alturas del Draft y las posiciones en las que les eligieron fueron tres picks muy interesantes.

El primero en caer fue Joel Bolomboy. Un mulato ucraniano que había pasado su periplo universitario en una universidad local y que, parece ser, gustó mucho al cuerpo técnico. La calculada salida de Trevor Booker dejaba algo huérfano al equipo de un jugador interior muy físico e intenso, papel para el que está capacitado el ex de Weber State. Bolomboy es un jugador con un instinto increíble para el rebote, que solo sabe jugar intensamente y con un tiro en desarrollo que puede llegar a ser aceptable. Pese a que el jugador pensaba que merecía ser seleccionado en el Draft antes, lo cierto es que su toma de decisiones en la pista parece lastrarle bastante. No parece mala idea tenerle a mano en los Idaho Stampede.

El siguiente en ser elegido fue Marcus Paige. Base procedente de North Carolina que realizó una interesante carrera universitaria. Jugador con talento y carencias a partes iguales, que si es capaz de mantener la actitud mental necesaria e ir limando esas carencias podría llegar a tener sitio en la NBA. Personalidad no le falta.

Tyrone Wallace fue el último nombre que se escuchó en la noche del Draft. El jugador formado en la universidad de California es un base que, en cierta medida, recuerda a Dante Exum. Alto, de mucha envergadura (2,08), de buena defensa pero de un tiro muy poco consistente. Mas trabajo aún que hacer para otro base en un equipo con demasiados.

Si hay un dato que destaca de éstas elecciones es que los tres terminaron sus cuatro años de carrera. Cosa poco común, incompresiblemente, hoy en día para un jugador que aspira a ser profesional del baloncesto. Y es que los Jazz han buscado este verano veteranía hasta en el Draft. Sería extraño ver a alguno de los tres a las ordenes de Quin Snyder esta temporada, aunque también lo sería no tenerles en la órbita de la franquicia.

NUESTRO ARTICULO AL RESPECTO

JOE JOHNSON

No están acostumbrados en SLC a noticias como la que recibieron en la Agencia Libre: el seis veces All-Star Joe Johnson firmaba por dos años con los Jazz por 22 millones de dólares. Y es que en Utah ya es una tradición que los agentes libres con galones tengan cierta alergia a recalar en el estado mormón. Lo cierto es que fue inteligente el jugador formado en la universidad de Arkansas aceptando la oferta de los Jazz si miramos objetivamente la operación: es un equipo al alza; con un cuerpo técnico más que competente; con un puñado de jugadores jóvenes con mucho futuro que apunto estuvieron de meterse en playoffs ya el curso pasado; según está diseñado el roster no se necesitará de él que vuelva a ser el jugador que era hace unos años, se le pedirá minutos de calidad en pista, tiro exterior y veteranía y además estará bien pagado sin excesiva presión…todo ventajas.

Bien es cierto que para un jugador como Johnson, que lleva tanto tiempo en la NBA y que tiene bastante más pasado que futuro, estar rodeado de jóvenes en un equipo donde pueda estar cómodo y competir en el Oeste, ha debido ser una tentación. Un punto a favor de Lindsey que se hace con un veterano de garantías, como demostró el pasado curso en Miami (41 por ciento de acierto más allá de la línea de 3 puntos), a un buen precio viendo como se había puesto el mercado y que significa un empuje moral a un proyecto que ve como poco a poco se ha convertido en atractivo a los ojos de la liga.

Lo que gana Quin Snyder teniendo a JoJo en sus filas es esa clase de jugadores con poso al que no le temblará el pulso ni en RS ni en Playoffs. Un tío que lleva acumulados más de 1000 partidos en toda su carrera y más de un centenar en playoffs. Un espejo en que mirarse para alguno de sus jóvenes valores.

TREY BURKE

Estaba cantado desde hacía mucho tiempo que Burke tenía los días contados en Utah. La gran apuesta que se hizo por el en el Draft del 2013 a nadie le pareció descabellada (picks 14 y 21 se fueron  a Minnesota), ya que a todos los expertos parecían estar de acuerdo con que el jugador formado en Michigan era el mejor proyecto de base de aquel Draft. Su primer año no fue un mal año rookie, pero con la llegada de Quin Snyder llegó su estancamiento y después su involución hasta llegar a desaparecer sus minutos de rotación en el fondo del banquillo.
Es evidente que es un jugador de calidad y seguro que en otro equipo, con otro sistema de juego y otro rol puede ser muy aprovechable (tiene solo 23 años). Pero lo que si ha dejado claro su periplo por SLC es que, a día de hoy, no es un base titular para la NBA. Como para ese papel se le reclutó la decepción de todos, suponemos que también la de él, es más que justificada. Se marcha por la puerta de atrás con destino a los capitalinos Wizards a cambio de una futura segunda ronda. Quizá allí podamos ver de nuevo a aquel jugador que deslumbraba a ratos en la NCAA.

BORIS DIAW

Si ya fue una sorpresa más que agradable la contratación de Joe Johnson, el traspaso de Boris Diaw a los Jazz se convirtió en la guinda del pastel. No solo por el precio, a cambio de los derechos de Olivier Hanlan los Jazz reciben a Diaw, una segunda ronda del 2022 y dinero, si no por la clase de jugador que llega a reforzar el juego interior. Derrick Favors y Rudy Gobert como estandartes interiores de éste equipo, un Trey Lyles al que se le ve cada vez mejor (en lo que llevamos de la Summer League ha promediado más de 20 puntos por partido), con Jeff Withey como jugador de características parecidas a las de Gobert salvando las distancias y un Tibor Pleiss que no consigue meter el pie en el roster mas que ocasionalmente completaban el juego interior mormón. La no renovación de Trevor Booker dejaba dos cosas claras: que a Lyles se le quiere dar mas protagonismo y que quedaba un hueco en el roster. Ese hueco finalmente lo va a ocupar un jugador distinto, con experiencia internacional con Francia y en playoffs con tres equipos diferentes en 9 temporadas, jugador de equipo, con muy buena mano, buena defensa y de gran inteligencia en ambos lados de la pista. Un refuerzo de lujo para el tipo de baloncesto que realizan los hombres de Snyder.

Lo que agradecen todos los estamentos de la franquicia de SLC y sus aficionados es la actitud del paisano de Gobert ante el traspaso

«Los Spurs se han preocupado en mandarme a un lugar donde estuviera yo a gusto» comentó agradecido.

Gobert y Diaw llevan un tiempo coincidiendo en la selección nacional francesa y la posibilidad de recalar en Utah fue comentada por los dos:
«Le dije a Utah» comentó Gobert con una sonrisa al ser preguntado sobre el tema, «y hoy sucedió.»
 Todo indica que la llegada de Diaw a SLC no solo aportará en lo deportivo, si no que además ayudará al ambiente general de un vestuario ya de por sí bastante unido.

SHELVIN MACK

Así que viendo cómo se estaba desarrollando la Agencia Libre solo quedaban flecos por cerrar. El fichaje de Quincy Ford por tres años no garantizados pensando en los Idaho Stampede, la inclusión o no en el «primer equipo» de Bolomboy y Pleiss y hacer o no efectivo el último año de contrato de Shelvin Mack eran los asuntos «menores» a los que se tenían que enfrentar Lindsey y Snyder salvo sorpresa mayúscula. Y parece que tenían claro que el base que aterrizó en Utah en invierno desde Atlanta y que ocupó el puesto de base titular tras el Dead-line era lo suficientemente utilizable como para hacer efectivo su último año de contrato.

Y es que el antiguo compañero de Hayward en la universidad de Butler pasará de la titularidad a pelear con el brasileño Raul Neto por ser el tercer base del equipo tras Hill y Exum. No parece que el jugador vaya a presentar ningún problema por este cambio de rol, ya que es esa clase de jugadores esforzados que tanto gustan por aquellos lares. Los 2,4 millones de dólares que cobrará Mack son totalmente asumibles por la economía de los Jazz en éste momento. Los 12,7 puntos, 5,3 asistencias y 3,8 rebotes por partido que promedió tras su llegada serán su principal aval para convencer a Snyder y poder dejar así al brasileño Neto sin sitio. Veremos cómo lidia Coach Snyder con el hecho de tener en plantilla a cuatro bases.