La marcha de Dwyane Wade, por amor propio

Los despropósitos de la organización hacia él causaron su despedida

Dwyane Wade siempre será el eterno capitán de los Heat - Keith Allison (CC)
Dwyane Wade siempre será el eterno capitán de los Heat – Keith Allison (CC)

Tras tantos años, por fin ha llegado el día, el día que ningún fan de los Heat quería que llegara. Es el momento de decir adiós a Dwyane Wade. Y no, tampoco ha sido como esperábamos que fuera. El héroe del equipo se ha ido, y posiblemente de una de las peores formas posibles. Se ha ido por la puerta de atrás, sin una despedida sobre la cancha y con el estatus de leyenda manchado.

Creo que nadie del mundo del baloncesto hubiera apostado hace un par de años que Wade vestiría la camiseta de una franquicia que no fuera la de los Heat. Han sido trece años, pero ante todo, un legado ¡Y qué legado! Quizás no haya tenido el impacto de Jordan a nivel internacional, quizás no haya sido igual de dominante que LeBron James, pero lo que Dwyane Wade ha supuesto para la franquicia no se ve todos los días.

No obstante, ese no es el tema hoy. Explicar su salida es el objetivo ahora mismo, pues en pocas horas he presenciado cómo su imagen empezaba a ser ensuciada por interpretaciones, a mi modo de ver, demasiado apresuradas. En el ‘Caso Wade’ se han hecho un montón de cosas mal, tanto desde la organización como quizás por parte del jugador. Sin embargo, no debemos caer en la crítica burda y fácil: «Wade se va a por el dinero», «Wade es un traidor», «Riley debe dimitir» o muchas otras.

Al comienzo de la agencia libre, la situación era la siguiente: antes del deadline de la última temporada, los Heat se deshicieron de todas las cargas salariales posibles con el fin de no tener que pagar impuestos de lujo. La plantilla se redujo considerablemente, y el núcleo de jugadores que formaban el roster se componía de contratos de un único año. De esta manera, solo Dragić, Josh Richardson, Winslow, Bosh y McRoberts tenían contrato para la próxima campaña. El salario total de estos se disparaba hasta los casi 50M de dólares, lo que supone más de la mitad del límite salarial (actualmente ligeramente superior a 90M). A esto, había que añadir las renovaciones de Wade y Whiteside y el supuesto fichaje de Kevin Durant con el que soñaba Pat Riley. Además, había que sumar jugadores hasta completar el roster.

Para cualquiera esto hubiera sido un sueño imposible y hubiera cambiado de planes. No así para Pat Riley. The Godfather tenía en mente crear un equipo basado en Durant, Whiteside, Wade y Bosh, y fue ‘All-in’ a por ello. El tiro salió rana. Se renovó a Whiteside por el máximo, lo que ya condicionó futuros movimientos. Y ahí se paró todo. Durant rechazó la oferta de Riley, y una vez se resolvió su destino, Riley se fue a por Wade.

Este fue el error, no el dinero. Para muchos puede que sea algo nimio, pero seamos sinceros y reflexionemos antes de precipitarnos. ¿Es esta la manera de tratar a una leyenda viva como Wade? El capitán, el héroe de todos los aficionados, quien trajo a casa el primer anillo de la historia de los Heat y quien lleva años sacrificándose por el bien común, fue el último jugador por quien se interesó su propio equipo. Ese equipo por el que se dejó su físico y mucho del dinero que debería haber ganado durante años, ese equipo que ha representado y capitaneado junto a Haslem durante toda su carrera profesional no estaba dispuesto a devolverle el favor.

En parte sí, desacuerdos económicos. Wade quería la subida de sueldo que se merece desde hace años y 3 temporadas garantizadas; Miami no le daba el tercer año, aunque al final sí ofrecía el dinero que pedía (tras ver cómo surgían ofertas muy serias de Nuggets, Bulls y Bucks). Pero era una deuda que llevaban aplazando renovación tras renovación, desde que Wade se bajara el sueldo para traer a LeBron y Bosh. Aun así, esto no fue lo determinante.

Tras oficializar su salida, se supo que las relaciones con Pat se habían deteriorado hacía mucho tiempo. Los problemas mutuos eran de tal alcance que no le llamó durante todo el periodo de Agencia Libre. Por otro lado, normalmente, las franquicias cuentan con sus mejores jugadores con la idea de reclutar a los jugadores que les interesan. Esto no solo no se hizo con Wade, sino que no se le tuvo en cuenta a la hora de confeccionar la plantilla del año que viene. Riley le ignoró desde el principio, no le llamó, no le ofreció el contrato que le había prometido años atrás y además le dejó para el final, creyendo que volvería, como si nada hubiera ocurrido.

Esta serie de desconsideraciones hacia él, después de tanto tiempo y tantos sacrificios fue lo que mató la relación. De hecho, el críptico tuit que publicó hace días cobra todo el sentido ahora:

Por esto, estimado lector, lo que ocurrió no solo justifica su salida, sino que deja entrever que era la mejor salida posible. Soy el primero al que le duele decirlo, pero Wade no podía aceptar un trato con Riley. Cualquier persona con amor propio hubiera declinado la oferta. No es una cuestión de dinero, sino de orgullo. Tras ser la cara del equipo desde hace trece años, las formas no fueron las adecuadas para alguien que representa tanto.

Con esto no quiero satanizar a Pat Riley, solo justificar que Wade no haya vuelto a Miami. No nos ha vendido. Si lo hubiera hecho, se habría ido a un contender, como Cavs, o a un equipo que le ofreciera mucho más dinero, pero no es el caso. Se ha ido a Chicago por motivos sentimentales, no porque le vayan a llover anillos o dinero, y, por esa razón, su decisión merece todo el respeto del mundo.

Por otro lado, desde la perspectiva de Riley, hay que tener en cuenta que la NBA no deja de ser un negocio. Wade se marchará sí o sí algún día, y los Heat y el baloncesto continuarán su camino sin él. Es injusto para él, que tanto nos ha dado, pero ofrecerle tres años garantizados cobrando más de 20 millones al año supone hipotecar el futuro próximo de la franquicia, exactamente como ha ocurrido este año por haber ofrecido el máximo a Dragić y Bosh en su día. El caso más cercano lo vemos en Lakers, aunque suene ventajista. El enorme salario de Kobe Bryant (bien es cierto que era aún más alto que el de Wade) bloqueó los planes de futuro de la franquicia, y solo ahora que no está disponen del margen suficiente como para empezar a reconstruirse en condiciones.

¿Es esto lo más justo? Posiblemente no, Wade merecía más, o por lo menos más respeto. Y es que esta historia explica el asunto económico, pero no la falta de respeto de Riley al no tenerle en cuenta para nada. Personalmente, rechazo cómo se ha llevado la agencia libre desde el día 1, pero también entiendo que esto no deja de ser un negocio. Riley apostó por su idea y no le salió, mala suerte. Los planes de los Heat se verían demasiado alterados de haber aceptado la propuesta de Wade. El gran problema fue no haberle tenido en consideración a la hora de diseñar la hoja de ruta tiempo atrás. Todo lo que se hizo para renovarle llegó demasiado tarde.

Lo que quiero decir con toda esta palabrería es que Wade ha dejado el equipo por una causa noble, y es por ello que su imagen no debe ser manchada. Ha dejado de ser un «one-team man«, es cierto, pero siempre será nuestro capitán. Se ha sacrificado tantas veces, que solo cuando la situación fue irremediable decidió irse. Siempre ha peleado por lo mejor de la organización, y por ello solo merece el agradecimiento y apoyo incondicional allá donde vaya.

Por siempre, gracias, Flash.