El momento más recordado de la historia de la NBA

Michael Jordan firmó el mejor game winner

michael jordan
Jason H. Smith (CC)

Cuando pienso en el mejor momento de la historia del deporte rápidamente me viene a la cabeza aquella narración con Michael Jordan dominando en la cancha.

Andrés Montes: «Balón para John Stockton, Stockton con el balón, Stockton marcado por Buechler, ahí tenemos a John Stockton, Stockton… Vean ustedes el reloj, los segundos que quedan. Balón para Karl Malone, Karl Malone, Karl Malone…»

Antoni Daimiel: «Jordan».

Andrés Montes: «Ha sido Jordan, la ha robado Jordan, la ha robado Jordan, la ha robado Jordan, la ha robado Jordan, Jooooordaaaan. Bienvenidos al vuelo número 23 aerolíneas Jordan. Balón de Michael Jordan, Jordan, Jordan, Jooooooordan… Canasta, canasta, canasta, canasta… Canasta de Michael. ¡Me llamo Michael, Michael Jordan como James, James Bond».

Antoni Daimiel: «Este Jordan me suena».

Seguramente habrás visto miles de veces el último minuto del partido que se disputó la madrugada del 14 al 15 de junio de 1998 y que supuso el sexto anillo de Michael Jordan. Estamos hablando del momento más espectacular de la historia de la NBA y el más recordado. El mejor deportista de la historia con el mejor narrador de partidos de baloncesto que jamás hemos tenido. Andrés Montes, junto a su fiel escudero Antoni Daimiel. Ambos formaron una pareja sensacional en las noches de retransmisiones NBA y lograron enganchar a las masas a trasnochar para ver la mejor liga del mundo con su compañía televisiva. Épicas noches pegado al televisor.

Aquella gloriosa época de los Bulls me pilló demasiado joven, pero afortunadamente el mundo de la tecnología no dejaba de avanzar y años más tarde pude ver aquel momento glorioso. Recuerdo cuando ya era un chavalín que muchos hablaban de la final del 1998 como algo superespectacular. Por aquel entonces no había visto este vídeo, así que si nunca lo has visto te recomiendo que lo hagas para que puedas entender lo que se siente.

No recuerdo exactamente lo que sentí la primera vez que vi el desenlace de aquel partido, pero ahora puedo decir que es la perfección hecha a medida. Como los dos mejores de todos los tiempos, con la ayuda del fantástico y querido Daimiel, lograron alinearse para hacernos disfrutar de algo histórico. Es como si todo el mundo se hubiese puesto de acuerdo para que nos ofrecieran algo realmente espectacular.

Aquella noche MJ23 firmó 45 puntos, incluyendo la canasta y el robo que dio el sexto anillo a los Bulls. Casualmente se llevó el MVP de las seis finales que disputó. Por algo será… Seis finales, seis anillos, seis MVPs de las finales… Algo al alcance de una leyenda de las de verdad.

Para llegar a esta maravillosa historia hay que recordar que tras proclamarse campeón durante tres campeonatos consecutivos tuvo trágicos problemas familiares. Su padre fue asesinado en el verano de 1993 al recibir un disparo en la parte superior del pecho mientras descansaba en su coche y Michael decidió dejar de jugar. La NBA quedó huérfana del gran dominador de todos los tiempos. Muchos rivales no se podrían creer que colgase las botas a los 30 años y la pista de entrenamiento de los Bulls se llenaba de lágrima como relataba Rick Weinberg en ESPN.

«Siempre le he dicho a las personas que me han conocido que cuando pierdo ese sentido de motivación, de que puedo demostrar algo, llega la hora de irme. Tengo un gran respeto por las personas que se esfuerzan por conseguir objetivos difíciles. ¿Qué podría ser más difícil que pasar de un deporte profesional para luego tratar de jugar otro, desde cero?» -dijo el Rey en la rueda de prensa de su retirada en 1993.

Su decisión de finalizar su carrera al alcanzar la treintena de años sorprendió a propios y extraños, pero cuando dijo que quería jugar al béisbol fue aun más sorprendente. Sin embargo, Rick Carlisle (head coach de Dallas) decía que «se había ganado el derecho de hacer lo que quisiera.»

En aquel momento pocos se imaginarían que años más tarde regresaría a las pistas para volver a enfundarse la elástica del conjunto de la ciudad del viento. Regresó en marzo de 1995, con el nº 45 a sus espaldas, en el partido más visto de la historia de la regular season. Hasta 35 millones de telespectadores sintonizaron en algún momento con NBC, cadena que retransmitía el choque. Su presencia en las canchas desataba la locura, haya donde fuera, y hacía que las audiencias se disparasen como ocurrió aquel día.

Esa temporada no pudo alcanzar las finales de la NBA y durante su ausencia otros jugadores aprovecharon para poder cosechar protagonismo. En el curso 1995-1996 cargó las pilas con energía para demostrar quien era el Rey de la NBA y guió a sus Bulls a lograr un histórico 72-10 que hasta hace unas semanas era el mejor récord de la regular season. Ah y por si alguien lo dudaba también ganó el anillo.

Tras conquistar el cuarto (1996) y el quinto anillo (1997) alcanzaba de nuevo la gran final de la NBA. Se presentaban en el Delta Center con 3-2 a su favor y con la gradería de los Jazz pidiendo el séptimo partido. MJ quería asumir la responsabilidad de sentenciar la serie final. Su equipo perdía 83-86 a falta de 41.9 segundos, pero rápidamente anotaba una canasta al superar a su par en un 1×1. Atacaban los Jazz con Stockton al mando. El base de Spokane buscaba a Karl Malone que recibía su pase, pero mientras trataba de trabarse la jugada apareció Michael Jordan para robarle la cartera. El nº23 aguantaba la bola en campo de ataque, hasta que decidió pasar a la acción para dejar sentado a su defensor y anotar la canasta que daría el título a los Chicago Bulls. Un sueño que se hizo realidad. Quedaban escasos segundos y los locales pidieron tiempo muerto pero el informático John Stockton no encestó.

Se desató una tremenda locura sobre el parqué en el cual los campeones se abrazaban tras el fantástico año finalizado. Lograron una dinastía que dominó la década de los 90′ y ese partido supuso el final de una era y la retirada de Jordan como jugador de los Bulls. La mejor manera posible para retirarte, aunque años más tarde decidiese jugar en los Wizards.

Andrés Montes: «El sexto, el sexto, el sexto ha caído. Chicago campeón. El sexto anillo. Extraordinario. Sensacional».

Antoni Daimiel: «Dios volvió a disfrazarse de jugador de baloncesto».


Hay momentos que marcan épocas, pero este ha marcado la historia de la mejor liga del mundo.