Jesús, Allah, Shiva… y Pat Riley

Todo lo que toca el GM de los Heat se convierte en oro

Fuente: MGalves 519 (CC)
Fuente: MGalves 519 (CC)

En este mundo globalizado e informatizado en el que vivimos hoy en día uno tiene libertad para hacer casi cualquier cosa, siempre que no incumpla unas reglas mínimas y que sea tolerado por el resto de la sociedad; occidental, obviamente. Así, la libertad de culto es uno de esos derechos que los humanos tienen o tenemos, según me consideren a mi uno de los vuestros o no (esperen a leer el resto del artículo antes de decidirlo, gracias). De religiones hay muchas, cientos si nos ponemos tiquismiquis con las religiones menores, tribales, politeístas y/o naturalistas. Por tanto, cada uno puede creer en lo que le de la gana: desde un único Dios omnipotente y omnipresente que puede llamarse como uno prefiera (Jesús o Allah serían los más comunes) hasta una amalgama de deidades con «poderes» o funciones especiales, pero menores que los del Creador porque dejan más «libre albedrío». En fin, que si quieres puedes creer en los árboles, en el viento o en tu madre (sin ánimo de faltar, la madre de uno es sagrada; tanto como las vacas en India).

O también puedes creer en Pat Riley si te gusta el baloncesto. Y es que en este maravilloso deporte que un servidor adora hasta casi lo divino no hay un nombre de ejecutivo que esté más ligado al éxito en la actualidad que el de Pat Riley. Bueno sí, el de Phil Jackson, pero el del GM de los Knicks no lo está desde el sillón de la oficina sino desde la silla butaca que ocupaba como entrenador de Bulls y Lakers; como GM aún tiene mucho camino por recorrer. Antes que nada, un breve repaso a su carrera en el mundo del baloncesto hasta situarnos en una actualidad cercana, que vendría a ser las 8 últimas temporadas aproximadamente.

Aunque nadie se acuerde de ello, Pat Riley fue jugador de la NBA durante 9 temporadas, desde el 67 hasta el 76, pero su carrera no fue ni longeva ni demasiado destacada. Drafteado en la séptima posición del Draft por los San Diego Rockets (normal que se mudaran a Houston), jugó 3 temporadas allí, seguidas de otras 5 en los Lakers (con un anillo incluido) y la última en Phoenix. Sus promedios de carrera son discretos, con 7.4 puntos, 1.6 rebotes y 1.7 asistencias. Pero es que claro, no es lo de jugar lo que mejor se le daba. Retirándose en el 76, fue asistente ya en el 79 y en la 81-82 pasó a ser el Head Coach de los Lakers del showtime. Una longeva carrera de 24 temporadas como entrenador le supusieron 5 anillos, 4 en esos Lakers y el último en los Heat de 2006. Finalmente, en el año 2008 y ya con 63 años decidió dejar los banquillos, pero no el baloncesto. Subió a las oficinas, con todo más tranquilo y relajado siguió haciendo lo que mejor se le ha dado en esta vida: mandar, dirigir, observar y descubrir jugadores por un tubo, talentos que se convierten en piezas angulares de proyectos. Lo hacía como entrenador y por eso ganó títulos, se adaptaba y contrarrestaba las estrategias rivales como casi ningún otro, y desde los despachos se dedica a conseguir para los Heat nuevos talentos cada año; jugadas maestras que hacen que un proyecto muerto como parecía el de los Heat post-Big Three vuelva a resurgir de sus cenizas y se convierta en una seria amenaza para todos los del Este.

Su brillante carrera como General Manager
Fuente: Keith Allison (CC)
Fuente: Keith Allison (CC)

550 palabras más tarde, habiendo repasado ya toda su trayectoria hasta el 2008, es momento de describir el porqué para mí es uno de los mejores GM’s de la NBA en la actualidad y, por que no decirlo, quizás en la historia. Todo empieza en ese verano en el que decide abandonar definitivamente los banquillos tras una temporada horrenda de solo 15 victorias y coloca a Erik Spoelstra en su lugar, primer acierto. Spoelstra era un hombre de la casa, que entendía y compartía la filosofía impartida por él y que lleva en su carrera como entrenador un 62% de victorias en temporada regular y un 63% en PlayOffs. Y aunque eso sea un poco descafeinado por la presencia del Big Three, a todo buen/gran entrenador le acompaña uno o varios buenos jugadores y, lo que es aún más importante, sigue sin estar cuestionado y haciendo una gran labor una vez abandonada toda esa sombra de los tres All-Star.

Una vez había deshecho las cajas, colocado la foto de su mujer en el escritorio y puestos los pies encima de la mesa para disfrutar de las vistas y regocijarse de su poder con una risa macabra, Pat Riley se puso a trabajar y a acumular éxitos en su curriculum vitae; aparte de tener un nivel medio-alto de inglés, como todos ;). En sus dos primeras campañas su impacto en cuanto a resultados fue más bien poco, acumulando rondas de Draft y margen salarial para ese mercado de 2010 que toda franquicia tenía marcado en el calendario. El equipo se situó en posiciones de PlayOffs en ambas campañas, aunque fue eliminado a las primeras de cambio.

Para lograr un equipo apañado firmó contratos de corta duración a veteranos y experimentados jugadores como Jermaine O’Neal, Quentin Richardson o Carlos Arroyo. Los jugadores drafteados apenas llegaron a tener impacto en la liga, pero en ese afán de conseguir espacio salarial la gran mayoría eran segundas rondas; resultando en Jarvis Varnado o Dexter Pittman entre otros. Eso sí, los Heat llegaban al mercado como uno de los equipos con un roster más equilibrado y, sobre todo, como uno de los conjuntos con más margen salarial de toda la liga, listos para lo que pudiera ocurrir; y ocurrió.

Mediante Sign&Trade, Pat Riley hizo el mejor movimiento de su carrera, enviando hasta 4 rondas a Cleveland más algo de dinero extra por LeBron «The King» James. Pero como todos sabemos, la cosa no acabó aquí. Además, también envió dos primeras rondas y cash a Toronto a cambio de Chris Bosh, siendo una de esas selecciones inicialmente de los propios Raptors adquirida en un trade anterior y que simplemente la recuperaban. Así pues, Chris Bosh por una primera ronda no parece un mal intercambio. Por si esto no fuera poco, rodearon al super-Big Three de una serie de veteranos digna de admirar: Mike Miller, Žydrūnas Ilgauskas, Juwan Howard (ahora asistente de Spo), Jerry Stackhouse o Erick Dampier. Eso le valió, como no podía ser de ninguna otra forma, el galardón a Ejecutivo del Año en esa campaña 2010-2011.

Ya sabemos como terminó esa etapa de 4 años, con 4 Finales y 2 anillos para los Heat. Sin embargo, para conseguir eso no bastan 3 estrellas y un puñado de veteranos, puesto que los veteranos se retiran y te quedas sin nada. Pat Riley fue añadiendo, año tras año, complementos ideales que no hacían sino mejores a los de Florida tras cada verano. Adiciones como las de Mike Bibby, Norris Cole (mediante traspaso durante el Draft), Shane Battier, Ray Allen, Rashard Lewis o Chris Andersen fueron claves para mantener e incluso subir el ritmo y conseguir todos esos títulos y logros.

Por suerte o por desgracia, depende de si eres seguidor de los Heat o no, la historia de Bron, CB1 y Wade terminó en 2014 y Miami parecía condenado a volver a una mediocridad que había abandonado en 2006 con Riley en el banquillo y que terminaba en 2014 con Riley en los despachos. Una vez más, no fue así.

LeBron se marchó de vuelta a su Ohio natal, donde debía algo a «su pueblo», pero Pat Riley se marcó el objetivo de no dejar marchar a su otra estrella importada, Chris Bosh, y lo consiguió. Parecía que lo tenía hecho con los Rockets, pero a última hora el GM se sacó una oferta irrechazable de la manga y Bosh se quedó para ser el pilar principal de una franquicia ¿en reconstrucción? Para nada. Obviamente el balance bajó en picado, es lo que tiene no tener al jugador más dominante del mundo (debate mode on, pero en aquellas temporadas por lo menos lo había sido), pero el equipo siguió compitiendo y solo la gravísima lesión de Bosh impidió que entraran en PlayOffs. Eso fue gracias a la pareja Wade-Bosh, pero también a una serie de jugadores de menor importancia pero vitales para un roster que tiene que afrontar 82 partidos. El más obvio e importante, Luol Deng, pero véanse también las adquisiciones de hombres de rotación como Josh McRoberts, Shabazz Napier – que no salió bien, pero que venía de ser MVP de la Final de la NCAA y líder del campeón, UConn -; Tyler Johnson sacado desde la D-League o Michael Beasley, que si bien no renovó ayudó al equipo desde el banquillo en el tramo final de la campaña.

Otro as de la manga fue Hassan Whiteside. Poco o nada queda por escribir sobre él, pero tras un paso sin pena ni gloria por medio mundo tanto él como Spoelstra supieron darle la oportunidad y dosificarle para que creciera al ritmo adecuado. Así, sin ton ni son, adquirió a un jugador que vale ahora unos $15-20M por menos de uno, nueva jugada maestra a coste cero.

El primer año post-LeBron no era, pues, tan malo como cabía esperar. Wade, Bosh, Deng, Whiteside que salía de la nada… y Dragić; faltaba el esloveno. En el trade deadline de la campaña pasada todo el mundo iba como loco y nadie miraba hacia South Beach, pero Pat Riley preparó el terreno y a cambio de 4 jugadores sin apenas participación (y de los que hoy en día solo Norris Cole sigue en la liga) adquirió a los hermanos Dragić, siendo Goran obviamente la pieza clave del traspaso. Nuevo salto de calidad de cara no tanto a esa campaña, sino a la siguiente, la presente.

Los Heat no entraron en PlayOffs por muy poco, tampoco lo merecían además de que la lesión de Bosh les desmontó todo lo planeado, pero esa posición les sirvió para entrar en el Lottery y hacerse con una más que buena décima posición. El Draft que venía estaba plagado de buenos jugadores, interesantes, y con la décima selección adquirían sí o sí a un buen complemento. Ya sabéis todos de quien hablo, Justise Winslow, ese jugador menospreciado por el grueso de la liga pero altamente estimado por Spoelstra y su staff, el vestuario en general, los aficionados del equipo y el propio Pat Riley, que no dudó un solo segundo en seleccionarlo cuando le llegó el turno. A ello se sumó un tanto de suerte llamado Josh Richardson. La segunda ronda no es tan vistosa, se seleccionan muchos prospects de futuro que ni van a llegar a la NBA, algún buen jugador que ha caído más de la cuenta… y alguna sorpresa. Esa es Richardson, que incluso ha ganado el premio a Rookie del Mes en el Este gracias a su trabajo duro, esfuerzo en defensa y sus triples.

A eso hay que sumarle la renovación de Wade y contrataciones de Stoudemire, Gerald Green, etc. sin comprometer el espacio salarial para el verano que viene, otra vez muy importante. Nuevo punto para Riley. Tanto es así que a día de hoy el equipo está compitiendo por el tercer puesto en el Este y está por debajo del impuesto de lujo… y sin Bosh otra vez. Un punto más, el más reciente pero no el último seguramente, el fichaje de Joe Johnson, que ha encajado en el equipo como si llevara toda la vida jugando para los Heat.

Un poco de objetividad

Cierto es que Pat Riley también ha cometido errores, pocos pero los ha cometido, y que también hay otros General Manager, como Masai Ujiri por ejemplo, que hacen su trabajo a las mil maravillas y no son comparados con Dios por ello.

Sin embargo, ninguno es como Pat Riley, ninguno tiene una trayectoria tan larga y plagada de éxitos como el de los Heat. Nadie ha confeccionado tan buenos equipos y lleva tanto tiempo sin iniciar una reconstrucción fuerte como en Miami a excepción de los Spurs, aunque ahí hay un par de factores llamados Duncan y Popovich que distorsionan un poco el trabajo y mérito de K.C. Buford.

En definitiva; os invito a que me indiquéis los fallos del GM de los Heat en los comentarios si lo veis necesario; yo ya no puedo extenderme más que sino el jefe de la web desde su yate, rodeado de champagne y coral, va a meterme una buena bronca por las más de 2000 palabras que ya tiene el artículo. Este no es más que un repaso a la carrera del que, personalmente, es el mejor GM de la actualidad con mucha diferencia y que espero que siga trayendo jugadores, estabilidad y bonanza económica al equipo que le debe todo, Miami Heat.

Si habéis llegado hasta aquí solamente me queda deciros dos cosas, gracias y felicidades! Os quiero.