El poder de la motivación en la NBA

Grandes actuaciones con un origen especial

Fuente de la foto: Pixabay (CC)
Fuente de la foto: Pixabay (CC)

Los seres humanos no somos máquinas. Si me permiten la expresión, no estamos programados internamente como ocurre en el resto de especies del reino animal. No me malinterpretes, simpatizante de PACMA. No significa que estas últimas no tengan emociones o sentimientos. De hecho, solo hay que observar a tu perro cuando le muestras la correa para salir a dar un paseo o cuando se tumba a tu lado en aquel día que todo te sale mal. Pero no, no funcionan del mismo modo que nosotros. Las colonias de hormigas trabajan colectivamente, actuando como una entidad única por el bien de la especie, mientras que las elecciones a la presidencia de un país reflejan lo complejo que resulta la convivencia entre personas. Pero aún hay más. Las hormigas realizan sus tareas de forma eficaz indiferentemente del momento que se trate; día sí, día también. En cambio, a los seres humanos nos afecta en mayor medida todo lo que nos rodea. Siguiendo con el ejemplo, si actuáramos como hormigas la participación electoral sería del 100%. Pero no somos hormigas, lo que permite al hombre crear motivos para no ejercer uno de los derechos más importantes que la libertad le concede. En definitiva: instintos versus razón, uniformidad frente a acertar o errar.

Espero, querido lector, que haya sido comprensivo y vea el propósito del insufrible párrafo introductorio. Nuestras mentes no paran de pensar y tomar decisiones. Como resultado, no todos los días uno se levanta de la cama con el mismo ánimo. Es entonces cuando aparece Will Smith con aquellas palabras que se grabaron en tu cabeza tras ver En busca de la felicidad:

«No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto.»

Si nos acercamos ya al mundo del deporte, no todos los partidos son iguales. Aquel Viva la vida de Coldplay tenía ese fin para Pep Guardiola, motivar a sus jugadores. Pero hay infinidad de situaciones que provocan un plus en la actitud de un deportista. En lo que va de temporada en la NBA se han producido grandes actuaciones con un trasfondo de esta índole. Quizá alguna de ellas sea casualidad, pero el contexto en que se ven envueltas es destacable.

Antes de repasar estas curiosas exhibiciones, os muestro un caso que ocurrió años atrás y que  ejemplifica a más no poder lo que supone estar motivado. Algunos lo conoceréis. El protagonista se llama Chris Paul y, desgraciadamente, su fuente de inspiración no fue algo agradable. El 15 de noviembre de 2002 quedará siempre marcado en la vida del excelente base de los Clippers. Su abuelo fue atracado por cinco jóvenes, acto que acabó en la muerte del familiar de Paul. Tenía 61 años y, según el jugador, era una de las personas que más quería y quien lo introdujo en el mundo del baloncesto. CP3 estaba hundido y no encontraba razones para seguir jugando. Pero su tía le dio una idea que el genio de Paul no pudo rechazar: anotar un punto por cada año de vida de su abuelo en el próximo partido. Y así fue. Esa semana se enfundó la camiseta de su instituto y le brindó el mejor homenaje que podía hacerle a ‘Papa Chilly’.

Pocos días antes de arrancar la presente temporada de la NBA, la muerte visitó también a la franquicia de Minnesota. El técnico Flip Saunders fallecía por cáncer a los 60 años. Su pérdida provocó un gran dolor en el vestuario de los Wolves, el cual se unió más para comenzar el curso con buen pie. El primer partido (28 octubre) fue en el Staples Center donde derrotaron por un punto a los Lakers. «Hoy tuvimos ayuda». Así resumió el partido Ricky Rubio, principal responsable de llevar a la cancha lo que Saunders quería para su equipo. El base español cumple de forma notable cuando está sano, pero repetir un partido como el de aquel día le será complicado. 28 puntos (¡59% en tiros de campo!) y 14 asistencias fueron dedicadas al cielo tras sonar la bocina.

Fuente: Keith Allison (CC)
Fuente: Keith Allison (CC)

Otro equipo que se mostró más unido que nunca en toda la temporada (esta vez con el apoyo de su público) fueron los Detroit Pistons cuando se enfrentaron a los Golden State Warriors el pasado 16 de enero. No era un día cualquiera en el Palace of Auburn Hills, y es que el gran ‘Big Ben’ Wallace iba a presenciar cómo su dorsal 3 sería retirado. La ceremonia al cuatro veces mejor defensor de la liga contagió a los chicos de Stan Van Gundy, quienes vencieron a los todopoderosos Warriors por nada más y nada menos que 18 puntos. No está mal si tenemos en cuenta que los de Oakland solo han perdido cuatro de los cincuenta partidos que llevan disputados hasta la fecha.

Hablando de Warriors, ¿no tienen nada que aportar a este artículo? Claro que sí. Es evidente que para ellos no existe una mayor motivación que superar el 72-10  de aquellos Bulls de la 95/96. Pero déjenme que les acerque otros hechos menos superficiales que sobrepasar el bendito récord del equipo de Jordan y compañía. Dos días después de la derrota en Motor City, los Warriors visitaban el Quicken Loans Arena. No era un partido más. «Evidentemente es un vestuario que nos trae muy buenos recuerdos. Esperemos que siga oliendo a champán.» Esta era la actitud con la que Stephen Curry afrontaba el partido. Resultado: 132-98 para los vigentes campeones de la NBA, igualando así su segunda mayor diferencia de puntos de la temporada. Pero aún hay más. La barbaridad de Curry (35 puntos en 28 minutos) no nos sorprendió igual que si lo hubiera firmado hace un año (nos tiene mal acostumbrados), pero el partido de Andre Iguodala da para hablar. El sorprendente MVP de las pasadas finales es un jugador total e incomprensiblemente hay quienes dicen que su presencia no es tan importante como la dibujan. Para anotar ya están Curry o Thompson, pero cuando hay que aparecer, ahí está Iggy. Su actuación el pasado 18 de enero fue digna de un hipotético séptimo partido de las finales y fue la primera vez en la temporada que alcanzaba los 20 puntos en menos de 25 minutos (solo dos veces anteriores alcanzó esta cifra en la presente campaña).

Una vez llegado a este punto, creo que es buen momento para sacar el tabasco y añadir picante al asunto. 11 de noviembre. Tras plantar a Mark Cuban en la Agencia Libre, DeAndre Jordan visitaba el American Airlines Center de los Mavericks. El pívot protagonizó en verano una bochornosa aventura digna de ser llevada a la gran pantalla y, como era de esperar, no fue bien recibido en Dallas. La estrella de los locales Dirk Nowitzki no iba a permitir que Jordan se fuera de la ciudad con un buen sabor de boca y lideró la victoria de los suyos con 31 puntos, su anotación más alta esta temporada.

De leyenda viva del baloncesto pasamos a otra. Del sexto máximo anotador de la historia al tercero. En su última temporada en la NBA, Kobe Bryant ha recibido duras críticas por sus decisiones sobre el parqué, pero también nos ha regalado grandes momentos. El primer y último partido del mes de diciembre destacan por encima del resto por su significado sentimental y en ambos el mítico escolta no decepcionó. El 1 de diciembre fue la última vez que Kobe jugó en su ciudad natal, Philadelphia, y aunque su serie de tiro fue paupérrima (7-26 en tiros), la forma en que logró sus 13 puntos en el primer cuarto enamoró al aficionado. En cuanto al 30 de diciembre, Bryant recibía homenaje en la cancha del eterno rival, allí donde siempre le habían abucheado: el TD Garden. El cinco veces campeón de la NBA aportó 15 puntos y 11 rebotes en la inesperada victoria de su equipo, completando así el primer doble-doble de la temporada (hasta la semana pasada no volvió a lograr otro).

Otro medio bien conocido de hacer que un jugador no responda como de costumbre es a través de la palabra, ya sea mediante trash talking durante el partido, declaraciones a la prensa o simplemente un tweet. Resulta llamativo el caso de John Wall, base de los Washington Wizards y que en la actual temporada va a disputar su tercer All-Star Game. Hablando claro, el jugador es un profesional como la copa de un pino y rara vez ha sido conflictivo en un partido. Sin embargo, dos declaraciones suyas (el que escribe está totalmente de acuerdo con ellas) se volvieron en su contra. El ex Wildcat calificó como «de broma» el hecho de que Kyrie Irving estuviera por delante de él en las votaciones del All-Star. Una semana después de estas palabras, los dos bases se enfrentaron e Irving realizó su mejor actuación en lo que va de temporada. El de los Cavs anotó 32 puntos con un brillante 14/22 en tiros y comandó la victoria de su equipo. La otra anécdota es menos destacable, pero no deja de ser curiosa. En verano, John Wall criticó los grandes contratos que se estaban firmando y puso a Reggie Jackson como ejemplo. «Está cobrando lo mismo que yo». Hasta la fecha solo se han enfrentado una vez y pese a que Wizards venció por dos puntos, el duelo individual se lo llevó el base de los Pistons. 20 puntos, 9 asistencias para él; por 8 y 7 para Wall. Pero hay algo más curioso aún: John terminó con un -20 mientras que Reggie con +18, habiendo compartido ambos la pista la mayor parte del tiempo.

Fuente de la foto: wikimedia.org (CC)
Fuente de la foto: wikimedia.org (CC)

Otra situación clásica, quizá la más común de todas, es el partido de un jugador frente a su ex equipo*. En este apartado podemos destacar a varios jugadores. Por un lado, me parece que no es casualidad que Andrew Wiggins lograra la mayor anotación de su carrera frente a los Cavs que lo draftearon (35 puntos) o que Marcus Morris anotara 44 puntos entre los dos partidos que ha disputado frente a los Suns (su traspaso molestó a su querido hermano Markieff). Por otro lado, están los partidos de este tipo en el que el jugador simplemente quiere hacerlo bien frente a su antigua franquicia, sin rencor de por medio. Podemos mencionar como ejemplos el regreso de Will Barton a Portland (31 puntos) o el primer partido que Batum jugó frente a los propios Blazers (33 puntos).

*Wiggins no llegó a jugar con los Cleveland Cavaliers.

Para terminar, os dejo con otras dos situaciones peculiares. La primera de ellas refleja la esperanza y confianza depositada en un jugador recién llegado; y tiene mérito puesto que no se trata de una estrella de la liga. Hablamos de Ish Smith. La llegada del base, que ya jugó con los Sixers en la 14/15 donde llegó a jugar muy bien junto a Noel , ha supuesto un cambio notable en el equipo. Antes de su retorno a Philadelphia el 26 de diciembre, el equipo solo había logrado una victoria; desde entonces, han conseguido 7. Sin duda, su presencia ha cambiado la mentalidad del vestuario. Por último, hago mención a Jeff Green. El alero siempre se ha mostrado irregular en su juego a lo largo de su carrera, pero el pasado 13 de enero algunos compañeros suyos llegaron a criticarle su falta de actitud, según informó The Commercial Appeal de Memphis. Parece que eso le dolió a Jeff y a partir de entonces ha firmado brillantes actuaciones que han favorecido a su equipo (9-1 fue el balance de los Grizzlies durante el gran momento del formado en Georgetown). El bueno de Green llegó a sumar 104 puntos repartidos entre cuatro partidos consecutivos.

Hasta aquí ha llegado la curiosidad del autor de este artículo. Estoy seguro que a lo largo de la temporada se han producido más situaciones relacionados con el tema tratado, pero quédese con lo siguiente: cualquier razón es buena para motivarse. El día a día se lo demostrará.