Jared Sullinger es tu novia de la Universidad

Se me acabó el amor con el ala-pivot

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Era imposible no querer a Jared Sullinger. Uno de los pocos jugadores a los que definías como «pura clase» cuando veías un partido con los amigos, que no respetaba demasiado a los periodistas y al que poco parecía importarle lo que la gente pensase sobre su estado físico. Irresistible. Como aquella chica que conociste durante tu primera semana en la Universidad, y de la que caíste rendido en lo que se dio la vuelta para lanzarte una altiva mirada de desprecio, dejando claro que pertenecíais no ya a clases, sino a especies distintas.

Hasta que un día te hace caso. Poco importa que sea tras haber pasado primero por otras 20 manos antes que tú o que tus amigos te adviertan de ciertas taras en su comportamiento y físico; la cuestión es que ahora es de los tuyos y vas a saltar del sofá cada vez que anote. Pero los problemas no tardan en aparecer: tus amigos tenían razón y cuando un día se deja el facebok abierto ahí aparecen 37 partidos perdidos a causa de aquella pequeña tara que decidiste ignorar.

Poco puedes hacer ahora. Ella te sigue gustando y te dice – no sin razón – que ya sabías dónde te estabas metiendo, idiota. Además, esos 6 puntos y 5.9 asistencias en 19.8 minutos que te dio mientras estuvo a tu lado no están nada mal para ser tu debut. Un desliz lo tiene cualquiera. Ha hecho propósito de enmienda, en esta vida hay que saber perdonar, y ¡qué leches! la chica tiene mucha, pero mucha clase.

El segundo año las cosas mejoran. Has perdido a tus dos mejores amigos durante el mes de Julio y ahora pasáis más tiempo juntos: 27.6 prometedores minutos en los que anota 13.3 puntos y coge 8.1 rebotes. Eso es casi el doble que el año pasado y para colmo, de los 82 días que se fue de fiesta tan solo en 8 se olvidó casualmente el móvil en casa.

No podéis estar mejor cuando la relación entra en su tercer año. Vale, las cosas no va todo lo bien que podrían en la Universidad y cambias de amigos como de pañuelo, pero al menos la tienes a ella que te está haciendo más feliz que nunca. Os seguís viendo 27 minutos todos los días, te aporta 13.3 puntos, 7.6 rebotes y 2.3 asistencias, y los problemas del pasado parecen eso: cosas del pasado.

Pero si el personaje de Gary Oldman en «Leon» decía que amaba a Beethoven por los silencios que precedían al estruendo en sus aberturas, esta chica entiende la emoción al revés. Justo cuando mejor estáis, cuando tienes una situación estable y todo parece que va en la dirección adecuada ante los exámenes finales, adiós. Vuelve a caer en la tentación y desaparece de tu vida cuando más la necesitas. Primero te cabreas con ella, porque llevabas años advirtiéndola de que no te hiciese eso nunca, jamás. Luego, razonas un poco más y te culpas a ti, por idiota, por no ver lo que tenías delante de los ojos.

Empiezas a revisar fotos del pasado y ahí lo ves todo claro. Es más, no crees cómo no pudiste darte cuenta de que algo no estaba bien, de que estaba jugando contigo. Ya en verano viste las primeras señales, cuando le diste una advertencia sobre la cantidad de amigos con los que mantenía contacto por facebook y sobrepasó todo límite razonable. Pero decidiste ignorarlo a causa de que todo parecía ir bien a pesar de eso.

En fin, nada más que hacer. Lo dejas con ella. Y aunque sigáis viendo por la facultad no desperdicias la ocasión de hablar de lo que te ha hecho en cuanto hay ocasión, da igual la cantidad de público que tengas delante. Por su parte, no para de pedirte otra oportunidad, de decirte que va a cambiar, de subir fotos a twitter en las que muestra todos sus encantos y, por último, cuando llega el verano te borra de toda red social en la que tenía y se pone a tontear con el más feo de clase.

Eso te afecta y, como siempre, acabas cayendo en sus redes. Pero ya nada es igual. No hay amor. Simplemente, el verano no ha ido como tú querías y, para un año que te queda, mejor pasarlo acompañado disfrutando de lo que te aporte que estar solo. De nuevo, hace su vieja táctica de empezar muy fuerte y darte todo lo que tiene dentro, taponando tus goteras, pero ya no te ilusionas, sabes lo que vendrá después. Con Diciembre llega lo malo, vuelven los problemas, vuelve ella. Pero ya da igual, esto no va a durar mucho más. Quizás hasta los exámenes de Febrero, como mucho hasta los de Junio.

Adiós, fue bonito mientras duró.