Los Celtics, ¿tras la estela del halcón?

La temporada de los Hawks invita al optimismo en Boston

Eric Kilby (CC)
Eric Kilby (CC)

Antes que nada, querido lector, quisiera aclarar dos asuntos que considero importantes para justificar la creación de este texto, con el que simplemente espero mostrar un ejemplo de hasta qué punto pueden hacerse realmente bien las cosas en el baloncesto y, por supuesto, ilusionar al aficionado celtic.
En primer lugar, y más importante, en ninguna línea voy a manifestar que los Boston Celtics deban «copiar» o «imitar» el gran juego practicado por los Atlanta Hawks la pasada temporada. Como profundizaré más adelante, la llegada de Brad Stevens al banquillo verde supuso un cambio notable en el equipo, logrando buenos resultados gracias a unos sistemas tanto ofensivos como defensivos ideados por el entrenador. Además, en la franquicia de Massachusetts se respira una filosofía propia que perdura con el tiempo, lo cual explica las diecisiete veces que ha sido campeón de la NBA.
Por otro lado, el que escribe es el único miembro de la redacción de El Despacho de Auerbach que piensa que los orgullosos verdes no se clasificarán para los playoffs de la temporada que está a punto de arrancar. Un momento, ¿uno que no espera una buena temporada de los Celtics me está vendiendo que el equipo puede experimentar un año como el pasado de los Hawks? Sí, y esto es un punto más a favor del deporte de la canasta. ¿O es que alguno de vosotros sabía que Atlanta iba a ganar 60 partidos en temporada regular? Ni las mejores casas de apuestas.

Si hay algo que los Hawks demostraron la pasada temporada es que un equipo sin estrellas puede competir a un gran nivel a base de juego colectivo. Sin estrellas quiere decir que si a principio de temporada te dicen que DeMarre Carroll será uno de los pilares de un finalista de la Conferencia Este, automáticamente vas a la tienda de deporte más cercana y te compras un balón de otra disciplina que no se practique botándolo. Pero así fue. Jeff Teague, Kyle Korver, el mencionado Carroll, Paul Millsap y Al Horford formaron un quinteto que funcionaba como un reloj. Fueron all-stars (con la excepción de Carroll, que si bien no disputó el partido de las estrellas su gran año le ha servido para firmar un contrato de 60M) de forma merecida y lideraron a un equipo que fue comparado a lo largo de la temporada con los mismísimos San Antonio Spurs.

Pero esto no es sencillo. Un partido de baloncesto, en definitiva, lo gana el equipo que más veces introduzca el balón en el aro, por lo que lo simple sería pensar que la franquicia que cuente con los jugadores con más talento para anotar tendrá grandes posibilidades de ser campeón. Esto es cierto, pero siempre y cuando haya orden. A modo de ejemplo, echen la mirada atrás y recuerden a los Knicks de la 2012/13: Carmelo, J.R. Smith, Amar’e Stoudemire, Steve Novak con complejo de Larry Bird… Equipazo, pero tras avanzar en primera ronda, a la playa. En cambio, los actuales campeones de este año, los Warriors, practicaron un juego muy vistoso y sin miedo a tirar, pero Steve Kerr realizó un excelente trabajo para que el caos estuviera bajo control.

Pero como ya sabe todo buen aficionado a la NBA, el modelo a seguir son los Spurs. La mejor dinastía del siglo XXI refleja que si rodeas a un gran jugador (Duncan) con otros que crean en el juego en equipo y sepan leer las situaciones en el campo (Ginobili, Parker, Diaw…) gracias a un buen entrenador (Popovich), se gana campeonatos. Desde que el bueno de Tim Duncan ganara su primer anillo en 1999, el equipo ha ido modificando su plantilla, pero la ética del colectivo por encima de lo personal se ha mantenido. Cada año que pasaba se hacían más viejos, pero si la pelota se mueve con criterio sobre la pista se podrá encontrar a un compañero bien posicionado para anotar, sin necesidad de haber realizado un esfuerzo físico excesivo. Aprovechar los espacios, el dar un pase más; esas son las características que han definido a la franquicia texana.

Mike Budenholzer, entrenador de Atlanta, fue desde 1996 hasta 2013 entrenador asistente en San Antonio y, visto la actuación de su equipo la pasada temporada, queda evidente lo bien que aprovechó esos años al lado del maestro Pop. Budenholzer llegaba a unos Hawks que llevaban seis participaciones consecutivas en playoffs, pero que nunca llegaron a ir más allá de segunda ronda. En su primer año al mando de los halcones repitió clasificación para la postemporada, pero el balance del curso no fue bueno habiéndose logrado el peor récord victorias-derrotas de los últimos seis años de la franquicia (38-44). Pese a esto, se realizaron pocos cambios ese verano y entonces se obró el milagro.

La ciudad de Atlanta debe estar tremendamente agradecida a Budenholzer, pero no pueden olvidarse de Danny Ferry, General Manager de la franquicia hasta el verano de 2014. Hoy podemos decir que fue uno de los máximos responsables de la gran temporada pasada de los Hawks, ya que fue él quien conformó la plantilla de las 60 victorias. Pasemos a ver cómo llegaron los principales jugadores:

Teague Pick 19 por ATL en 2009. Renovado por 32M (4años) en 2013.
 Carroll Pick 27 por Memphis en 2009. Firma con ATL en 2013 por 5M (2 años).
Korver Pick 51 por Brooklyn en 2003. Traspasado a ATL procedente de Bulls por $. Renovado por 24M (4 años) en 2013.
Millsap Pick 47 por Utah en 2006. Firma con ATL en 2013 por 19M (2 años).
Horford Pick 3 por ATL en 2007. Renovado por 60M (5 años) en 2010.
Sefolosha Pick 13 por Sixers en 2006. Traspasado a ATL por Schortsanitis en 2014.
Schroder Pick 17 por ATL en 2013.
Antic No drafteado. Firma con ATL en 2014 por 2.45M en 2014.
Scott Pick 43 por Atlanta en 2012. Renovado en 2014 por 10M (3 años).
Bazemore No drafteado. Firma con ATL en 2014 por 4M (2 años).

 

Como podemos apreciar, solo Al Horford y Millsap llegan al equipo con un cierto reconocimientoEl primero de ellos fue una elección alta del draft y fue un acierto, cosa que no pueden decir en Oregón (eligieron con el número 1 a Oden por delante de Durant). En cuanto al ala-pívot, llegó procedente de los Utah Jazz donde cuajó buenas temporadas. Así, cubrían el hueco dejado por el jugador más representativo de los Hawks en los últimos años, Josh Smith. El resto de jugadores de la plantilla son elecciones (medias-bajas) existosas en el draft, traspasos por prácticamente nada y agentes libres a bajo precio.

Tras lo contado hasta ahora empieza a verse similitudes con la situación actual de los Celtics, ¿verdad? En resumen: Un entrenador (Stevens) en su tercer año (segundo tras el tsunami de traspasos) que cree en el colectivo y que confía en la base joven de los últimos años a la que se ha unido unos jugadores dispuestos a aportar para el equipo. Si ponemos nombre a estos jugadores, tenemos: Smart y Amir Johnson guardan cierto paralelismo con Horford-Millsap (una elección alta en el draft y una firma importante en la agencia libre -no estoy comparando la calidad de ambas parejas-)  Bradley (pick 19 por Boston), Isaiah Thomas, Zeller y David Lee (todos vía traspaso por prácticamente nada),  Crowder (procedente de Mavs en el traspaso de Rondo que hoy todos sabemos resultó ser más beneficioso para los Celtics), Turner (firmado por sólo 6.7M en 2 años)…

Atlanta no contaba con estrellas y Boston a día de hoy tampoco, pero quién sabe lo que puede pasar en la franquicia del trébol este curso, si bien es cierto que igualar la hazaña es realmente complicado. Los Hawks hicieron un trabajo brillante y su temporada es ejemplo de lo potente que puede llegar a ser compartir el balón. Su juego no solo hizo vibrar al Philips Arena, enamoró al aficionado al baloncesto.