Danilo Gallinari, o la fuerza de un plan B

Los Boston Celtics considerarán al italiano

Danilo Gallinari
Danilo Gallinari (Foto: Laura Cristaldi, SB)

Hay vida más allá de Gordon Hayward. Sin embargo, es demasiado complicado asumirlo. La relación del alero de 27 años con Brad Stevens lleva vinculándole a los Boston Celtics desde hace unas temporadas. El conjunto de Massachusetts hará todo lo posible por hacer realidad dicho rumor en cuanto la agencia libre comience. La aparición de los verdes en las Finales de Conferencia invita a pensar que Hayward, como poco, se reunirá con el front office de la franquicia. No obstante, existe la posibilidad de que decida quedarse en Utah u optar por otro proyecto. En ese caso, los Celtics deberían preparar una alternativa, y el nombre de Danilo Gallinari está tomando fuerza.

El alero italiano ha declinado su player option -de 16 millones de dólares- y se convertirá en agente libre este verano. Por ello, su precio estará por encima de dicha cifra, aun siendo presumiblemente más barato que el contrato máximo que firmará Hayward. Además, sus declaraciones hacen prever que dejará la franquicia de Colorado en busca de mayores aspiraciones.

Gallinari es un jugador notable. Podría ser un anotador interesante para acompañar a Isaiah Thomas (18.2 puntos por partido esta campaña en Denver). Contribuiría al espaciado y no se ajustaría mal al sistema. Es un eficaz lanzador de tres puntos y no tiene problemas para acudir a la línea de tiros libres. Otra ventaja con respecto al jugador de los Jazz es que su adición no requeriría que los Celtics se desprendieran de jugadores importantes esta temporada. Esta decisión salarial se vería pospuesta hasta el verano de 2018.

Con todo esto, Danilo Gallinari no es una opción conveniente para Boston.

Los veinte millones que el italiano percibiría conforman, a día de hoy, un quinto del total del espacio salarial. Gallinari no reduce considerablemente el hueco entre los Cleveland Cavaliers y Boston. Posiblemente Hayward tampoco. Pero la diferencia de calidad entre ambos jugadores es notoria. Es cierto que en el supuesto de firmar al de Indianápolis, Avery Bradley tendría que ser traspasado. Y su salida, aunque dolorosa, merecería la pena. La principal disparidad entre ambos casos se da en que, mientras que los dos comprometen relativamente la flexibilidad futura del equipo, Gordon es una estrella. Danilo no.

Gallo puede jugar de ala-pívot, aunque sus números reboteadores son mediocres. Su 6’10» de estatura (aproximadamente unos 2’08 metros) no le garantiza éxito en los tableros. Entre los jugadores de 2’08 o más y titulares en más de 60 partidos, sólo hay tres jugadores que han atrapado menos rebotes por partido que Gallinari. Para un equipo con problemas en este aspecto, no parece la mejor solución.

Su defensa también es objeto de crítica. Tiene las herramientas para defender. Ha demostrado poder hacerlo bien, sobre todo en su época en Nueva York. De todos modos, no se esfuerza lo suficiente. Sus números han sido negativos en DBPM (defensive box plus-minus, estadística avanzada que mide esta faceta del juego) en todos y cada uno de sus años en la liga. Es atacado fácilmente con bloqueos, teniendo problemas frecuentemente con los bases rivales y su manejo de balón.

El #8 de los Nuggets es, además, ciertamente propenso a lesionarse. Estuvo fuera de las pistas todo el curso 2013-14 debido a una rotura de ligamento cruzado anterior. Problemas en el menisco de su pierna derecha le han impedido jugar más encuentros en sus ocho años en la liga. Sus rodillas son toda una incógnita. Sólo ha superado los setenta partidos por campaña dos veces, siendo ambas antes de aquella lesión de LCA ante los Dallas Mavericks.

Gallinari fue elegido con la sexta elección del Draft de 2008 por los New York Knicks. Los rumores sobre los Celtics no son nuevos. En las últimas dos trade deadlines ya ha sido relacionado con la franquicia más laureada de la historia de la competición. En la agencia libre, tiene varias alternativas. Y los verdes deben barajar a su vez otras opciones. Un plan B, C o Z, pero rentable a corto/medio/largo plazo. Un reboteador como Dewayne Dedmon o un cuatro abierto como JaMychal Green. La clase de agentes libres presentará jugadores más baratos e igualmente capaces de aportar. No comprometerían espacio salarial futuro. Todas estas variables, claro está, se darán en el caso de que Gordon Hayward no sucumba a los cantos de sirena de Boston. Si lo hace, nada de esto importará.