¿Hasta cuándo durará esta tortura?

La NBA de hoy en día no es la de antaño

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La NBA cada vez se centra más en que los jugadores sean más mediáticos. Fuente: Brennen Schmidt (CC)

Recuerdo mi primera experiencia con la NBA. Era un sábado y tendría yo unos 7-8 años. Como cada sexto día de la semana, me disponía a levantarme a una hora neutral, ni muy pronto ni muy tarde, sobre las 10 de la mañana. Bajaría las escaleras, me sentaría en mi silla de la cocina, situada en la posición de anfitrión, encendería la televisión y miraría los dibujos, bebiéndome mi jarra de colacao que originalmente había sido fabricada para beber cerveza. Si os soy sincero, pocas cosas han cambiado a mis 21 años. Mis desayunos siguen siendo leche y cereales en un plato sopero entre semana y jarra de colacao en los días festivos. Me sigo sentando en la posición de anfitrión y sigo encendiendo el televisor para desayunar, aunque los dibujos ya no sean los protagonistas porque los de hoy en día no les llegan ni a la suela de los zapatos a los de antaño.

Me voy por las ramas. Pese a que yo no era consciente, aquel día mi vida daría un tumbo en mis ocupaciones en el tiempo libre y no tan libre. En mi casa teníamos el canal plus, ahora mutado con otras compañías, y no sé porqué, pero aquél día o yo o mi padre lo vimos durante ese corto periodo de tiempo en el que desayunamos. De repente, como un fogonazo en mis ojos, veo un partido de baloncesto, pero no parecía el que veía habitualmente, con el Barça como protagonista y los Bodiroga, Rodrigo de la Fuente, Navarro y compañía como protagonistas. Esa vez vi a un base blanco anotar una bandeja por encima de un pívot también blanco, en una repetición desde la línea de fondo. Después, con los años y los recuerdos, reconocería a ambos personajes como Steve Nash y Chris Kaman. Mi primer recuerdo NBA es un Clippers-Suns en el Staples en los partidos del plus del sábado por la mañana.

A estas alturas, con 300 palabras ya leídas te preguntarás: «¿A qué viene todo esto y por qué debería interesarme lo que me has contado?». Muchas veces se dice que todo tiempo pasado fue mejor. Esto es cierto en algunos ámbitos, pero en otros no, y bajo mi punto de vista, en el campo de la NBA, creo que este refrán da en el punto exacto de mi pensamiento cuando me hallo en la habitación frente al portátil mirando los PlayOffs de la NBA. No estoy viendo al equipo que ocupa mis pensamientos, porque está eliminado, y por lo tanto, tengo que saciar mis ganas de NBA con los demás conjuntos de la liga. Ya sé lo que me encontraré, voy prevenido, pero al cabo de unos minutos me separo de la pantalla y me pregunto: «¿Cómo es posible que haya gente que aguante 82 partidos viendo a esta gente?». (Creo que me he pasado diciendo 82 partidos, ya que las aficiones de los equipos que van ganando suelen mostrar su orgullo patrio por el All-star y mayo/junio, y esconderse durante la época de vacas flacas).

Que la NBA ha cambiado desde que la nueva década hizo acto de presencia es un hecho, y que las nuevas tecnologías no la dejarán volver atrás parece muy posible. Estadísticas analíticas que te miden hasta las respiraciones dadas por ataque, que te inundan la cabeza de números y que no te dejan ver el partido de verdad, y las redes sociales en las que los jugadores buscan ganar más y más fama y se muestran no como jugadores de baloncesto, si no como modelos, hombres anuncio e «influencers», son cosas con las que no puedo. Bill Laimbeer habló sobre los jugadores de hoy en día y los de antaño, diciendo que «antes la NBA la jugaban jugadores de baloncesto, ahora la juegan atletas que juegan al baloncesto». Ahora nos extrañamos con LaVar Ball y su cinismo, idiotez y completa indiferencia hacia lo que su adolescente hijo tendrá que soportar, pero es que lo que hace este hombre, no está muy alejado de lo que hacen jugadores y prensa para mediatizar cada vez más la liga y llevarla a un terreno superficial donde lo primero es el dinero proveniente de la publicidad, los clicks en noticias amarillas e irrelevantes y bailecitos en la pista para que las cuentas de twitter e instagram inunden sus publicaciones con sus tonterías que no hacen más que crear aficionados no de baloncesto, si no de espectáculo banal.

lebron james cavs
LeBron James | Nil Alemany (SB)

Miro el Cavs-Raptors y cada dos por tres tengo que ver a Love, Irving, LeBron o cualquiera de la tropa bailando sobre la pista, celebrando exageradamente para que los focos les apunten o mirando a la grada, para que el público de primera fila que raramente va al pabellón y que se pregunta quien es ese tío alto del banquillo se levante con los brazos en alto y grite y vitoree a su jugador. Veo floppings cada dos penetraciones, árbitros que pitan por soplar, y ahora no me refiero a los Cavs, si no a toda la liga. El intento de engaño al árbitro, el estar más atento al actuar que al jugar. Pocos jugadores quedan ya con los valores de la vieja escuela. Pongo el Warriors-Jazz y me pregunto si yo me sentiría bien siendo un aficionado Warrior. ¿Cómo puedes celebrar una victoria si tienes un superequipo hecho con jugadores de contrato de 1 año, que si el barco se hunde son los que dejarán las maletas en la puerta para salir rápido, y un quinteto titular conformado con superestrellas que uno solo haría equipo de PlayOffs a cualquier conjunto? Quien diga que los Heat y actuales Cavs de LeBron o los actuales Warriors son un bien para la liga, no sabe lo que dice. Serán un bien para el propio equipo, para su economía o prestigio, pero no para la competición, que siempre se ha fundamentado por una pluralidad de opciones al anillo cada octubre.

Menos mal que todavía quedan vestigios de la antigua NBA en las dos eliminatorias restantes. El Boston-Washington se asemeja a los partidos de los Pacers o Pistons de la anterior década, duros, físicos y con contacto, bueno, el que les dejan, que ya sabemos como se pone la NBA cuando se respira al lado de un oponente o se pretende defender un poco físico. Me sobra el excesivo uso del triple de los de verde, pero a estas alturas ya no estoy para exigir nada. Hablando de triple, la última serie que se juega es la de los Spurs y los Rockets, y doy gracias de que Popovich siga entrenando y que los Spurs se mantengan en la cima. Ver a los Rockets es un dolor constante para mi vista, ya que reúnen todas las condiciones para ser objeto de mis críticas. Uso excesivo del triple, jugador franquicia que pinta más en Broadway que en una pista de baloncesto y una defensa pasiva.

Pero todo esto no ha venido solo del carácter de los nuevos jugadores. Desde la NBA ya se ha propiciado que pase lo que estamos viendo hoy en día. Los cambios en el reglamento han hecho que se propicie mucho más el juego en el triple, ya que las defensas han visto sus derechos recortados enormemente. Tayshaun Prince ya comentó en una entrevista acerca de lo que hemos hablado sobre la defensa:

«No hay ninguna duda de que habríamos ganado a los Warriors. Pero todo depende de las reglas en las que juguemos. Antes, cuando jugábamos, podíamos utilizar las manos, y jugábamos de manera muy física. Ahora si hiciéramos esto, estaríamos yendo al banquillo por problemas de faltas a las primeras de cambio«.

Si este artículo está centrado en el refrán de «todo tiempo pasado fue mejor», otra frase popular puede ser nuestra salvación, el «todo vuelve». Termino de escribir el artículo, miro el móvil, veo que han suspendido a Kelly Oubre para el cuarto partido de la serie contra Boston, suspiro y me repito a mi mismo que algún día volveremos a ser grandes.