Análisis de temporada 2016-17: Oklahoma City Thunder

Temporada irregular y futuro esperanzador

thunder sam presti Oklahoma City Thunder
Se ha visto una gran química en el vestuario-Nil Alemany (SB)

 

La montaña rusa de Oklahoma City Thunder

Año I después de Kevin Durant. El 4 de julio de 2016, el alero natural de Washington anunció que abandonaba la disciplina de Oklahoma City Thunder definitivamente para unirse a la franquicia californiana de Golden State Warriors. Todos los aficionados supimos en ese instante que nuestro equipo había sufrido un cambio drástico que marcaría el devenir de la franquicia durante varios años. Tras 9 años siendo el líder de un conjunto llamado a conseguir un anillo con los retoques necesarios, el capitán del barco se bajaba en marcha, dejando una nave llena de jóvenes marineros en los que se depositó mucha responsabilidad de golpe, y un nuevo capitán al que confiar toda esperanza de llegar a buen puerto. Así, con las marchas de Durant, Ibaka, Waiters, Foye, Ilyasova (solo jugó tres partidos) y las llegadas de Oladipo, Lauvergne, Grant (recién empezada la temporada, a cambio de Ilyasova) y tres “rookies” al servicio de Russell Westbrook, comenzaba una nueva época de final totalmente ignoto. Desde el principio de la temporada, se vio claro que el equipo iba a vivir toda la campaña 2016/2017 sumido en una montaña rusa, con la irregularidad por bandera. Con Russell Westbrook ante el desafío de mostrar a toda la NBA que podía ser un verdadero líder, el base empezó temprano a asumir todo tipo de riesgos, siendo partícipe en la gran mayoría de jugadas y resultados globales, buenos y malos, dejando un reguero de admiradores y “haters” a su paso. Mientras, los jóvenes seguían buscando su sitio en el equipo, y Billy Donovan ha demostrado a lo largo del año que él mismo tiene un largo camino de aprendizaje en la liga de baloncesto más potente del planeta. Se vio pronto cuáles eran las virtudes del equipo, los aspectos a explotar, y las debilidades. La potencia física de muchos jugadores en la plantilla permitía que, a través de la defensa, se consiguiera plantar cara a equipos más punteros en la Conferencia Oeste, como Los Angeles Clippers y Houston Rockets, ya que desde principio de temporada se vio que la máxima aspiración de Oklahoma City Thunder esta campaña era pelear por un quinto o cuarto puesto siendo generosos, y más cuando se empezaron a perder partidos contra equipos teóricamente inferiores, que finalmente acabaron siéndolo meses después, como Sacramento Kings u Orlando Magic, aún con el hispano-congoleño Serge Ibaka entre sus filas.

El año natural terminó siguiendo el curso habitual de lo que estaba siendo la temporada, y empezaba otro año sin saber cuál sería el base suplente, ya que Semaj Christon y Cameron Payne se alternaban esos minutos de descanso para Russell Westbrook, en los que el equipo normalmente ha sido vencido sin su estrella en pista. Se comprobó varias veces la debilidad de Oklahoma City Thunder fuera de casa, perdiendo contra equipos como Charlotte Hornets, y cómo el sexto hombre de la franquicia, el pívot turco Enes Kanter, pasaba a ser prácticamente el segundo espada de Russell Westbrook saliendo desde el banquillo, siendo el que más aportaba en la segunda unidad junto con el mallorquín Álex Abrines, que ha aportado a este equipo un tiro exterior consistente muy necesario y que sin duda tiene hueco asegurado en el esquema de Billy Donovan durante bastante tiempo. La lesión de Enes Kanter condicionó al equipo durante casi un mes, donde llegó a estar séptimo del Oeste, el último de la élite podría decirse, ya que la pelea por el último puesto de acceso a la postemporada se disputaba entre equipos con récords negativos. La irregularidad seguía siendo el distintivo del equipo, que dependía casi absolutamente de que Russell Westbrook tuviera un buen día, o de que alguien le acompañara en el apartado anotador para poder ganar partidos contra equipos de cierta entidad. Por supuesto, toda la temporada ha estado regada por lo que pasaba antes y después de los enfrentamientos contra Golden State Warriors, con la vuelta de Kevin Durant a Oklahoma City, cruce de declaraciones, piques y rencillas sin resolver, etc. Al final, 4-0 para Golden State en los enfrentamientos durante la campaña, demostrando que no hay nivel defensivo para contrarrestar a equipos que estén en lo más alto ni las suficientes armas en ataque para jugarles de tú a tú, algo que sí se pudo hacer contra otros equipos superiores como Cleveland Cavaliers y San Antonio Spurs, contra los que se consiguieron victorias importantes, que marcaban el camino a seguir, y que daban esperanzas de intentar luchar con Memphis Grizzlies, Utah Jazz (probablemente los mejores partidos del año han sido contra ellos, una de las mejores defensas de la liga) y Los Angeles Clippers por un cuarto o quinto puesto en la conferencia.

Con el All-Star vino un punto de inflexión, que fue el final del mercado de traspasos. Ahí, Sam Presti consiguió deshacerse de Cameron Payne, base joven al que mucha gente no veía como decente sustituto de Westbrook, Joffrey Lauvergne, que, pese a estar jugando mejor de lo que muchos esperábamos a principios de temporada (en ataque especialmente, en defensa no se esperaba nada, y eso es lo que aportó) y Anthony Morrow, un tirador veterano pero inconsistente, que no daba al equipo esa potencia necesaria desde el perímetro. Vinieron Doug McDermott que, pese a no ser un tirador de élite, ha demostrado que puede ser consistente y anotar de muchas maneras, y Taj Gibson, un ala-pívot experimentado que, al poco de llegar, consiguió quitarle a Domantas Sabonis una titularidad que ostentaba desde el inicio de temporada, y que ha ayudado en ambos lados de la cancha, aportando desde su llegada a la ciudad, uno de los que hay que renovar sí o sí este verano. Derrotas frente a equipos de menor calado como Phoenix Suns, Dallas Mavericks o Portland Trail Blazers, todos con récords negativos, dejaron a Oklahoma City Thunder en une pelea con los Grizzlies por el sexto o séptimo puesto, mientras los demás se alejaban. El último cuarto de campaña ha estado marcado por actuaciones épicas de Russell Westbrook, buscando batir récord de triples-dobles conseguidos y promediando triple-doble, superando a Oscar Robertson, que derivaban en victorias “in extremis”, o se quedaban cerca de hacerlo. Al final, casi 50 victorias, cerca de los mejores equipos del Este, conferencia más igualada, que significan nueve menos que la campaña anterior, un registro positivo pensando en que muchos auguraban que ni siquiera entrarían en Playoffs.

En postemporada, esperaban los Houston Rockets de James Harden y su séquito, equipo que ya nos había hecho mucho daño con sus triples, nuestra imposibilidad para frenar su ataque y su poderoso banquillo. Exceptuando el primer partido de la serie, que fue una victoria clara para los texanos, el resto de encuentros se mantuvo en una tónica de igualdad, con Oklahoma City Thunder comenzando muy fuerte los partidos y ahogándose en la orilla al final, después de ver como Westbrook remaba solo todo el partido. El resultado final fue de 4-1, aunque podría haber habido alguna victoria más de OKC, especialmente si Kanter y Oladipo hubieran estado a su mejor nivel, del que se alejaron cuando más falta hacía. Al mando de Harden, jugadores como Beverley o Nene, además de habituales como Lou Williams, consiguieron frenar el ímpetu de Russell y compañía, finalizando así la temporada.

La estrella: Russell Westbrook

El base californiano tenía la ardua tarea de suplir a Kevin Durant como líder de Oklahoma City Thunder, y vaya si lo ha hecho. Tiene tantos detractores como seguidores casi, ya que su estilo de juego alocado, siendo el segundo con más pérdidas, y muchos tiros fallados por no ir con calma, provocados por la falta de compañeros que se puedan fabricar sus propios tiros, hacen que las críticas le lluevan cada noche. Ha conseguido tapar todo eso batiendo todos los récords en triples-dobles, 42 en un año, superando los 41 de “Big O”, y promediando triple-doble, segundo en la historia, y siendo responsable directo de más de la mitad de los puntos de su equipo cada noche, y de muchas de esas 47 victorias, con actuaciones épicas en el último cuarto, aunque también de varias derrotas por su mala cabeza en organización y selección de tiro. Si se consigue un grupo que pueda cubrir sus necesidades y rodear como se merece a uno de los principales candidatos al MVP junto con Harden, Oklahoma City Thunder tiene superestrella para muchos años, y aspirando a más cosas.

La incógnita: Victor Oladipo

Llegado desde Orlando, el jugador de cuarto año venía a Oklahoma City Thunder con el cartel de escolta anotador potente, con un físico que le permite defender y rebotear, y pudiendo incluso jugar de base con la segunda unidad. Obviamente, ha pasado de ser protagonista a escudero, ya que la estela de Westbrook es alargada y, pese a que los números se mantienen (con ligera mejora en los porcentajes), sigue sin ser suficiente, y se espera más de este jugador, que aún tiene margen de sobra para desarrollarse en ambos lados de la cancha y convertirse en la pareja ideal de Russell Westbrook. Su primera participación en Playoffs ha dejado mucho que desear, por eso los aficionados nos hemos quedado con muchas dudas, ya que en los momentos clave de la temporada ha estado más bien desaparecido. Solo queda esperar que madure dentro y fuera del campo y que Billy Donovan le ayude a formar el que podría ser el combo exterior más mortífero de la liga, ya que el nuevo contrato de cuatro años, en los que percibirá 80 millones de dólares, tiene que ser amortizado como corresponde a lo que se espera de él.

La decepción: Steven Adams

No nos confundamos. Es obvio que ha mejorado sus números en prácticamente todos los apartados del juego, pero el contrato de cuatro años y 100 millones que se le firmó es con intención de que se convierta en uno de los mejores pívots de la NBA, y el salto de calidad y de importancia ha sido menor de lo esperado. En ataque, sigue dependiendo mucho de las asistencias de Westbrook principalmente, y solo a veces se juega algún gancho después de fajarse en la zona con otros interiores. Su poderío en el rebote ofensivo se ha visto incrementado de manera notable, y eso es un aspecto positivo, como la ligera mejora en tiros libres. Lo malo viene después. En ataque se le ve perdido, y no se mueve ni ofrece para postear al rival, lo que genera más ataques estáticos, algo que no es el fuerte de OKC. Además, sigue sin desarrollar un tiro fiable de 3-4 metros, algo vital para los interiores de hoy en día. En defensa, pese a ser clave a la hora de frenar las penetraciones y los posteos de los interiores rivales, no ha mejorado prácticamente nada. Quitando que ha mejorado en robos, su intimidación sigue siendo regular, y pone pocos tapones para el físico que tiene, y el hecho de jugar casi todo el año al lado de Sabonis ha hecho que se tenga que enfrentar a interiores más pequeños, rápidos y con rango de tiro, que es algo que defiende muy mal, ni punto de comparación con el dolor de cabeza que fue para Aldridge en los Playoffs de 2016. Ha de seguir mejorando para compensar ese contratazo que firmó y que entra en vigor este año, ya que la inversión es fuerte y hay muchas esperanzas depositadas en el neozelandés.

Opinión 

El año de Oklahoma City Thunder ha estado lleno de irregularidades, tristezas y alegrías, esperanzas para el futuro y muchos aspectos a corregir. Hay una estrella que es de los mejores jugadores de la liga, jugadores que valen para rodearle, y sobre todo, jóvenes a los que les falta todavía madurez para poder aspirar a volver a la élite de la liga, y en los que están puestas las esperanzas de los aficionados, y de manera arriesgada, también gran parte del límite salarial. Hay un entrenador que ha demostrado tener mimbres de grandeza, aunque estén por florecer aún. Hay una directiva que sorprende a propios y extraños y es capaz de grandes cosas, algo vital en este momento para atraer a buenas piezas que puedan acompañar a Westbrook a la gloria. Era un año muy complicado, y no se ha resuelto mal, y solo nos ha dejado con ganas de más, ver cómo acaba este proyecto que, aunque irregular, tiene buena pinta, y si navega por un cauce tranquilo, puede llegar a buen puerto y volver a donde le corresponde, con los más grandes.

NOTA FINAL: 7