Justin Holiday, ¿productivo a dos bandas en Nueva York?

Como jugador y reclamo en la agencia libre

Justin Holiday con los Knicks esta campaña - Nil Alemany (SB)
Justin Holiday con los Knicks esta campaña – Nil Alemany (SB)

Justin Holiday es una escasa sensación que hemos podido pescar del navío neoyorquino que hace aguas. El capitán Phil Jackson acertó con el hermano mayor de la familia Holiday y, ahora es el turno de ver si lo considera como fijo en su idea o, contrariamente, se prescinde de él en la caótica agencia libre del curso.

Achuchaba el tórrido estío en Estados Unidos, cuando, una bomba detonó para ser el preámbulo que adelantaba un cúmulo de rupturas de contrato, puñaladas por la espalda o simples desconciertos por movimientos en el mercado. Este asombro nos lo inculcaron los Bulls y los Knicks. Súbitamente, un embrollado Derrick Rose llega a la Gran Manzana junto a Justin Holiday y una segunda ronda del Draft de 2017. Como parte del trato, los Bulls daban la bienvenida, a su flamante y cuestionable proyecto, a Robin Lopez, Jerian Grant y al veterano Jose Manuel Calderón.

Ambos conjuntos no tardarían mucho en empezar a venderse como amenazas del régimen monárquico que había impuesto Cleveland en el Este. Que si «tenemos el formidable triángulo ofensivo con Anthony, Rose y Porzingis», o que si «la dupla Wade-Butler iba a beneficiarse cuantiosamente de los obsequios de Rajon Rondo». Aquellas eran los más sonados argumentos mediante las disputas en los foros o tablones de comentarios entre Knickerbockers y Bulls.

Más tarde, no querrían ver la debacle que habría emponzoñado la reputación de ambos. Ardía Troya en ambas directivas. Tanto en Chicago como en Nueva York, el ‘crack tanqueador’ (con el fin de reconstruir a largo plazo) comenzó a subyugar. La torada de Chicago se plantearía el último suspiro de temporada con cinco bases, y Nueva York con una guerra civil pidiendo la dimisión del comandante Anthony día si, día también. La bandera al norte de Manhattan germinaba fuego, y una vez más los aficionados maldecían con los más irritantes exabruptos, caminando cabizbajos.

Pero, ¡ojo!, al igual que desilusiones, brotes verdes florecerían. Ron Baker, del cual ya indagamos lo suficiente la semana pasada, y Justin Holiday, es otro. Un clásico jugador de relleno para el roster. Pero, que no le ha temblado la muñeca para demostrar que arrebatarle el puesto a Courtney Lee en múltiples ocasiones no era una enrevesada tarea.

Son 7’3 puntos (siendo eficiente hasta el punto de acertar en el 43% de las ocasiones), 2’8 rebotes y 1’2 asistencias los que registra en su mejor campaña como profesional. Placentero para un jugador que pisa el parqué menos de 20 minutos cada velada. Bien, The Fireman (afable mote que emergió en Oakland por su insultante facilidad para congelar a los adversarios on fire) aboga porque llevemos a cabo un análisis global sobre si merece continuidad en esta plantilla o bien, que opte por cambiar de ubicación en su relato de la mejor liga del mundo. Y para mí… (redobles por favor)… Sí. Rotundo sí. Sin acaparar una grieta en el espacio salarial, con cabida para terceros que puedan aportar su granito de arena. Justin ofrece su versátil posición en la depth chart como cuarto recurso exterior fluctuando entre las posturas de escolta y alero.

Además, es muy pronto para hacer pronósticos, no obstante, la hipotética salida de Derrick Rose y/o Carmelo Anthony se plantea cada vez más cristalina. Y, si sumamos que Kristaps Porzingis, cada vez, va metamorfoseándose como piedra angular del sistema, nos topamos con un reciclaje de estos Knicks. Sí señores, una vez más vuelven a ser diagnosticados con el eterno descalabro… cuando meses antes se jactaban de ser considerados un superequipo y, sin duda, provocando la catarsis en el espectador. Así que, sin ahondar más, aparcamos el ‘tema Porzingis’. Regresando al de Rose; es reacio a dejar la vacante de ‘1’ en el Madison, pero los negocios son los negocios. Todo apunta a que saldrá. Y, tengo la mosca detrás de la oreja… Jrue Holiday, hermano menor de Justin, podría recalar junto a él en Nueva York y volver a unir fuerzas como en Philadelphia mediante el ejercicio del 2013.

Jrue, de 26 años de edad, es un base disciplinado, escrupuloso con el balón y no flojea en ningún aspecto, convirtiéndolo en un all-around playmaker. Estas ventajas, le premiaron siendo All-Star en 2013 (con 22 años) como el rostro de aquellos Sixers. Así pues, no sería nada irracional dejar paso al periplo ‘vacacional’. ¿El fetiche de Phil Jackson? Quizás. Sin embargo, todo pasa también por el dictamen que el presidente de los Knicks tome renovando a Justin. Es una mera y efímera fórmula: Justin + Jrue = Felicidad y química a raudales. Y de eso quiso hacer pruebas el familiar del guard de los Pelicans, que espera a Jrue ansiosamente. De esta manera lo declaraba en sus postreras declaraciones al NY Post…

«Si podemos jugar juntos de nuevo sería un sueño hecho realidad. Sería algo exitoso para nosotros. Nos conocemos de sobra […] y ambos deseamos ganar. Y, cosas grandes pasarían si nos juntásemos puesto que conocemos nuestros juegos a la perfección».

Por lo tanto, en vista de que la llegada de su hermano no compone lo ‘imposible’, Justin se verá inmerso en una partida de póker sin faroles. Sin trampas, y sobre todo, sin chantaje. No hay cabida para nadie más. Una prolongación de contrato y dos personas. El propio Justin Holiday y Phil Jackson. Yo afirmo con certeza que esto sería… el ancla que rescatase a Jrue para vestir la elástica naranja.