El Agitatoallas, semana XIII: Herida abierta
Lo más curioso de la semana de los Boston Celtics
El tiempo pasa rápido, y antes de que nos hayamos dado cuenta la primera mitad de la temporada regular ya se ha quedado a nuestras espaldas. En pleno enero, las espadas de toda la liga están por todo lo alto (menos por Brooklyn y Miami) y hay que defender el territorio con todo. De ahí surgen los roces y atisbos de peleas, y por supuesto, los Celtics no son ajenos a esto de la gresca. Otra semana más, el equipo de Boston ha tenido sus más y sus menos con el base rival, pero en esta ocasión las ganas venían de hace tiempo. Para no estancarnos en el terreno de la pelea, ‘El Agitatoallas’ se centrará de nuevo en un Kelly Olynyk que está salvando esta sección, y además buscará una razón por la que los Celtics son un chollo para jugadores que no suelen ocupar portadas. Ya saben, ¡toallas al viento!
Enemigos íntimos
Qué difícil es perdonar. Hay heridas que tardan mucho tiempo en cicatrizar, y otras que ni siquiera cierran con el paso de las hojas del calendario. Como no soy Paulo Coelho, voy a explicarlo muy sencillamente. Tócame las pelotas (de baloncesto, por supuesto) una vez y puede que pase, pero a la segunda iré a por ti siempre que me sea buenamente posible. Isaiah Thomas ha demostrado ser una persona rencorosa hace tan solo unos días, pero siendo totalmente sinceros, todos habríamos hecho lo mismo que ‘The Little Guy’ en la visita de los Celtics en Atlanta. El objetivo de su ira, como apuntaban todas las apuestas, fue ni más ni menos que Dennis Schröder.
La particular rencilla entre la estrella de Boston y el base de los Hawks viene de lejos. Ya a lo largo de la temporada pasada, cada duelo entre los Celtics y el antiguo equipo de Al Horford se convertía en una batalla, y en la serie de Playoffs entre ambas franquicias llegó el punto álgido. Pese a que Paul Millsap jugó con Boston como si el conjunto de Brad Stevens fuera un muñeco, el jugador rival que más odio despertó en la parroquia verde fue el propio Schröder, que se dedicó a sacar de quicio Thomas. A su favor hay que reconocer que en algunos momentos lo consiguió. Los Hawks acabaron pasando de ronda, pero las cuentas pendientes quedarán por mucho tiempo e Isaiah no ha perdido oportunidad para devolvérsela al jugador alemán.
En un nuevo show del nuevo ídolo de los Celtics, Schröder no pudo hacer más que presenciar como su rival hacía sus diabluras en Atlanta; acompañando cada canasta con un berrido lo más cerca posible del base de los Hawks. Thomas reventó una vez más el último cuarto y anotó la canasta ganadora para los suyos. La mayoría de los jugadores de la liga habrían dejado el asunto ahí limitándose a alabar la exhibición del contrario y hablando lo justo de él, pero el internacional alemán no enterró el hacha de guerra. Schröder acusó a la estrella de Boston de haber insultado a su madre durante el partido, y al día siguiente Isaiah le respondió de una forma magnífica. Básicamente, ‘The Little Guy’ negó por completo tal acusación apelando que no es su estilo, y concluyó con un gran: «No quiero hablar más de Schröder. No está en el nivel al que yo estoy intentando estar». De momento la cosa ha quedado ahí, pero esperamos con muchas ganas el próximo duelo entre el alemán y Thomas.
¡¡Penalti!!
Cuando comenzó esta sección allá por el inicio de la temporada, no imaginaba la dificultad de sacar este tipo de contenidos semanalmente. Afortunadamente para mí y para los aficionados de los Celtics, hay un jugador que hace ‘El Agitatoallas’ posible, y su nombre es Kelly Olynyk. El canadiense vuelve a ser uno de los protagonistas en esta nueva edición, y nunca decepciona por los motivos. Hambriento por formar parte de la historia de la NBA, el jugador de Boston estuvo cerca de convertirse en el primer hombre de la liga en caer lesionado por un niño. Sí, lo han leído bien, un chaval casi deja en la enfermería a todo un profesional de más de dos metros de altura. Todavía sin confirmar si el niño es sobrino de Kevin Love y fue a vengarse, parece que una inocente zancadilla torció el tobillo derecho de Olynyk, ¡¡y justo en su mejor momento!!
En esta última semana, el canadiense ha sumado la magnífica cifra de DOS partidos consecutivos sin que todos deseáramos cogerle de cuello en el banquillo. Parece que Oly está empezando a comprender que o bien aprieta los dientes para ganarse la renovación, o ya puede ir haciendo las maletas el año que viene rumbo a una franquicia que le exija menos esfuerzo. Empiezo a creer que Ainge ha enviado al niño para tener una buena excusa para decirle adiós el próximo verano. No hay que levantar sospechas.
Caridad cristiana
La Navidad ya ha pasado, pero siempre es buen momento para hacer algún que otro regalo. Haciendo gala de una generosidad y un amor por el prójimo dignos de elogio, los Celtics quieren hacer que todo el mundo sea feliz. No han hecho falta renos ni camellos para repartir presentes, ya que los pupilos de Brad Stevens se enfundan el traje de Santa Claus en cada posesión defensiva, y en esta semana han sido más generosos que nunca.
Primero, el equipo de Boston consideró que Marvin Williams se había portado muy bien durante el pasado año, y por ello hizo todo lo humanamente posible para que a sus 30 años, el jugador de los Hornets fuera All-Star por primera vez. Por desgracia para el jugador de Charlotte, ya no volverá a verse las caras con los Celtics, por lo que su candidatura seguramente será insuficiente. Lejos de conformarse, la franquicia del trébol puso todo su empeño en conseguir la nada desdeñable hazaña de hacer parecer que los Knicks son un buen equipo de baloncesto. Sin Porzingis ni Noah, el conjunto de Nueva York asaltó el TD Garden con un 50% de acierto en tiros de campo y doblando a los locales en número de rebotes atrapados. Traducido: fallaron poco, y cuando lo hacían recuperaban el balón rápido. Tal fue el acto de caridad de los Celtics, que jugadores hasta ahora casi desapercibidos como Willy Hernangómez y Marshall Plumlee parecían dignos de ganarse un máximo contrato en su próxima renovación. Ya saben, los Celtics deben tener un contrato anual para perder al menos un partido frente a Knicks, Lakers y Nets.