Si esta NBA es el futuro, espera que me bajo

La liga está entrando en una atmósfera poco beneficiosa

Fuente: Erik Drost (CC)
Fuente: Erik Drost (CC)

Tengo 23 años, soy español y veo baloncesto. En mi país, una nación monopolizada por el fútbol, cada vez es más fácil difícil seguir otro tipo de deporte. Descubrí hará ya 10 años la NBA pero no comencé a seguirla en serio hasta 2 años después. Y lo reconozco, me enamore de la manera más sencilla posible. Actualmente ostento el título de «friki» entre mis amigos pero no me importa. Es más, algún día me fabricaré un pin y lo llevaré con honra en mi solapa. Sin embargo, la NBA de la que me enamoré, la NBA de la garra, la lucha, el talento y el entrenamiento está desapareciendo. Y como toda relación actual, se plantea una conversación (metafórica) casi obligatoria:

«Yo: Verás NBA, creo que deberíamos hablar. Han sido 10 años muy bonitos, me has dado mis mejores momentos y hemos compartido veladas increíbles. Pero últimamente noto que algo ha cambiado. Ya no te comportas como antes. Eres diferente, creo….creo que ya no te conozco».

«NBA: No sé a qué viene esto, pensaba que teníamos una relación basada en la confianza, ambos tenemos que madurar de manera conjunta…»

«Yo: Sí, si lo sé. Tienes razón. Pero…no sé. Creo que estamos en puntos distintos de la relación. Quizás no seas solo tú…quizás sea yo…

Bueno, después de esta breve introducción (lo siento, he estado de vacaciones desintoxicándome a diario), iré al meollo del asunto. La NBA, como cualquier negocio y actividad deportiva está condenada a la evolución. Pero no esa evolución Darwiniana que nos enseñaron en la escuela. Más bien una evolución Lamarckista donde la liga se ve obligada a desarrollarse para sobrevivir. O para aumentar su dimensión. No es selección natural, es más bien una apoptosis a largo plazo, o así lo veo yo al menos. Cuando me enganché a este deporte, la liga estaba dominada por varios equipos. Parémonos, casualmente, en la temporada 2006/2007, hace exactamente 10 temporadas.

Temporada 2006/2007. 

nowitzki kobe
Adrián Rodríguez (CC)

En un rápido repaso a lo que dio de sí esa temporada, vemos que Dirk Nowitzki fue nombrado MVP (25 ppp, 9 rpp), Kobe Bryant, Kevin Garnett y Steve Nash dominaban los casilleros de puntos, rebotes y asistencias por temporada y los verdaderos líderes de la liga eran los Mavs del alemán de turno. A parte, equipos como Suns, Spurs, Rockets, Pistons o Cavaliers superaron las 50 victorias gracias a los talentos de Nash, Duncan, McGrady, Billups o LeBron. Ese año, los texanos de El Álamo, los San Antonio Spurs, barrieron a los Cavaliers del aun joven LeBron James, arrasando 4-0 en las Finales. Tan solo perdieron 4 partidos en toda la postermporada el equipo de Popovich y cía. Un equipo que contaba con Duncan, Ginobilli, Parker, Horry, Bowen o Bonner entre otros. Cuántos nombres nos siguen sonando, ¿verdad? Cultura de equipo, cultura de hambre de victoria, amigos. 

Pero a lo que yo quería llegar es a mi equipo, a los Boston Celtics. Esa temporada, con el, quizás, mejor entrenador de la NBA, fueron el segundo peor equipo de la liga, con 24 victorias y con un todoterreno Paul Pierce lastrado por las lesiones, junto a un muy joven Al Jefferson y un imberbe Rajon Rondo, sentando cátedra de lo que posteriormente harían en la liga. Además, otros nombres ya míticos de los verdes como Perkins, Gerald Green o Tony Allen seguían mejorando como jugadores en una franquicia avocada al desastre. Brian Scalabrine fue 17 veces titular, WTF¡!

Mi pregunta es, ¿cómo se hace una franquicia campeona de la NBA en un verano? Fácil. Tienes una estrella fiel, comprometida y con ganas de ganar su anillo, ¿no? Hagamos que juegue junto con quien pueda ganar, pero sin reventar la liga, sin llamar al teléfono del agente de turno y dejando en la estocada a los rivales. Y así, llegó el, para mi gusto, movimiento más impresionante de la historia de los despachos. En resumen, Ray Allen, Kevin Garnett y Paul Pierce recalaron juntos formando el primer gran Big-Three del siglo XXI. Ganaron hasta 66 partidos y pudieron derrotar en Las Finales a los infectados de Lakers. Quienes, por cierto, en otro acertado (y polémico) traspaso, se habían hecho con Pau Gasol.

Esto me ha llevado a dos conclusiones, 

  1. ¿De verdad es necesario que sigan existiendo las «The Decision»?
  2. ¿De verdad, de verdad me estáis diciendo que se van los de siempre? ¿No more The Truth?,  ¿No more Big Ticket? ¿No more Dirk? ¿No more Black Mamba? ¿No more Tim? Estamos hablando de que los tíos que dominaban la liga hace 10 temporadas van a estar comiendo barbacoas en unos meses… no sé si seré el único, pero me duele y mucho pensarlo. Imaginarlo también. Verlo ya ni os imagináis cómo va a ser.

Superequipos, ¡no gracias! 

Campaña publicitaria española de la década de los '80.
Campaña publicitaria española de la década de los ’80.

Parafraseando esta genial campaña publicitaria de los años 1980, muestro mi malestar hacia los superequipos. Me parece muy bien que plantillas como Celtics, Lakers o Nets sepan construir equipos genialmente armados a partir de traspasos. Eso habla, y muy bien, de sus General Managers. Además, permite que los jugadores jueguen, que se adapten a los sitios donde recalan y que los equipos originarios reciban, al menos una compensación. Pero lo que está de moda últimamente, el tema candente de «Me voy con ellos que molan más» ya cansa.

La última ha sido la de Kevin Durant, cierto. Pero no hay que olvidar lo que otros jugadores como David West, Zaza Pachulia o el propio Ray Allen hicieron en busca de su beneplácito particular, mostrando actitudes hasta hipócritas y dejando a sus ex-equipos con caras de «y ahora qué». Sí, muchos famosos se han hecho eco. Por ejemplo, el siempre carismático Barkley es el que más caña está dando a Durant y su decisión. Pero yo querría ir más allá. Lanzo una pregunta al aire. Cuando se retiren Pierce, Nowitzki, Garnett… nos quedarán dos, a la postre tres, jugadores referencia. Stephen Curry, Kevin Durant y LeBron James. Y dos de ellos han dejado a sus equipos de formación, a los que les eligieron en el Draft, en la estacada para reunirse con amigos y luchar por el anillo. A mí, me da mucha tristeza que estos sean los futuros veteranos referencia de la liga. Y esto me sirve para enlazar con el último punto de esta reflexión.

Mis ídolos se retiran, ¿y ahora qué?

Fuente de la foto: Mark Runyon (CC)
Fuente de la foto: Mark Runyon (CC)

Hace no mucho me dio por escribir una Guía. Y uno de los artículos de dicha guía se llamaba «Guía: mis ídolos se retiran, ¿y ahora qué?». Pues, llamadme «Veletas», pero me retracto de ese artículo. No digo que no llevara razón, pero hay muchos puntos que merecen rectificaciones. En primer lugar, a la hora de buscarme nuevos ídolos mencione a Durant y a Leonard. Pues bien, como podréis comprender a estas alturas, Kevin Durant está completamente vetado de mi futuro. Dándole una vuelta esta mañana en la cama llegué a la conclusión de que los jugadores que más me gustarían que fueran referencia de los jóvenes son Kawhi Leonard, Carmelo Anthony, Paul George y DeMar DeRozan. Jugadores que se han mantenido relativamente fieles a unos principios a unos valores y a una franquicia.

Espero que me equivoque pero la NBA está avocada al desmadre, al bipartidismo, al Madrid-Barça. Mi padre se enganchó a este deporte en los años 80/90, enamorado de jugadores como Kevin McHale, Larry Bird, Patrick Ewing, Hakeem Olajuwon, Reggie Miller, Dominique Wilkins o Karl Malone. Y es que es mencionar a estos personajes y evocarles a un solo equipo. Sí, es cierto que muchos jugaron su último año en otro equipo, pero con más de 35 años y en busca de un anillo que en la mayoría de los casos se les resistió hasta el final de sus días profesionales. Sin embargo nuestra generación, la del Draft del 2003, la de Melo, Bosh, Wade y Bron, nos deja un recuerdo agridulce. Y es que tres de los cuatro mejores jugadores del mejor Draft de los últimos 20 años han dejado a sus equipos por la Agencia Libre. Por la vía fácil.

Y Kevin Durant, el anotador más polifacético de la liga, también. Stephen Curry es Agente Libre el verano que viene, tiempo al tiempo.


Con esta reflexión me despido amigos. Espero que el verano os trate a todos fenomenal y que recarguéis las pilas. En SomosBasket estamos impacientes esperando el comienzo de la pretemporada y los training camps. Y algunos estamos pendientes de cuándo llegará el batacazo de estos Golden State Warriors. Porque sino, no sería justo para la liga, para el deporte. Porque si esta es la NBA, espera que me bajo.