Los Warriors asaltan San Antonio y llegan a las 72 victorias
Golden State Warriors 92 - 86 San Antonio Spurs
«Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto». La mítica frase dicha de Jordan casa como anillo al dedo con la actuación de Stephen Curry en el día en que sus Warriors alcanzan a los míticos Bulls de His Airness. Los Golden State Warriors vencen por 86 a 92 a los San Antonio Spurs en un duelo que pasará a la historia. El mejor fue el MVP, con 37 puntos.
Se enfrentaban en el AT&T center de San Antonio dos mundos paralelos e igualmente impresionantes. Los sobrios Spurs, con su regia estrella Kawhi Leonard, con su eficiente estilo old school y con la posibilidad de establecer una marca insuperable al convertir su pabellón en una fortaleza durante todo el año. El típico seductor maduro, curtido en mil batallas, pero muy atractivo. Enfrente, los bailarines Warriors, unos chiquillos que han cambiado la visión del baloncesto a fuerza de despreciar la posición más emblemática del baloncesto (la del pívot), alegres, descarados, su estrella, un extrovertido francotirador con cara de niño y talento de dimensiones titánicas. En su mano, batir la marca de victorias a domicilio. Bueno, y algo de igualar la mejor marca de victorias de todos los tiempos se oía por ahí. El prototipo de jovencito apuesto que llega con su aire rebelde para levantarle a la chica guapa (la victoria) al galán clásico. El duelo estaba servido, los planetas estaban alineados y hasta en el olimpo habían puesto tele nueva. Nadie quería perderse el partido, y el encuentro no defraudó.
La primera parte fue un espectáculo defensivo, llevado el encuentro al terreno que quería Popovich, la lucha constante y una anotación baja ―empate a 35 al descanso―. Los Spurs demostraban que su fama de sólido equipo defensivo era merecida, y dejaron a los de la bahía en su anotación más baja de la temporada tanto en el primer cuarto (14), como al descanso (35).
En el tercer cuarto, sin embargo, ambos conjuntos salieron a demostrar su poderío ofensivo, y ahí el pequeño genio de Akron demostró que no tiene rival alguno. Un recital del base de Warriors, que logró 15 puntos, amenazó a los locales, que sin embargo, dieron una muestra más de por qué son una dinastía. A base de coraje, los tejanos lograron aferrarse al partido pese a la exhibición anotadora de Steph y lograron llegar solamente uno abajo al principio del cuarto decisivo ―61 a 62―.
El último cuarto comenzó igualado, pero el ritmo anotador de los de Golden State resultó imposible de seguir y los de San Antonio acabaron claudicando ante el que podría ser coronado como mejor equipo de la historia ―al menos estadísticamente―, con un 86 a 92.
Los de Steve Kerr se impusieron desde más allá de la línea de tres ―37% de acierto frente al 17,6% de los Spurs― y los tejanos en la pintura ―atrapando 18 rebotes ofensivos por solo 7 de su rival―.
En el equipo de la bahía brillaron Stephen Curry con 37 puntos y Klay Thompson con 14. Un aspecto destacado de la estadística es que ningún jugador del equipo capturó 10 rebotes ―el mejor en esa faceta fue Andre Iguodala con 7― ni repartió más de 5 asistencias ―en 5 se quedó Curry,el más destacado―.
Por parte de los locales el mejor jugador sin duda fue un inmenso LaMarcus Aldridge que se fue hasta los 24 puntos. Leonard firmó un buen partido estadístico, pues registró 20 puntos, 13 rebotes y 7 asistencias, pero su encuentro no fue demasiado brillante y estuvo realmente errático en el tiro, fallando 15 de los 22 lanzamientos que intentó, con un 0 de 3 en triples.
El espectacular encuentro dejó a un equipo igualado con los míticos Bulls de Jordan, a un hombre ―Kerr― capaz de presumir de haber estado en los dos mejores récords de la historia, y a un galán herido en su orgullo que seguro que ya piensa en su revancha en Playoffs. El seductor moderno y el clásico se emplazaron en la final de conferencia para dirimir de una vez por todas cuál de los dos se lleva a la chica, pero por ahora, esta baila con los Warriors al ritmo que marca Don Stephen Curry.