Cinco razones por las que prefiero la NBA al fútbol

Porque ser del Madrid es demasiado mainstream

Foto: Wikimedia
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Si hay una pregunta que me he pasado media vida respondiendo cada vez que me presentaba en la Universidad – sí, mamá, iba a clase – con unas ojeras a la altura de los pómulos o cada día que salía de fiesta con mis amigos – alguno salí de fiesta, tampoco te voy a decir yo que no, pero te juro que iba a clase, mamá- es eso de ¿y por qué ves tú la NBA, es que  no te gusta el fútbol?.

Así, ya ves, como si por el hecho de que me gustasen unos buenos callos no pudiese comerme una ensalada de vez en cuando. Dejemos las cosas claras, me gusta el fútbol, nací en León (capital del entero mundo) y no me queda otra que amar el fútbol, era eso o recibir palizas en el recreo; pero también me gusta la NBA. Es más, me gusta mucho más la NBA que el fútbol. Y aquí os dejo una lista de razones para escupir a cualquiera que te venga a preguntar si no es mejor dormir por las noches:

1. Si ves la NBA es porque te gusta, pero cualquier manta puede ver un partido de fútbol. 

De media, un partido de la NBA empieza entre la 1:00 y las 4:00 de la mañana, horas en las que la gente responsable está durmiendo o estudiando; he oído hasta de gente que tiene novia y pasa las veladas acompañada. Es decir, cada vez que un fan de los Pelicans ve un partido de su equipo está sacrificando algo de su vida, ya sea sueño, una noche de juerga con los amigos o un par de décimas de su próximo examen.

Mientras, los partidos de fútbol son los domingos por la tarde. Os voy a hacer una lista de las cosas interesantes que puedes hacer un domingo por la tarde y que sacrificas por ver el Osasuna-Celta que llevas esperando una semana:. Ya está. NADA. Un domingo por la tarde no hay absolutamente nada que hacer, por lo que ver el fútbol es una opción atractiva hasta para aquellos que no han visto una portería desde que dejaron de emitir Aquí no hay quien viva en Neox (en el improbable caso de que esto fuese a ocurrir algún día).

O por decirlo de otra manera, de todos esos amigos que «van a ver el fútbol» contigo y con tus amigos porque no tienen otros planes y acaban dando el coñazo hablando entre ellos de cualquier otra cosa ¿cuántos te prepararían un café y vería contigo un Milwaukee-New Orleans a las 3:30 de la mañana un martes? Ves, la NBA te ayuda a discernir quién es tu amigo y quién solo busca compañía.

2. Los partidos de NBA duran solo 48 minutos.

Es decir, en lo que Dick Bavetta pita el final se acaba el partido. No hace una ni semana que los Golden State Warriors han ganado su título y ¿de qué estábamos hablando hoy? Del draft que es dentro de 5 días. Muy bien, con dos cojones narices , así me gusta, ¿no estamos en la era de internet y los 90 segundos de concentración? Pues a rey muerto, rey puesto (lo siento, LeBron).

Yo, que soy del Barça (y del muy orgulloso Celta de Vigo), el fútbol me deja de interesar en lo que Messi se baja las medias. Pues bien, he visto algún Madrid – Barça que no ha acabado hasta que ha empezado el siguiente, a veces parece que el partido de fútbol es solo una excusa para que televisiones y periódicos tengan algo de lo que hablar una semana. Lo que nos lleva al punto siguiente.

3. El periodismo deportivo que cubre la NBA le da cien patadas al futbolero.

Hagamos un repaso rápido en diferentes estilos. Cada vez que Woj dice que algo va a pasar, eso acaba pasando; por Dios, el año pasado acertó 59 de las 60 rondas del draft, ni el Oráculo de Delfos tiene ese índice estadístico de acierto. Los análisis técnicos de Gonzalo Vázquez hacen que sienta vergüenza cada vez que pongo las manos encima del portátil para escribir cualquier cosa: 6000 palabras en la JotDown analizando la mecánica de tiro, otras tantas hablando de cómo el tiro de tres ha pasado de ser la salvación del baloncesto para acabar comiéndose el juego entero… Y, por último, Bill Simmons, del que he copiado he aprendido todo lo que hago, que hace que te acabes leyendo un artículo en tres episodios de unas 20.000 palabras sobre un ranking que él mismo se inventa y al que nadie más presta atención solo por lo maravillosamente bien que está escrito.

¿Qué nos ofrece el fútbol a cambio? Tantos rumores que de cumplirse todos habría jugadores que vestirían en una semana tantas camisetas como Shaquille O´Neal en toda su carrera. Si el pobre Leonidas hubiese consultado «El Mundo Espartano» antes de irse a la batalla de las Termópilas, este le habría dicho que fuese tranquilo, que Los inmortales y la mitad de los elefantes de guerra iban a fichar por los griegos en las próximas horas.

4. Cualquiera puede ganar a cualquiera.

En la NBA tú puedes apoyar a cualquier equipo, pero a cualquiera – baste recordar que hasta los Knicks tienen un par de anillos – que salvo que tu General Manager sea Billy King, en algún momento de una vida media tu equipo va a ser competitivo y en al menos un par de ocasiones va a ser aspirante al título. Yo tengo 25 años y en este periodo de tiempo todas y cada una de las franquicias han tenido alguna temporada por encima del 50 % de victorias, todas ellas han tenido al menos un par de jugadores All-Star y hasta 10 equipos distintos se han proclamado campeones.

Tú, querido lector aficionado al Osasuna al que cada dos semanas de manera invariable le roban un penalty y el mejor jugador que ha vestido tu camiseta ha sido Jose Ángel «El Cuco» Ziganda, si la LFP o el mundo de fútbol en general estuviese conformado como la NBA, el siguiente Cristiano Ronaldo sería rojillo, quizás también el siguiente Ander Herrera, acompañado de los próximos Steven Gerrard y John Terry. Puede que nunca ganes una liga (a fin de cuentas, tienes al bueno de Steven en tu equipo), pero verías orgulloso cómo tu equipo planta cara a los mejores del mundo.

5. A los partidos de la NBA acude Rihanna  y a los de fútbol Teresa Rivero.