Cuando la técnica superó al resto

Repasamos la gran carrera de Steve Nash

Fuente de la foto: Keith Allison (CC)
Fuente de la foto: Keith Allison (CC)

Hace unos días, concretamente el pasado sábado 21 de marzo, conocíamos la noticia: Steve Nash anunciaba oficialmente su retirada. Era algo esperado, es decir, acabando contrato este verano y con los problemas físicos que le impiden jugar a sus 41 años, era cuestión de muy poco tiempo que llegase la confirmación.

Ya publicamos, completamente traducida en español, la emotiva carta que Nash mandó a The Players Tribune. Pero eso no es suficiente. Estamos hablando de la retirada de uno de los jugadores más mágicos de la historia y, sin duda, de uno de los mejores bases que ha visto este deporte.

Por eso en SomosBasket queremos hacer nuestro homenaje a esta figura. Repasamos la carrera, con todos sus grandes hitos, de un jugador que sin ser atlético fue capaz de enganchar a millones de personas para ver esos pases imposibles, esa increíble inteligencia, ese arte que pocos elegidos pueden realizar.

DALLAS MAVERICKS- Carlos López (@CharlieLpz_15)

Nash aterrizó en Dallas tras apenas dos temporadas en las que no destacó como jugador de los Phoenix Suns, durante esas dos temporadas jugó 141 partidos, de los cuales únicamente 11 como titular, siendo suplente de un Jason Kidd que, paradójicamente, había disputado sus primeras temporadas como profesional en las filas de los Mavericks. Durante esas dos temporadas Nash jugó una media de 16.6 minutos consiguiendo 6.4 puntos y 2.8 asistencias, las cuales no eran capaces de augurar la eclosión que el genio viviría en su etapa como jugador de los Mavericks.

Los Mavericks adquirieron al base canadiense a cambio de Martin Müürsepp, Bubba Wells, los derechos de draft sobre Pat Garrity y una selección de primera ronda (que más tarde resultó ser su futuro compañero en Phoenix Shawn Marion). En su primera temporada en Dallas el canadiense tomó las riendas del equipo y jugó como titular los 40 partidos que disputó (recordemos que esa primera temporada estuvo marcada por el cierre patronal de 1.999), que el jugador fuera incluido en el quinteto inicial demostraba a las claras la confianza que la directiva y Don Nelson, por aquel entonces entrenador de los Mavericks, habían depositado en el habilidoso base canadiense. En su primera temporada en Texas coincidió con el rookie Dirk Nowitzki, que se convertiría en su socio dentro de la cancha y en su mejor amigo fuera de ella, un Michael Finley en su tercera temporada y jugadores de complemento, lo que no les permitió alcanzar los Playoffs. Sus promedios de dicha temporada fueron de 7.9 puntos, 5.5 asistencias y 2.9 rebotes.

En la segunda temporada del base en los Mavericks se perdió 25 partidos debido a una lesión de tobillo y sus números se vieron resentidos levemente debido a la lesión siendo finalmente de 8.6 puntos, 4.9 asistencias y 2.2 rebotes. Esta temporada los Mavericks comenzaban a vislumbrar un futuro prometedor con el base al mando del equipo y con pista para crecer (sus suplentes eran Damon Jones y Hubert Davis), Michael Finley a nivel All-Star y con presencia en el partido de las estrellas que ese año tuvo lugar en Oakland y un joven Nowitzki creciendo a pasos agigantados (17.5 puntos, 6.5 rebotes y 2.5 asistencias) y abriendo camino para la llegada de una nueva camada de jugadores europeos. El 8 de enero de ese año 2000 compraba la franquicia Mark Cuban, un movimiento que cambiaría el sino de la franquicia para siempre.

La temporada 2000-2001 significó el salto definitivo de Nash para consagrarse como un jugador de gran nivel de la liga, aunque todavía lejos del nivel MVP que demostró en su segunda fase en los Suns. El base se fue hasta 15.6 puntos y 7.3 asistencias durante la temporada regular y ayudó a su equipo a lograr un balance de 53-29 al final de la regular season y consiguiendo por primera vez en más de una década una plaza para los Playoffs. Los Mavericks se destacaban del resto de equipos por un brillante juego ofensivo, convirtiéndose en uno de los equipos favoritos para los aficionados. La temporada terminó en semifinales de conferencia ante los vecinos Spurs, pero en el paladar de los aficionados de los Mavericks y sus jugadores quedó un buen sabor de boca, y ganas de mucho más.

En la temporada 2001-2002 el base sigue creciendo junto con el resto del equipo y logró unos promedios de 17,9 puntos por partido y 7,7 asistencias. Esto unido a la espectacularidad del juego de unos Mavericks que contaban en su plantilla con Nowitzki, Finley, Juwan Howard, Nick Van Exel, Avery Johnson o Tim Hardaway, le valió el billete para su primer All-Star Game y un hueco en el tercer equipo de la NBA a final de la temporada.

La siguiente temporada Nash repitió actuación pero los Mavericks subieron otro peldaño hacía su objetivo final, el título. El equipo de Don Nelson recordaba en demasía a los míticos y contemporáneos Sacramento Kings. Un juego vistoso que se quedaba sin recompensa en la postemporada. Nash calcó los promedios de la temporada anterior (17.7 puntos y 7.3 asistencias) así como logros personales; All-Star por segunda vez en su carrera y nominación al tercer equipo de la NBA por segundo año consecutivo. Este año los Mavericks se quedaron en la final de conferencia, cayendo 4-1 ante a la postre campeones San Antonio Spurs.

En la 2003-2004, última temporada de Steve Nash en los Mavericks, la franquicia se hizo con los servicios de Antawn Jamison procedente de los Golden State Warriors y con promedios de más de 22 puntos por partido y con Antoine Walker, el All-Star proveniente de Boston Celtics. Estos movimientos respondían al ansia ganadora del dueño de la franquicia Mark Cuban, que deseaba romper la barrera de la conferencia oeste y plantarse en las Finales para disputar el anillo. Esa temporada Nash bajó su promedio anotador en casi 3 puntos por partido, pero marco su tope histórico en asistencias con 8.8 por partido y en tiros libres con 91.6%. Su bajada vino propiciada por la necesidad de compartir el balón con sus nuevos compañeros en aras del bien común, pero le costó el reconocimiento individual ya que esa temporada no fue seleccionado para el que hubiera sido su tercer All-Star consecutivo ni fue incluido en ninguno de los equipos All-NBA. La temporada terminó para los texanos antes de lo pensado tras lograr un balance de 50-32 y cayeron en primera ronda ante unos Kings en decadencia.

Su salida de los Mavericks fue traumática ya que el jugador no quiso marcharse de Dallas en ningún momento. El jugador trató de negociar con Cuban un contrato de larga duración por un salario acorde con su condición de All-Star, a lo que el dueño de los Mavs se negó en rotundo, ya que creía más conveniente invertir el dinero en crear un núcleo fuerte basado en el eje Nowitzki-Finley-Jamison, por lo que no quiso arriesgarse y ofreció un contrato de 4+1 a razón de 9 millones $ anuales. Nash recibió una oferta multianual por valor de 63 millones $ de su anterior equipo, los Phoenix Suns. Nash trató de quemar su última bala tratando de hacer entrar en razón a Cuban pidiéndole que igualara la oferta, ya que no quería salir de Texas, pero este se negó. Posteriormente Cuban declaró que el no haber igualado la oferta de los Suns por Nash fue el mayor error que ha cometido desde que adquirió los Mavericks en el año 2000.

En Dallas aún recuerdan las transiciones de los Mavericks con Nash corriendo por el carril central, sus pases atrás tras penetración para doblar a un compañero liberado en el triple y las penetraciones que finalizaban con un tiro sobre una pierna y el base arqueando el balón para evitar el tapón de los defensores interiores. Esperemos que el base se reúna una vez más con su compañero Dirk Nowitzki en el American Airlines Center de Dallas, esta vez, con sus números retirados para siempre.

Fuente de la foto: Keith Allison (CC)
Fuente de la foto: Keith Allison (CC)

PHOENIX SUNS- Nacho Losilla (@OpinioNBA)

De las tres camisetas que ha vestido a lo largo de su carrera, obviamente Steve Nash tiene que ser recordado por su etapa con la elástica de Phoenix Suns. Fue simplemente impresionante. No he visto todos los partidos que me gustaría de aquel equipo, con Amar´e Stoudemire, Grant Hill, Channing Frye o Shaquille O´neal entre otros compañeros que ha tenido el canadiense, pero la palabra para definirlo es mágico.

Ya no sólo Steve Nash, que con decir que ganó dos MVP´s en ocho temporadas sobra, si no todo ese equipo. Era uno de esos conjuntos divertidos de ver, jugaban rápido, al ataque. Ese bloque, eso es lo que eran, un bloque unido organizado bajo la batuta del mejor director posible. Un coro que parecía hecho, como si de un traje se tratase, por un sastre para que encajase a la perfección con Steve Nash. Ese bloque se merecía un anillo.

Creo que hacer un repaso normal, temporada por temporada, del mejor jugador de la historia de la franquicia de Arizona no es lo más conveniente. Me gustaría enumerar los momentos más destacados del canadiense para esta organización.

En verano de 2004, y como bien podemos leer en su etapa en Dallas, Steve Nash no quería salir de la franquicia tejana, pero Mark Cuban pensaba en atacar el anillo con un grupo en el que Dirk Nowitzki, Antawn Jamison, Michael Finley y Antoine Walker eran las estrellas. Finalmente Nash, que vio como Cuban le dejó de lado, volvía a su primer equipo en la NBA, los Phoenix Suns, donde en sus dos primeras temporadas apenas había contado. El canadiense tenía muy claro que, a la primera oportunidad, haría que el propietario se lamentase de no haberle renovado.

Y no tardó mucho en conseguirlo. En su primera temporada de vuelta Nash fue nombrado MVP de la NBA y condujo a los Suns al mejor récord de la liga (62-20), después de una campaña desastrosa. Unos meses después, en Playoffs, Phoenix se cruzaba con Dallas en Semi-Finales de la Conferencia Oeste. La gran oportunidad de Nash había llegado.

En seis partidos, Nash torturó a los Mavs con unos promedios de 30.3 puntos, 12 asistencias, 6.5 rebotes y unos escandalosos 55 por ciento en tiros de campo, 41.9 en triples y 96.2 en tiros libres. En la derrota de Phoenix del cuarto partido terminó con 48 puntos, consiguió un triple doble de 34 puntos, 13 asistencias y 12 rebotes en el quinto partido y  eliminó a los tejanos con 39 puntos, 12 asistencias y 9 rebotes en el noveno encuentro.

Luego Phoenix caería en las Finales del Oeste y Dallas llegaría a las Finales de 2006 y 2011, conquistando las últimas ante Miami. Pero esta serie, la de 2005, sirvió para que Mark Cuban abriese los ojos ante el mayor error de su vida: no renovar a Steve Nash.

El aspecto que dominó el base durante su carrera fue el ataque. Fue todo un revolucionario de todo lo entendido como ofensiva hasta el momento. Ya lo apuntó Zach Lowe el día que anunció su retirada, Steve Nash y Mike D’Antoni cambiaron la NBA.

El ataque de Phoenix con esa regla de «los siete segundos o menos». Táctica que fue renegada por muchos, ya que nunca se ha ganado así un título debido a las carencias defensivas que mostraban los equipos. Más criticada aún cuando D’Antoni fracasó en New York Knicks. Pero es innegable, los Phoenix Suns de Steve Nash son uno de esos históricos que rozaron el anillo de campeón con los dedos.

Algunos datos preciosos sobre este conjunto. Desde que Nash volvió a Arizona, las cinco eficiencias ofensivas más altas de la NBA corresponden a Phoenix. La única temporada que no entraron en el top seis fue en la que Stoudemire sólo jugó tres encuentros por una gravísima lesión. En la 2009/2010, con veteranos que acumulaban miles de kilómetros en sus piernas como Jason Richardson o Grant Hils, los Suns consiguieron la mejor eficiencia ofensiva de los últimos 30 años con la absurda cifra de 112.7 puntos cada 100 posesiones.

Sin duda hubo dos grandes rivales en esos años para los Suns. Unos eran Los Angeles Lakers, los otros San Antonio Spurs. Había llegado un punto que, tras cuatro eliminaciones en Playoffs contra los tejanos en los primeros cinco años desde la vuelta de Nash, que los fans de Phoenix odiaban casi tanto a los Spurs como a los Lakers. Por eso cuando el cruce en la postemporada de 2010 en Semi-Finales se anunciaba contra los de Popovich, los presagios no eran muy positivos.

Incluso Amar’e Stoudemire dejó muy clara la rivalidad, aun existente, que viene de esa etapa. En el último encuentro entre Mavs y Suns, con Stat de vuelta en Arizona, confesó que no podía firmar con los Spurs, no le podía hacer eso a los seguidores.

Una eliminatoria que se antojaba complicada y Nash frente a una de sus últimas, si no la definitiva, de hacerse con el ansiado trofeo Larry O’Brien. Y de nuevo tuvimos a un base espectacular, que hacía y deshacía el juego a su gusto. Consiguió unos guarismos de 22 puntos, 7.8 asistencias, 4.5 rebotes, un 55.7 en tiros de campo y un 45.5 en triples.

Phoenix eliminó a su rival, a esa criptonita que les había destrozado año a año y que, sobre todo en 2005, evitó un posible anillo del canadiense. No vimos el mejor baloncesto de Nash, pero si le vimos luchar contra la adversidad y contra un enemigo que era casi un trauma para él. Torturó a Tim Duncan con el pick-and-roll y en el cuarto y último partido de la serie anotó 10 de sus 20 puntos en el cuarto periodo. Ese encuentro será recordado por la brecha en el ojo con la que tuvo que jugar debido a un codazo de Duncan.

Uno de los logros menos conocidos de Nash y que merecen mucho más reconocimiento del que tienen es el de redefinir el club del 50-40-90. Muchos no habréis oído este término, ya que muy pocos jugadores han alcanzado las exigencias necesarias para formar parte de este selecto club de superestrellas.

En toda la historia de la NBA sólo hay diez temporadas en las que un jugador haya acumulado, como mínimo, un 50 por ciento en tiros de campo, 40 por ciento desde el triple y 90 por ciento desde la línea de personal. Aparte de los porcentajes había que conseguir un mínimo de tiros intentados, razón por la cual jugadores como José Manuel Calderón o Steve Kerr se quedaron fuera del club.

Steve Nash, Larry Bird, Mark Price, Reggie Miller, Dirk Nowitzki y Kevin Durant componen este selecto club. De este grupo, Bird consiguió dos temporadas con los registros necesarios, pero Nash le superó ampliamente. El canadiense acumula cuatro temporadas entrando en el club del 50-40-90, más que cualquier otro jugador de la historia. Es más, si atendemos a sus cifras, el base ha estado más cerca de sumar otras entradas, como en la 2006/2007, cuando se quedó fuera por un 0.01 por ciento (89.8% en TL).

  • 2004-05:  50.2 FG%, 43.1 3P%, 88.7 FT%
  • 2005-06:  51.2 FG%, 43.9 3P%, 91.2 FT%
  • 2006-07:  53.2 FG%, 45.5 3P%, 89.9 FT%
  • 2007-08:  50.4 FG%, 47.0 3P%, 90.6 FT%
  • 2008-09:  50.3 FG%, 43.9 3P%, 93.3 FT%
  • 2009-10:  50.7 FG%, 42.6 3P%, 93.8 FT%
  • 2010-11:  49.2 FG%, 39.5 3P%, 91.2 FT%
  • 2011-12:  53.2 FG%, 39.0 3P%, 89.4 FT%

Sin duda la gran asignatura pendiente de la carrera de Steve Nash es retirarse sin un (merecido) anillo de campeón. Pero no lo ha conseguido por falta de esfuerzo, liderazgo, o por preferir el dinero, si no porque Phoenix se cruzase con con dinastías terribles, jugadores lesionados, suspendidos, mala suerte y escándalos arbitrales.

Probablemente tanto Nash como Karl Malone son los dos grandes mitos de la NBA que se retiran con varios MVP’s bajo el brazo pero sin ningún anillo en el dedo.

En su primera temporada de vuelta, Phoenix consiguió el mejor récord de la NBA pero cayeron en cinco partidos ante los Spurs en las Finales de Conferencia. Los tejanos ganaron los dos primeros encuentros y robaron la ventaja de campo, con lo que encaminaron las series. Justo en esos dos partidos no pudo estar presente Joe Johnson, una de las referencias del equipo, por una pequeña operación de reparo.

La siguiente temporada fueron los Mavericks, su ex-equipo, el que les eliminó. En esta serie no estuvo disponible Amar’e Stoudemire por lesión y Raja Bell, principal defensor perimetral y gran tirador, se perdió dos encuentros. Las bajas condicionaron el juego de los Suns.

Tras varias temporadas con problemas de arbitraje y demás historias se llegó a los Playoffs de 2010, cuando probablemente más opciones tuvo Nash de ganar un anillo. En Finales de Conferencia se enfrentaron a los Lakers, a la postre campeones. Jason Richardson falló un tiro que habría decantado la serie 3-2 para los de Arizona con el sexto partido en casa. Luego entró en acción la peor de las suertes. Cuando Kobe Bryant lanzó un air-ball que Ron Artest capturó para dar la victoria a los angelinos.

Nunca habrá ganado un anillo, pero llegó a tres Finales de Conferencia y peleó lo que no estaba escrito por conseguir el título. Los anillos son lo que cuentan sí, pero no podemos desprestigiar el llegar a las semi-finales de la NBA en tres de estos ocho años.

Si te dicen, ¿cuál es el primer nombre al que asocias con Steve Nash? y ¿cuál es la primera jugada que te viene a la mente cuanto piensas en Nash? el resultado es simple: pick-and-roll con Amar’e Stoudemire.

Esta es la herramienta que hizo imparable la ofensiva de Phoenix. Un bloqueo de Stat que combinado con el IQ de Nash se convertía en un arma mortal. El canadiense podía anotar de tres, de dos, entradas o bombas, mientras que Amar’e leía los cortes de su compañero para saber donde colocarse y por donde vendría el balón.

Nash y Stoudemire forman la segunda pareja de la historia que más se ha beneficiado mutuamente del pick-and-roll, sólo por detrás de los eternos maestros: John Stockton y Karl Malone.

Pero sin duda hay un hito que debe estar por encima de los anteriores: ganar el MVP, dos veces. Estos premios, ganados en las dos temporadas de vuelta en Phoenix, fueron y son duramente criticados por una gran parte de los aficionados. Pero no se puede recordar a Nash como un dos veces injustamente MVP, eso sería hipócrita y grosero.

Sus números, magníficos: 15.5 puntos, 11.5 asistencias, 3.3 rebotes, 1 robo, 50.2 por ciento en tiros de campo, 43.1 en triples, 88.7 en tiros libres y 22 de PER en su primer MVP. 18.8 puntos, 10.5 asistencias, 4.2 rebotes, 0.8 robos, 51.2 por ciento en tiros de campo, 43.9 en triples, 92.1 en tiros libres y 23.3 PER para el segundo.

El primer MVP tenía como otro candidato principal a Shaquille O’Neal, aunque para mi hay un hecho determinante. La temporada anterior, y sin Nash, Phoenix terminó con un pésimo 29-53 de balance. Ni con la llegada del canadiense se auguraba una campaña tan buena como la que se consiguió, siendo los Suns el mejor equipo de la liga con un 62-20.

Para el segundo MVP vimos como Nash hizo una de las mejores temporadas de su carrera. Tenía como competidor a Kobe Bryant, que con sus 35.4 puntos, 5.3 rebotes y 4.5 asistencias también merecía el galardón. ¿Qué hizo el base para llevarse el premio? Aparte de conducir a Phoenix a 54 victorias en la Conferencia Oeste, sin Amar’e Stoudemire que causaba baja por lesión, entró por primera vez en el club del 50-40-90.

Se pueden discutir los MVP’s, nunca lo negaré, pero dárselo a otro hubiese conllevado la misma polémica sólo que con Nash donde están O’Neal y Kobe. Precisamente en la siguiente temporada, con el MVP de 2007, el canadiense realizó la mejor campaña de su vida con 18.6 puntos, 11.6 asistencias, 3.5 rebotes, 0.8 robos, .53.2 por ciento en tiros de campo, 45.5 en triples, 89.9 en libres y 23.8 de PER.

A pesar de todo lo que he puesto en esta larga lista de momentos memorables de Nash con Phoenix hay uno más, uno por encima de todos, incluso de los MVP’s. Me refiero al último partido que jugó con los Suns en el US Airways Center.

El marcador del encuentro daba igual, Phoenix no entraba a los Playoffs y su rival, San Antonio, estaba clasificado. Ambos conjuntos tenían a los suplentes en pista cuando, a falta de unos cuatro minutos del que ya se preveía como último partido de Nash con la franquicia, se empezó a escuchar un ligero «We want Steve!» desde la grada.

Poco a poco los gritos fueron aumentando hasta que, en una preciosa imagen, todo el pabellón estaba en pie y al grito de «WE WANT STEVE! WE WANT STEVE!» pedían a Alvin Gentry que sacase por última vez a Nash como local del estadio de Arizona.

Y Nash salió. Absolutamente todo el mundo aplaudió mientras carteles y cientos de camisetas del base se distribuían entre la multitud de gente congregada para ver cómo el mejor jugador de la historia de Phoenix Suns se despedía de su afición, de su equipo, de su gente.

Así se debe recordar a Steve Nash. Un jugador que aunque no dio el primer anillo de la historia de la franquicia, levantó pasiones a lo largo y ancho del mundo y nos hizo disfrutar con una técnica abusiva que superó al resto de los elementos.

Fuente de la foto: Wikipedia (CC)
Fuente de la foto: Wikipedia (CC)

LOS ÁNGELES LAKERS- Adrián Rodríguez (@Bang4Three)

Steve Nash, un jugador que ha marcado una época en la NBA, un jugador diferente, un jugador que tiene magia entre sus dedos, o mejor dicho, en las neuronas que procesan el baloncesto en su cabeza. Steve Nash siempre ha sido un jugador de baloncesto rápido, y no en el sentido de rapidez física, sino que siempre ha pensado más rápido que los demás y eso le ha proporcionado una IQ sobre la pista privilegiada, pudiendo asistir a sus compañeros cuando nadie más podría hacerlo. Cuando en el verano de 2012 saltó la noticia de que Los Ángeles Lakers obtenían a Steve Nash mediante Sign And Trade, la primera sensación que tuve fue de felicidad, ya que por fin Kobe Bryant tendría un base de verdad a su lado, el mejor base de los últimos tiempos, uno de los mejores en la historia. Si bien la edad hacía pensar que Nash no podría estar al nivel de los años dorados en Phoenix, pero sí poder ser un jugador determinante en el juego de la franquicia angelina a la hora de liderar y ser decisivo. Nada más lejos de la realidad, así fue en su primera temporada. Muchos critican al Nash de aquella campaña, tildándola de floja, pero a mi parecer un jugador de 38 años en la posición de base, que hace los números de 12,7 puntos 6,7 asistencias y un porcentaje de triples del 43% es un jugador increíble. Apareció en momentos decisivos en partidos importantes, recuerdo contra Oklahoma City Thunder, Dallas Mavericks o Toronto Raptors, y mantuvo la cordura en un vestuario plagado de estrellas. ¿Qué más puedes pedir a Steve Nash?

La siguiente temporada, Steve no pudo repetir números ni consistencia debido a las lesiones que le llevan lastrando toda su carrera, sobre todo la de espalda. Un jugador que pudo jugar apenas 15 partidos no puede ser valorado, ¿o acaso hemos valorado a Kobe Bryant? Pero sí nos dejó un partido para el recuerdo el 7 de Febrero de 2014, día de su 40 cumpleaños, regalándonos un oasis en el desierto, con 19 puntos y 5 asistencias contra Philadelphia 76ers. La siguiente temporada sólo pudo completar el training camp de pretemporada para después comunicar su baja toda la temporada.

Aquel partido contra Sixers, fue el último partido que merece ser recordado de Steve Nash, un genio adelantado a su tiempo, ¿o tal vez atrasado? Porque en la era del base físico y más alto, un base bajito, blanquito, con melena y no muy buen físico ha demostrado que la técnica puede estar por encima del gimnasio, que la magia es algo que no debemos perder en el baloncesto, y que se puede jugar incluso con un solo ojo.

En su carta de despedida Steve agradece el señorío y elegancia de los aficionados de los Lakers por ovacionarle incluso no dando buen nivel. Nosotros le agradecemos el esfuerzo para poder ayudar al equipo, la primera temporada y el honor que ha sido para nosotros poder verle vestido de púrpura y oro.

Gracias por todo, Steve #SomosNash