La teoría de Collins

LAS DIFICULTADES PARA DEDICARSE AL BALONCESTO

Fuente: www.abp.es
Fuente: www.abp.es

Muchos sabréis que la primera misión tripulada a la luna con intención de alunizar fue en el Apolo 11. Muchos conoceréis la historia de que el primer hombre en poner un pie en la luna fue el comandante Neil Armstrong. Quizás no tantos sepáis que fue en julio del 69. La mayoría  desconocerá que Aldrin, experto en sistemas, fue el segundo hombre en pisar la luna. Casi nadie estará al corriente que estos dos astronautas estuvieron cerca de dos horas y media caminando por la luna, tomando muestras y haciendo fotos. Seguramente, nadie sepa que el tercero en la nave era Michael Collins, un astronauta perfectamente educado en la Academia Militar de West Point y piloto de combates. Los tres astronautas recorrieron 380.000Km y únicamente Michael Collins fue quien no llegó a pisar la Luna. Imaginaros, después de esa travesía, no pisar el sitio donde vas. Collins era el piloto del módulo de mando. Me imagino la escena:

¡Michael! ¿Llegamos?

No, Neil, aún queda.

¡Michael! ¿Ya?

Nooo. Edwin, aún queda.

¡¡¿Yaaa?!!

¡Noooooooo! ¡Quedan  350.000 Km aún!

Ridícula escena. Imaginad más. Tras la larga travesía Michael dice:

Ya hemos llegado chicos.

Tras 20 minutos de locura, alegría, llantos y abrazos se disponen a bajar Neil y Edwin, pero se paran justo en la puerta, se giran y al unísono dicen:

– ¿No bajas Michael?

No, mejor me quedo aquí, que tengo que hacer una cosa. Ir bajando si eso.

¿Ni a estirar las piernas?

Llantos ahogados de Michael. Fundido en negro.

Os podéis figurar esa escena dramática. Pues esta es una pequeña metáfora de la dificultad que conlleva llegar a la ACB. Muchos jugadores están años y años entrenando, invirtiendo tiempo, esfuerzo y dolor sin garante de nada. Aguantando, en ocasiones, a entrenadores que no confían en ellos. Soportando banquillo estoicamente y al final, cuando están cerca de conseguir  llegar… una lesión, una mala elección, un jugador «mejor»… les priva de tocar la luna. He visto muchos. Algunos ni siquiera llegaron a montarse en el Apollo 11. Generalmente, hacer cábalas sobre quien tocará la Luna es una quimera. ¿Quién hubiera apostado por el presente de Pau Gasol cuando estaban en categorías inferiores? Y ahí está, bailando claqué en la luna con su hermano Marc.

El baloncesto actual es muy exigente. Antes se competía con los de tu casa, luego con los del barrio, luego con los de la ciudad y al final con los de tu país. Yo ni siquiera era el mejor de mi casa así que tuve que ser terriblemente competitivo. Luego vi que felizmente me lo habían puesto muy difícil desde el principio. Ahora, directamente se compite con el mundo. Europeos, africanos, sudamericanos se postulan en equipos donde tú juegas porque las barreras, afortunadamente, se abren. Esto hace que la competencia sea mayor y en ocasiones el niño se frustre antes casi de haber empezado.

Antes no se veía el baloncesto como una profesión de futuro, o yo no lo veía. No percibía el baloncesto de élite como un sitio donde se te otorgaba fama, solo por pertenecer a él. Donde te daban un trato de favor. El baloncesto sólo era una diversión. Ahora se perfila desde muy joven un ambiente muy profesional, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Su entorno, sus agentes, sus exigencias, sus tentaciones… y contra eso también hay que prepararse. Hay que saber gestionarlo.

Desde ya hace unos años el baloncesto se ha empezado a ver «más» como un negocio. Un sitio donde se genera dinero con el riesgo que supone. El dinero confunde, el dinero puede distorsionar una realidad, el dinero es necesario… pero saber que no es la razón de todo, ayuda.

Alrededor de todo esto está el marco de contratación que hace que una situación varíe de un día para otro. Yo jugué con tres «americanos»… Están también las reglas, las normas arbitrales que cambian. Yo jugué cuando había uno más uno en tiros libres… Con esto, el factor adaptación se torna vital y cuanto más rápido te adaptes, mejor. La gente que «vive en la Luna» acaba por no pisarla.

Es sorprendente que cuantas más herramientas tenemos a nuestro alcance, más preparados y advertidos estamos, cuanta más gente queriéndonos ayudar tenemos a nuestro alrededor… más difícil resulta pisar la luna.