La juventud, la clave de estos Boston Celtics
La plantilla solo tiene un jugador por encima de los treinta años.
Si hay algo que define el actual plantel de los Boston Celtics y el proyecto de reconstrucción planificado por Danny Ainge, ese algo es la juventud. Lejos ya de aquellos días – pese a haber sido anteayer como quien dice – en los que teníamos una plantilla plagada de jugadores que superaban ampliamente la treintena, en solo un año y medio, los Boston Celtics han pasado a tener un roster en el que solo un jugador, Gerald Wallace con 32, supera esta cifra.
Esta falta de jugadores contrastados y de alto nivel en la liga (solo Rondo podría merecer tales consideraciones), nos puede – y nos va a – privar de optar a algo realmente grande durante los próximos años, pero al menos, para el que esto escribe, le hace ver esta temporada en la que los Boston Celtics van a perder más de lo que van a ganar y en la que solo el paupérrimo nivel de la Conferencia Este nos permite soñar con una última plaza para los playoffs, de manera muy emocionante. Me explico, no es que uno sea masoquista y le guste perder todos los días, no – no soy seguidor de los 76ers -, pero creo que el actual roster de los Celtics tiene más de un motivo para ilusionar al aficionado de cara a un futuro. ¿O es que me van a negar ustedes que es más bonito ganar con un equipo del que te sabes cada desventura de cada jugador porque le has visto en tu equipo desde que no se sabía atar los cordones ( el caso de los Spurs ), que ganar con los típicos mercenarios de turno que vienen a tu casa solo porque creen que aquí van a poder ganar algún anillo durante los próximos años (el caso de los Cavs)?. Pues eso. Y mis motivos para creer que estamos «fabricando un campeonato», en palabras de Danny Ainge, son los siguientes.
1. Absolutamente ningún jugador de los Celtics aún está en el mejor momento de su carrera. Lo cual quiere decir que: bien sea mucho, como en el caso de los Rondo, Sullinger, Turner, Smart, Olynyk o Green, o poco, como en el caso de Wallace o Zeller, todos los jugadores tienen un margen de mejora. Celebrémoslo, este equipo nunca será peor que ahora, ningún año será tan malo como este, todo lo que nos queda es mejorar, el cielo es nuestro límite… Bueno, esto último es mentira, realmente creo que tenemos un buen equipo para los próximos años, pero nos sigue faltando esa joya de la corona que necesitamos, y que solo podremos obtener mediante traspaso o draft.
2. Los jugadores que ya llevan un tiempo en la franquicia, pero que siguen siendo escandalosamente jóvenes, como Bradley, Sullinger y Olynyk, no han parado de mejorar año a año. Si bien Bradley era un jugador que enamoró a Doc Rivers por su talento defensivo, y poco veíamos en él aparte de esto, y Jared Sullinger llegó solo con un talento para el rebote sobre su espalda, aparte de una lesión en esta que le privó de gran parte de su primera temporada, ambos han ido creciendo de manera exponencial hasta el punto de que Bradley se ha configurado como una amenaza bastante seria desde la línea de tres, y Jared Sullinger, no solo se ha recuperado – al parecer – perfectamente de sus problemas de espalda, sino que su capacidad de anotar le ha llevado a ser una de las principales referencias del equipo en este apartado.
Por su parte, si Kelly Olynyk fue estupendamente recibido por los aficionados Celtics, esto fue más por su apariencia exótica y carisma personal que por su calidad como jugador… Y eso que esta no era poca. Tras un comienzo algo decepcionante, en el que se refugió en un tiro de media distancia que en principio solo debía ser un buen recurso pero que se convirtió en su principal argumento, al final de la temporada pasada y el comienzo de esta, se le ha visto ya mucho más agresivo, haciendo lo que todos esperábamos que hiciese cuando le vimos llegar desde Canadá con ese aire vikingo: partirse la cara. Así, en el primer partido de la temporada, frente a dos que no son precisamente unas monjitas (Kevin Garnett y Plumlee), se le vio agarrándose a los machos y peleando cada pelota como si fuese la última, para acabar siendo el máximo anotador del equipo. Si sigue por este camino, su futuro es muy prometedor, más si tenemos en cuenta la actual época de decadencia de jugadores interiores.
3. Este año - como los 200 siguientes si las cuentas no me fallan – teníamos una buena posición en la mesa del draft y solo faltaba que el repartidor nos diese buenas cartas en el que muchos han calificado como el mejor draft de la última década. Y parece que Ainge no ha fallado el tiro, tanto Marcus Smart (pick #6) como James Young (pick #17) son jugadores de un gran potencial que, al menos el primero, debería pelear el premio a Rookie del Año; al parecer por las palabras de su entrenador, Brad Stevens, y por el acutal roster del equipo, oportunidades y minutos para estar en la pelea no le van a faltar, ahora solo falta que lo sepa aprovechar.
Por su parte, si bien la llegada de James Young se ha visto un tanto eclipasada por la del base, Danny Ainge no ha hecho más que hablar bien del escolta de Michigan, poniéndole muchas veces por delante de Smart en cuanto a sus «esperanzas«; esperemos que se recupere pronto de su lesión de esta pre-temporada y que no falte a las expectativas de su jefe. En cualquier caso, hay motivos para pensar ambos pueden convertirse en grandes jugadores.
4. Como cada año, nuestro General Manager ha demostrado no saber quedarse de brazos cruzados, y si este año no ha hecho ningún gran traspaso que resucitase (como en 2008) o matase (como en 2013) a la franquicia, sí que se ha movido bastante y, a mi parecer, bien, durante este verano. Como resultado tenemos que a la franquicia de Massachusetts han llegado tres jugadores, Marcus Thornton, Tyler Zeller y Evan Turner. Si bien de los dos primeros no podemos esperar cosas demasiado grandes, sí que son jugadores que vienen a completar las principales carencias del equipo, la anotación y el juego interior, respectivamente; además, como no podía ser de otra manera, al tratarse de jugadores muy jóvenes que van a poder disputar muchos minutos bajo la tutela de un muy buen entrenador, todavía no está muy claro donde está su techo. Aunque tenemos bastante claro que ninguno de ellos va a ser All-Star, y si lo son, algo malo está pasando en la NBA.
Un caso bastante distinto es el del tercero de ellos, Evan Turner. El de Chicago es todo un número dos del draft que, pese a haber visto como su carrera a sufrido un ligero revés tras sus seis últimos meses en los Indiana Pacers, donde ha adquirido fama de rompe vestuarios, su calidad está fuera de toda duda. En su etapa previa a este medio año en Indiana, Turner demostró gran parte de su potencial en una franquicia rodeada de tanta incertidumbre como los Philadelphia 76ers, donde acabó promediando números de 17.4 puntos, 1 robo y 6 asistencias. No son para nada malas estadísticas y puede encajar a la perfección en la franquicia, bien sea saliendo como sexto hombre y «rompiendo» el partido (le gusta acaparar el balón y penetrar constantemente, lo que es una agradable alternativa en un equipo tan de juego colectivo como estos Celtics comandados por uno de los mejores playmaker de la NBA), o como #3 titular en caso de que lo haga excepcionalmente bien y le acabe quitando la titularidad a Jeff Green. En todo caso, es una excelente adquisición para los Boston Celtics más necesitados de anotación y de jugadores con capacidad de penetración en años.
5. Por último, y quizás más importante, la evolución de los que están marcados como líderes de este equipo, Jeff Green y el capitán, Rajon Rondo. Si bien tuvo sus altibajos a lo largo de la temporada, Jeff Green demostró que el cartel jugador referencia no le pesa en demasía y que le gusta tener el balón en los momentos en los que a otros les pesa demasiado. Pese a no ser una maravilla, sus números la pasada campaña (16.9 puntos, 4.6 rebotes y 1.7 asistencias) están de acuerdo al contrato que tiene y, como no podía ser de otra manera, su juventud hace que aún no haya alcanzado su cima como jugador y, simplemente con mejorar su regularidad, ya estaría dando un salto importante dentro de la jerarquía de la NBA.
Poco se puede decir de Rajon Rondo. Sin ninguna dudas el mejor playmaker de la NBA, alejado de aquellos días en los que decían que solo era bueno por ser un base al que le gustaba más pasar que tirar, lo ideal para un equipo rodeado de estrellas como en el que esteba. Ahora, recuperado de la lesión que le apartó de las canchas durante casi dos tercios de la temporada pasada, esta será la primera ocasión de su vida en la que él sea la cabeza visible de un proyecto. Nadie sabe lo que puede llegar a ser, quizás vuelva a donde estaba antes (entre los tres mejores bases de la NBA), quizás nunca recupere su nivel, y por su juego colectivo se vea afectado al no estar tan bien rodeado como antaño… Quizás, como dijo Ainge, esta sea la mejor temporada de su vida y veamos a un Rondo que luche por cosas aún más grandes a nivel individual.
No sabemos lo que puede llegar a ser Rondo, ni siquiera sabemos hasta dónde puede llegar ninguno de estos jugadores, la única manera de averiguarlo es verlos noche tras noche, y a mí me han convencido para hacerlo. Y recuerden, la noche es para los jóvenes, Let´s go Celtics.